sábado, 3 de septiembre de 2011

LA COMUNICACION IRRESPONSABLE Y LA PARANOIA GENERALIZADA

Por Valentin Belza


Actualmente en nuestro país se están viviendo días de gran preocupación en la sociedad, debido al conocido caso de Candela Rodríguez, la chica de 11 años que desapareció el 22 de agosto cuando salía de su casa en la ciudad de Hurlingham, y tras nueve días fue encontrada asesinada a unas treinta cuadras de su casa.
Más allá del hecho lamentable de su muerte, que provoca dolor y por el que debe haber justicia, considero que es indispensable analizar qué efecto tuvo esta noticia en la sociedad y cómo se vio incentivada la paranoia por parte de los medios masivos de comunicación.
La desesperación y paranoia como reacción consecuente ante un determinado hecho, es una actitud totalmente lógica tras el “bombardeo” de información que recibe cada televidente, oyente o lector de los diferentes medios de comunicación.
Según Sigmund Freud, “la personalidad paranoica llega a creer que los que le rodean quieren asesinarle”, y eso es exactamente lo que se transmite constantemente desde el periodismo argentino: Que no se puede vivir sin que nos quieran asesinar.
Sin embargo, el problema más grande no es sólo que se promueva esta conmoción desde las empresas mediáticas, que tienen intereses concretos de lucrar con casos como el de Candela, sino que el análisis de cómo se genera una desesperación masiva como la actual, no radica únicamente en los medios de información, sino desde un concepto mucho más amplio: La comunicación.
Para comunicar no hace falta hacerlo desde un medio, ya que todos comunicamos y transmitimos información constantemente en nuestra vida diaria, en cada conversación que mantenemos. Actualmente, el rol de cada ciudadano como agente comunicador se potenció considerablemente con la aparición de las redes sociales, donde se ha generado un foco de repetición de información no corroborada que se suma a la paranoia generalizada.
Lógicamente, no se le puede exigir la misma responsabilidad a un medio que a una persona sentada delante de su computadora, pero sí se debe tener en cuenta que las falsas informaciones, provengan desde la televisión o desde cuentas de redes sociales, son una peligrosa arma que provoca esa paranoia y desesperación que es casi imposible de detener.
En Mar del Plata, por ejemplo, tomó importante trascendencia el pasado martes 30 de agosto, una “cadena” en Facebook donde se daba el siguiente mensaje:
“URGENTE!!!! MAR DEL PLATA (RECIEN) ROBARON UNA NENA DE 12 AÑOS DE LA MANO DE SU MADRE EN UNA CARNICERIA POR SAN JUAN Y AYACUCHO. LA SUBIERON EN UNA TRAFFIC BLANCA...de la casa velatoria vieron todo... uno es de pelo largo y campera de cuero negra y otro petizo y gordo, manejaba una mujer (o parecía una mujer), dicen que Gendarmería y policía ya la están buscando. DIFUNDAN!! La patente de la trafic blanca con vidrios polarizados es: BKP 792”
El mensaje provoca una lógica preocupación que, sumada a la constante información que paralelamente se estaba dando sobre el caso de Candela y al miedo que se transmite desde los medios, logró que una gran cantidad de personas difundieran este mensaje, pegándolo en sus muros de Facebook, donde más y más gente se ponía en conocimiento de esto que aparentemente había sucedido en Mar del Plata.
Pero intentando averiguar algo más sobre esta información, me encontré con que muchos amigos y familiares me contaron sobre esta historia de la nena de 12 años y la traffic blanca, y estaban totalmente furiosos porque en nuestra ciudad, supuestamente, estaba sucediendo lo mismo que veían en televisión que pasaba en la Capital Federal, y que “ya no se puede salir de casa”. Hablaban claramente motivados por la paranoia.
Sin embargo, al buscar más datos sobre este hecho que había sucedido a apenas 17 cuadras de mi casa, encontré un mensaje publicado por otras personas a quienes no conocía, en sus cuentas de Facebook:
“URGENTE!!!! ESTÁN SECUESTRANDO CHICAS EN LA MATANZA. AYER A LA TARDE FUE EN VIRREY DEL PINO Y A LA NOCHE DETRÁS DEL WAL MART DE SAN JUSTO. NO DEJEN SALIR SOLAS/OS A NINGÚN CHICO X FAVOR. ES DE BUENA FUENTE... UNA TRAFIC BLANCA CON TODOS LOS VIDRIOS POLARIZADOS HASTA EL PARABRISA...PATENTE: BKP-792 CUALQUIER NOVEDAD LLAMEN 911 !!!!!”
Era verdaderamente increíble, la MISMA traffic blanca patente BKP 792 estaba secuestrando chicas al MISMO momento en Mar del Plata y en La Matanza. Posteriormente, me encontré con que había personas afirmando por Internet que esa camioneta (con esa patente) estaba secuestrando nenas más específicamente en González Catán, y también en Lugano y Cañuelas.
