El conductor de la Corriente por una Comunicación Nacional y Popular inaugura esta nueva sección con un fuerte llamado a la militancia para defender el proyecto que encabeza la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y consolidarlo en las elecciones de octubre próximo.
Después del primer impulso tras la recuperación de la democracia, donde hubo una gran participación de la ciudadanía, los años que siguieron llenaron de apatía a la política nacional. Los ciudadanos no pelearon por comprometerse, se vaciaron las unidades básicas, se vaciaron los centros cívicos, los comités radicales, las bibliotecas porque la política transitaba por un carril y la expectativa de los ciudadanos por otra.
La política se vio sometida a querer coquetear con los intereses. Todo estalló en el 2001. Ese sometimiento de la política a los intereses de los poderosos terminó en un gran estallido social, cultural, político, por aquellos años, que todos recordamos comos los peores momentos de la Patria.
De ese nuevo orden cultural surgió un emergente político que fue Néstor Kirchner, y con Néstor las políticas de desafiar poderes, de avanzar en justicia social empezaron a generar una mística militante que se ve en todos los sectores de la juventud, en sectores medios que eran los que aportaban a esa apatía. Ahora ven la necesidad de comprometerse con la causa de Cristina y preguntan “¿Cómo hago para militar?”, porque no militaron nunca. Claro, no había incentivo para militar, no había propuestas que enamorasen a las familias, a la gente, a los ciudadanos.
Una de las formas que tenemos de militar para desempolvar esa apatía y asumir el compromiso es formar nuestras “Casas Compañeras”. Contarle al vecino con el cartel en la puerta de Cristina 2011, con el cartel en la puerta de “Casa Compañera”, que esta familia, estos compañeros asumen el compromiso de defender el proyecto nacional. Entonces, seguramente se interpelará al vecino, al verdulero, al amigo del hijo, porque mostrar el orgullo de ser un compañero que abre su “Casa Compañera” al debate, a la reflexión, a la militancia, es realmente una forma de militar.
Cuando el compañero que antes tenía apatía y ahora tiene necesidad de expresar pregunta “¿Cómo hago para militar?”, la respuesta es muy simple: volvemos a lo más básico, a los más tradicional del proyecto nacional; abrir nuestras “Casas Compañeras” a la película que hable del proyecto, a la lectura del diario donde cuestionemos y resignifiquemos lo que dicen las tapas de los diarios con letra de molde criticando a Cristina, a escuchar al vecino, al compañero, al amigo o al compañero de trabajo en un proyecto para argumentar y para consolidar el proyecto nacional.
Llenemos la Patria de “Casas Compañeras”. Contémosle a nuestros vecinos que sentimos ese impulso por militar y que no nos avergüenza formar parte de este gran grupo de militantes que quieren que Cristina, en el 2011, gane las elecciones para darle cuatro años más de justicia social a la Patria y para que, definitivamente, la Argentina transite por este destino de país.
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