Por Daniel Lagares
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No fue un día sencillo el de Julio Grondona. Cuando atendió el celular, que siempre atiende aunque no carece de identificador de llamadas, supo que su agenda tendría un tema clave y otro colateral: Primero, desmentir que la reforma de los torneos con la fusión de la Primera División y la B Nacional había sido impuesta desde el Gobierno y, después, que el proyecto seguía en pie.
“Arreglá este quilombo” , le dijo el funcionario desde el otro lado de la línea.
“Y a ese que habló, echalo...” , escuchó. El llamado era innecesario. Grondona sabía lo que había desencadenado la incontinencia verbal de su portavoz Ernesto Cherquis Bialo cuando el martes admitió que “todo este quilombo se salvaba si River no hubiera descendido”. El vocero de la AFA admitía oficialmente que la fusión había sido impuesta por el Gobierno porque necesitaban el rating de River en Fútbol para Todos. Lo mismo habían dicho varios presidentes de clubes, pero sus versiones podrían ser fácilmente desbaratadas por los medios habituales. Al que se le escapó una tortuga de Galápagos era al vocero de la AFA.
Tampoco importaban demasiado los rechazos masivos de los hinchas que se expresaban en los portales. Pocas veces la prensa recogía tanta unanimidad. Hasta en los medios afines al oficialismo destrozaban el proyecto de fusión. Por facebook se convocaba a marchar a las puertas de la AFA, el martes 2 de agosto a las 19. La autodenominada “Marcha Pacífica”tendrá varias sucursales. El mismo día y a la misma hora hay convocatorias en el Monumento a la Bandera (Rosario); San Martín y Sarmiento (Mendoza); Entre Ríos y Santa Fe (San Juan), Boulevard y 25 de Mayo (Santa Fe) y 9 de Julio 660 (Córdoba). En twitter arreciaba la bronca.
“Los dirigentes de nuestro fútbol ni siquiera sirven para unificar un discurso mentiroso”, escribió el ex futbolista Diego Latorre.
Puntualmente, toda la oposición salió a castigar a la relación entre el Gobierno y Julio Grondona. Tenían la oportunidad servida.
Poco después del mediodía, las radios, las ediciones electrónicas de los diarios y hasta un cable de la agencia oficial Télam anunciaba una conferencia de prensa de Grondona en la que la AFA informaría sobre la marcha atrás del proyecto. Ninguno citaba fuentes, imposible reconstruir de dónde salió el dato. Nunca hubo tal encuentro con la prensa en la casa de Viamonte 1366, tan sólo se emitió un comunicado.
Sin embargo, Grondona habló por radio Rivadavia y después con Clarín (ver “ Ni loco...” ). José Luis Meiszner, su secretario ejecutivo, también respondió preguntas.
La fusión no tiene marcha atrás, pero algunas cosas cambiaron. Aunque todos los presentes en la reunión de Ezeiza acordaron que el proyecto se terminaría de tratar el 18 de octubre, Grondona y Meiszner aclararon que ese día la Asamblea sólo tratará la elección de nuevas autoridades y que “antes de fin de año” se tratará el proyecto, posiblemente en noviembre. Los directivos de los clubes se enteran por estas líneas que el nuevo torneo terminará de aprobarse después de la novena reelección de Grondona en la AFA que le permitirán completar un ciclo de 36 años al frente de la entidad y de las elecciones presidenciales que pueden extender el gobierno de Cristina Kirchner a 8 años.
En ambas asambleas habrá 49 votos en juego: 20 de clubes de Primera, 7 del Consejo federal (Ligas del Interior); 8 de la B Nacional, 7 de la Metro; 4 de Primera C y 3 de Primera D. La fusión de los torneos tiene 15 votos asegurados (B Nacional y Ligas del Interior) y en la primera votación ya tuvo 22 de Primera. No cambiarán, a no ser que cambie el panorama político después del 23 de octubre. Entonces, sabrán...
Julio Grondona cerró su agitado día en paz. Hizo lo que tenía que hacer, como siempre. Hay que ver si los hinchas (y los dirigentes de los clubes) le creen.
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