Claramente, era información falsa y eso terminé de comprobarlo cuando me enteré que en ninguna comisaría de Mar del Plata hubo denuncias por el secuestro de la nena en San Juan y Ayacucho. Luego, desde la página web de la Dirección Nacional de los Regirstros de la Propiedad del Automotor (http://www.dnrpa.gov.ar/) corroboré que la patente BKP-792 pertenece a la ciudad de Mendoza. Muy lejos de Mar del Plata y La Matanza. Por último, en la edición digital del Diario El Atlántico se confirmó que esa noticia fue un “Falso Secuestro” (http://www.diarioelatlantico.com/diario/2011/09/01/32692-falso-secuestro-de-una-nena-de-12-anos-en-mar-del-plata.html), y ya no quedaban más dudas de la falta de veracidad de esa noticia.
¿Cuál es, entonces, el motivo por el cual se crean estas falsas informaciones? Evidentemente, el único objetivo es sembrar paranoia y desesperación en la sociedad, que a partir de leer este tipo de hechos, instantáneamente los da por ciertos y actúa en consecuencia, criticando al gobierno o al país en su conjunto, lanzando, por ejemplo, la típica frase: “Acá no se puede vivir”.
Si nos remontamos a la historia reciente, recordaremos que nuestra sociedad (a nivel local y nacional) tuvo diferentes temas en los que se contagió de la paranoia y el pesimismo que desde los medios de comunicación se transmitió, algunos hechos siendo ciertos, otros siendo totalmente falsos, pero todos generando una desesperación en la población que parecía que cada hecho sucedía a todo momento y en todas partes del país. Por ejemplo: La gripe A, los secuestros “express”, las tomas de rehenes, las salideras bancarias, “el loco de la jeringa”, “el loco de la ruta”, las jeringas con sangre infectada de HIV en las butacas de cine o en los teléfono públicos, y el supuesto y falso asesinato de un bebé durante un robo en Ayacucho, entre otros. Estos son algunos de los casos más importantes de esta última década que fueron exagerados desde los medios y motivaron la paranoia de la gente, sin que el número de víctimas de estos sucesos representara a un porcentaje significativo de la población.
Resulta lamentable entender que este efecto que se causa en la sociedad cuenta con grupos mediáticos y políticos que se aprovechan de la paranoia de la sociedad, y luego lanzan lujosas campañas publicitarias que invitan al receptor a confiar en ellos para volver a “vivir tranquilos”. Pero además de esos grupos que difunden noticias negativas y auspician los delitos (mientras más víctimas tengan, mayor tratamiento le darán), ahora se suma una población que se informa y comunica a través de las redes sociales. Y es allí donde resulta penoso que lo que se transmite o se “comparte” sean afirmaciones que nunca fueron corroboradas o chequeadas. Luego de eso, desandar el camino de esas mentiras, para calmar a la población, resulta imposible.
Nadie niega que la muerte de Candela Rodríguez fue cierta y lamentable, ni que en nuestro país existe una nefasta red de trata de personas que secuestra mujeres a lo largo de toda la Argentina (lo cual parece no haber sido lo que pasó con Candela), ni que efectivamente se cometen delitos. Todo eso es cierto. El problema está en que a partir de UN hecho de la famosa “inseguridad”, una gran parte de la sociedad es convencida de que ya no se puede vivir sin miedo a ser asesinado o víctima de ese hecho. Esto ya no es preocuparse o estar prevenido ante un posible hecho delictivo, sino que es una desesperación y paranoia provocada por la comunicación (y los comunicadores) irresponsables. Por lo tanto, es indispensable que haya crítica, pero principalmente, auto crítica en este tema, analizando el rol que cada uno de nosotros ocupa en este contexto.
Por último, considero oportuno en esta ocasión citar a un ilustre pensador argentino, que mantenía una enorme conciencia social y un compromiso innegable con la realidad, como Scalabrini Ortíz, que en su libro “El hombre que está sólo y espera” de 1931, dio una frase memorable que es totalmente pertinente a esta problemática de la actualidad:
"Un crimen, un robo, un asalto, un adulterio con homicidio son sucesos sin repercusión social, despreciables y previstos en el equilibrio colectivo. El delito mayor es darles una divulgación indebida, repartirlos por todos los ámbitos, redactados por plumas expertas en sensacionalismo, bajo títulos pomposos, como si se quisiera que todos los hombres tomaran por modelos las fechorías que relatan. Más delito que el delito es la publicidad morbosa del delito.”

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