domingo, 23 de enero de 2011

DESNUDECES

Escribe Jose Luis Jacobo
www.noticiasyprotagonistas.com

El fracaso de la política turística basada en la idea de recuperar para Mar del Plata aquel target de alto valor económico, ha tenido en la imposibilidad de ingreso a puerto del crucero “Aida Cara” un golpe fatal. No pudo ser ingresado a puerto por la firme decisión de los prácticos de no aceptar la presión del consorcio portuario, presidido por Eduardo Tomás Pezzati, que exigía que la nave amarrase en Mar del Plata con vistas a los anuncios políticos que la operación generaría.
Este último episodio es la revelación fáctica de la inutilidad de la draga Mendoza, tal como se ha señalado desde este espacio una y otra vez, ya que dicho navío no posee las características requeridas para la tarea que hace falta realizar en la entrada a puerto de esta ciudad.
Millones de dólares se han invertido en operaciones sin valor práctico, un costo notable para una decisión que no resuelve la problemática del puerto. Y no lo resuelve porque la densidad del banco de arena exige un navío con otro equipamiento, o la toma de decisiones de fondo para dar al puerto la movilidad necesaria.
Nada de ello se ha hecho, y es correcto preguntarse las razones. Podría argüirse incapacidad, pertinacia en el error, mediocridad. Es posible que sea todo eso, aunque creo que la respuesta real está en volumen de recursos que se emplean para ficcionar la operatividad de la draga.
Según se ha señalado, la última batimetría oficial -que desnuda la situación del canal secundario luego de más de un año y medio de trabajo de la Draga C Mendoza- ha arrojado que la eslora máxima permitida para ingresar alcanza a buques de 170 metros, con una limitante de 150, dependiendo de las condiciones del mar. La misma que tenía casi un año atrás, cuando ingresó el buque Aconcagua, que no pudo completar carga, ya que de hacerlo, era altamente probable que encallara en la boca del puerto. No obstante el desmadre, todo se calló, por boca de una prensa dócil, adocenada y afecta a pegar gacetillas que son presentadas como información o noticias.
El último lunes 16 expliqué en la radio por qué no era posible el ingreso a puerto del crucero “Aida Cara”. La respuesta a tal exposición de las dificultades operativas que tal buque no podría sortear fue una nueva vuelta de mentiras a cargo de Eduardo Tomás Pezzati, que cree –y hace creer, que es lo peor- que todo se trata de enconos personales.
Tal vez tenga razón Pezzati: es un encono personal para mí que se le mienta abiertamente a esta comunidad, y también lo es que haya medios y sujetos que se presentan como periodistas que repitan la mentira oficial.
Físicamente cerca, pero lejos de la agencia Dynamis Turismo, que se había hecho cargo del factor receptivo-, cundía el pánico: habían contratado 11 combis para transportar a los pasajeros, y previsto excursiones y actividades opcionales. Querían dar la mejor imagen de Mar del Plata, pero hallaron la mentira desnuda como el rey ante el espejo: el armador anunciaba por mail que el buque se quedaba un día más en Montevideo y renunciaba a la escala en Mar del Plata por falta de garantías.
Sun Tzu, en su inolvidable “El arte de la guerra”, escribió: “No esperes nunca algo de talento de un imbécil”. Qué acertado.

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