Ocurrió durante esta madrugada en el barrio Punta Mogotes de la ciudad de Mar del Plata. Antes de morir, una de las víctimas alcanzó a decir el nombre del asesino. El mayor de los hermanos tenía antecedentes penales por robo y tráfico de drogas.
Sobre el 600 de la calle Carriego, en el barrio de Punta Mogotes de Mar del Plata, un grito desesperado interrumpió la calma de la madrugada. Convencido de que algo no iba bien, un vecino de la cuadra se asomó a la ventana y vio a un hombre en calzoncillos sentado en el cordón. Pensó en salir y obligarlo a callarse pero cuando observó que le brotaba sangre a borbotones supo de inmediato que tenía que llamar a la policía.
Cuando los efectivos de la Comisaría 5ª llegaron al lugar, Ángel Servían agonizaba. Casi sin aliento, les dijo que un tal García los había atacado, a él y a sus dos hermanos, con un cuchillo y un machete. Luego se desplomó. Los paramédicos lo subieron a una camilla y lo trasladaron en ambulancia al hospital, donde finalmente murió. Los agentes ingresaron al chalet y hallaron otros dos cuerpos apuñalados. Eran, justamente, los hermanos de Ángel.
El macabro hallazgo ocurrió cerca de las 2 y los investigadores descartaron el móvil del robo: siguen la pista de que el móvil del triple crimen fue un ajuste de cuentas.
La policía también determinó que las tres víctimas, identificadas como Rosalino de 53 años, Agustín de 52 y Ángel Servían de 55, tenían lesiones de arma blanca en distintas partes del cuerpo y no descartaron que el o los asesinos hayan utilizado el mismo cuchillo o machete para matar a los hermanos.
Los peritos que trabajaron en el lugar establecieron que ninguno de los accesos a la casa fueron violentados, por lo que el o los atacantes entraron con el consentimiento de alguna de las víctimas, o era alguien con la suficiente confianza como para tener una copia de la llave.
“Cuando llegamos, el hombre estaba todo cortado, con las tripas afuera, pero nos alcanzó a decir un nombre que ahora estamos investigando si existe”, confió a Tiempo Argentino uno de los efectivos que participó del operativo.
Dentro de la vivienda que los tres hermanos compartían (incluso dormían juntos en la misma habitación) la policía encontró el cuerpo de Rosalino en el piso del comedor. El cadáver de Ángel fue descubierto, en cambio, en el patio trasero. Ambos sólo vestían calzoncillos y según las primeras pericias, la mayoría de las puñaladas fueron por la espalda.
De inmediato se descartó el móvil del robo porque en la casa no faltaba nada y las billeteras de las víctimas estuvieron en todo momento a la vista pero no fueron tocadas.
Los investigadores se inclinan por la pista del ajuste de cuentas, porque el mayor de los hermanos tenía antecedentes por robo calificado y tráfico, incluso la casa había sido allanada unos días antes por una causa de drogas. En tanto, los hermanos menores tenían problemas psiquiátricos y estaban bajo la custodia del mayor.
“Aún no se pudo determinar si fueron uno o más los atacantes pero se sabe que a las víctimas las tomaron por sorpresa, y hasta creemos que estaban durmiendo, porque todas estaban en calzoncillos”, conjeturó una fuente. Los investigadores secuestraron un machete que se cree que fue utilizado para cometer el triple crimen.
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