lunes, 14 de marzo de 2011

MUSICA EN CLAVE DE RE PARA UNOS; MELODIAS INCONCLUSAS PARA OTROS

Escribe Eduardo Cao para El
Retrato de Hoy


Sin pretensión de erudito en esa expresión artística, he llegado a la conclusión la música que nos gusta a los argentinos se interpreta en clave de re. Reelección, reinvindicación, refundación, revancha, reposo, y todos los y las “re” que se les ocurran. Serán bienvenidas. Lo que no nos gusta por estas pampas es un elemento prioritario para escuchar la melodía adecuada: el silencio. Y mire qué casualidad: la primera sílaba de silencio es la última de las notas musicales. Es culpa del pentagrama, porque siempre hay un culpable. Nosotros, nunca.“En música, los silencios son tan importantes como las notas tocadas. Crean la melodía. Sin ellos, nada existiría. Sin el silencio, no existiría la música” (Ana Alcolea, escritora española contemporánea)
El coro kirchnerista comenzó a ejecutar la partitura en clave de re: reelección. El coro opositor reposa peligrosamente.
El estadio de Huracán estuvo repleto para recordar el día en que, hace 38 años, Héctor Cámpora fue elegido Presidente de la Nación en la fórmula que integraba con el conservador Vicente Solano Lima y recuperaba el ejercicio del gobierno para el peronismo, luego de una proscripción de 18 años.
El 11 de marzo, hasta el acto en Parque Patricios, era una fecha secundaria en la liturgia peronista, postergada por otras que tuvieron como protagonista al fundador y jefe indiscutido del movimiento. Eran tiempos de la “juventud maravillosa” que dejó de serlo apenas un año después en la consideración del líder. Es historia, historia argentina que alguna vez deberemos releer los argentinos, culturalmente acostumbrados como estamos a desenvolvernos en los difusos límites entre la razón y la pasión.
Lo cierto es que Cristina Fernández de Kirchner, nostálgica de su declamada juventud militante en los 70, dio la bendición a su círculo áulico para masificar el planificado “operativo clamor” reeleccionista. Claro que entre esos incondicionales, predomina la transversalidad por sobre el peronismo. Las ausencias de Hugo Moyano y varios gobernadores e intendentes del conurbano que dejaron casi en soledad a Daniel Scioli en el palco, fueron síntomas elocuentes. Casi una reedición del sententismo, pero sin guerra fría ni muro de Berlín ni patria socialista ni patria peronista. Aunque… bueno, si de algo de eso se tratara este afán vernáculo siglo XXI, no pasaría de una melancólica y grotesca imitación.
La Presidente utilizó un tono conciliador ante la multitud –buena parte movilizada desde provincias como Chaco y Entre Ríos- pero sin hablar de su disposición a afrontar un nuevo período en el gobierno. Dio indicios: al recordar a su marido fallecido, dijo que su deber es defender y seguir adelante con el modelo kirchnerista. ¿Quién mejor que ella?, entonces. Pero los tiempos políticos, para el cristinismo y para la propia protagonistas, recomiendan esperar unos meses. Tal vez entre mayo y junio, con el límite del calendario electoral, sea la fecha propicia para un anuncio que, hoy por hoy, tiene una casi certeza: volverá a postularse.



OTRA MÚSICA

Pocas horas atrás, una de las tantas encuestas que aterrizan en las redacciones de los diarios, vaticinaba el triunfo de la Jefa de Estado en la primera vuelta, con un 30,5% de intención de voto por sobre Macri, Alfonsín, Cobos, Duhalde, Carrió, Solanas, y compañía. Si embargo, en una también hipotética segunda vuelta o balotaje, Cristina perdería al menos con cuatro de ellos, sin que la enumeración anterior indique la ubicación que tendrían en los números finales.
El sondeo también indica un número importante de indecisos, que podrían torcer los resultados. Pero también sostiene que para evitar que CFK asuma un nuevo período, hace falta que alguna o algunas de las fuerzas opositoras alcancen acuerdos electorales para el 23 de octubre. La posibilidad aparece como lejana, aunque no habría que descartarla a partir de abril/mayo, meses clave y de internas, en el radicalismo y el peronismo federal.
Mientras, la melodía que se interpreta en el campo que enfrenta al kirchnerismo, es la del intervalo; la de la espera de la decisión final de Cristina. Que sea sí o que sea no, parecería que obliga a ser pacientes. Es una fórmula, ¿no? Quizá sea lo aconsejable, quizá no…
La realidad, por el momento, es que el oficialismo ha elegido contrincante: Mauricio Macri. No de ahora, sino desde hace tiempo, el jefe de Gobierno porteño reúne las condiciones, al decir de funcionarios de la Casa Rosada y habituales visitantes de Olivos, para polarizar la elección general. Sería la lucha entre el progresismo que el kirchnerismo ha convertido en bandera de todos sus actitudes (no de sus acciones y decisiones de Estado), contra la derecha conservadora y reaccionaria en la que se encierra la pertinaz teoría de ángeles y demonios predicada desde los atriles del poder.
Mientras tanto, de silencios ni hablar. Ni para escuchar la buena música a la que, melómanos o no, aspiramos los argentinos. O una parte importante de la sociedad. ¿O quizá, sólo mi círculo familiar y yo?

caoelretrato@live.com.ar

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