Por Ricardo Juan para el Diario
El Atlantico de Mar del Plata
Peñarol se consagró bicampeón ante un Atenas que presentó una durísima batalla en el quinto juego. Facundo Campazzo se iluminó en el cierre para destrabar un juego cargado de nervios y desatar el delirio en el Polideportivo. Imágenes de otra noche histórica para un Milrayitas cada vez más grande
Peñarol no la traía tan complicada a la final. Parecía que con las palizas demostradas ante Atenas a lo largo de la serie ya había hecho lo suficiente como para merecer un festejo sin contratiempos. Sin embargo, el equipo marplatense debió esforzarse al máximo ante los cordobeses, que anoche presentaron una batalla durísima de la mano de Greg Lewis. Pero la fiesta era tan linda como impostergable. Y Facundo Campazzo se iluminó en el cierre para destrabar un partido cerrado. La llave de la victoria estaba envuelta en su atrevimiento. El pibe, que llegó de Córdoba pero ya es hijo de Peñarol, selló la historia a favor del equipo de Sergio Hernández, que se impuso 89 a 83 y festejó el bicampeonato y su tercera corona en la historia liguera.
La recompensa para tanto esfuerzo fue la mejor de todas. El deseo de “Oveja” de celebrar en el Polideportivo se viene multiplicando desde el año pasado. No es más que el premio para el mejor equipo del último lustro, que ni aún así se conforma y ya piensa en ir por más en la próxima temporada.
El instinto asesino de Peñarol no conoce de relajación. Por eso el equipo marplatense tuvo un inicio de juego arrollador, para dejarle en claro a Atenas que no tenía chances de arruinarle la fiesta. Leo Gutiérrez clavó un triple en el primer ataque del partido y empezó a marcarle la cancha a los cordobeses. El “Milrayitas” arrancó muy certero en ofensiva ante la propuesta zonal 2-3 que presentó la visita. Una conducción “picante” de “Tato” Rodríguez, los aciertos perimetrales y las penetraciones de Lamonte, con algún contraataque incluído, hacían pensar que la historia acabaría prematuramente (17-7). Pero Atenas reaccionó con un recurso que lo ninguneó durante toda la serie: el tiro de tres puntos. Uno de Lábaque y otro de Lescano ayudaron a acortar la brecha. Y Greg Lewis (8) echó mano a toda su potencia para complicar debajo de las tablas. Cuando la visita se acercó (19-16), un triple de Leo Gutiérrez le devolvió la calma a Peñarol que, si bien no estuvo sólido en defensa, tuvo la virtud de repartir muy bien el goleo (12 puntos de Gutiérrez, 9 de “Tato” y 9 de Lamonte) para ganar el primer segmento 33 a 26.
Liderado por Gerlero (8 puntos), Atenas le dio más consistencia a su batalla en el segundo cuarto. El pibe no ofició como tirador, sino que eligió el camino de atacar el canasto en penetración. Sus posteos sobre Lamonte también le crearon problemas a la defensa local y permitieron a los cordobeses igualar el juego (37-37). Sergio Hernández advirtió las falencias defensivas de su equipo, que además tuvo numerosas pérdidas (10 en el primer tiempo), y mandó a la cancha a los cinco relevos. En consecuencia, el desarrollo se tornó más cerrado, algo muy cercano a las preferencias de Atenas. Campazzo (6) y Reinick (4) fueron importantes para no otorgarle la delantera a la visita. Leo Gutiérrez, muy encendido, salió al rescate y clavó dos triples (46-42). Aunque el empuje de Lewis mantuvo a Atenas cerca antes del descanso largo (49-48).
Peñarol presentó una defensa más sólida en la reanudación. Respaldado por un mejor trabajo en su aro, encontró réditos en el de enfrente. “Tato” Rodríguez y Leo Gutiérrez intentaron marcar el camino con dos triples y el local tomó una ventaja de 8 puntos (58-50). Sin embargo, Lewis (11) y su jerarquía lideraron un parcial de 8 a 0 para que Atenas equipare el tanteador (58-58). Fue un concierto del estadounidense, que jugó su mejor partido de la serie. Lábaque también apareció con un triple para otorgarle la delantera a la visita por primera vez en el partido (61-59). En un momento crítico, un doble con yapa de Selem Safar y otra acción de doble y falta de Gutiérrez le dieron respiro al “Milrayitas”. Aunque Lewis no aflojó y dejó a Atenas bien cerca en el cierre del segmento (67-66).
El último cuarto fue el más cerrado de todos. Con coraje para atacar el aro, Campazzo y Diez le adelantaron a Peñarol (72-66). Pero Lewis no les fue en zaga e igualó la historia de inmediato (72-72). Luego de una corrida de Safar (78-76), el equipo marplatense recibió la mejor noticia posible: a falta de 3'30'', Lewis cometió su quinta falta y tuvo que dejar el juego. Allí apareció Mata para transformar un rebote ofensivo en doble. Y en la ofensiva siguiente, resolvió debajo del canasto y convirtió de modo elegante para tomar que su equipo tome una brecha más que interesante (83-78). No obstante, un triple de Gerlero prolongó el suspenso a falta de 27 segundos (83-81). Con los cortes con falta a los que apeló Atenas en el final, la responsabilidad de los tiros libres recaló en Campazzo. El pibe, que ya ganó dos ligas y jugó tres finales siendo apenas un juvenil, volvió a demostrar toda su valía y no defraudó. El broche de oro fue su robo final sobre Bruno Lábaque, que desató el festejo contenido durante 40 minutos de extrema paridad. Justo ante Atenas, un “chiquilín” cordobés fue el muchachito de la película en el cierre. Para el delirio de todo Peñarol, que parece no aburrirse nunca de gritar campeón.
PEÑAROL 89 - ATENAS 83
S. Rodríguez 12 - Lábaque 8
Lamonte 11 - J. M. Rivero 2
Mata 5 - Lescano 12
L. Gutiérrez 25 - Lewis (x) 31
Leiva 6 - J. Williams (x) 10
Recambios
Diez 3 - Gerbaudo 0
Safar (x) 6 - Gerlero 13
Campazzo 16 - M. García 3
Reinick 4 - Barovero 2
Lauría 1 - Pais 0
Orlietti 2
Parciales
33-26, 49-48 y 67-66
Árbitros
D. Rougier, J. Fernández y F. Vito
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