Por Jose Luis Jacobo
Director del Semanario
Noticias y Protagonistas
A diario asistimos a expresiones de funcionarios públicos que sorprenden por su impudicia declamativa y funcional. Es el caso del autoproclamado estudiante de seguridad César Ventimiglia, quien desde el cargo de Protección Comunitaria, hace a diario anuncios que ya resultan hilarantes de tan irreales.
Ventimiglia utiliza el sistema de “corte y pega” de los medios locales alineados con el Ejecutivo por salario vil para dibujar una realidad bien almibarada. Dijo respecto de las cámaras de seguridad: “En principio iban a ser 65, pero se sumaron otras 55, por lo que llegamos a 120 en esta primera etapa. Luego está prevista una segunda etapa en la que se sumarán otras 200, tras concretar la licitación prevista para los próximos meses". Se le “pasaron” algunos detalles, claro: que el primer llamado fue atravesado por un escándalo de proporciones por los precios inflados a los que se pretendían adquirir esas 65 cámaras. Y que el precio que se paga por estas 120 es equivalente al que se abonaría el primer lote.
Afirma que, para determinar los lugares donde se están colocando las primeras 120 cámaras, se hicieron consultas a las policías departamental y distrital, así como a los foros vecinales. Y detalla: “este último aporte también fue muy importante, porque considerando el hecho de que se trata de personas que viven en los barrios, nos marcaron los lugares donde serían más útiles y eso nos llevó a que, en algunos casos, las cambiáramos de lugar".
Esto es, de planificación estratégica que no sea intuitiva o circunstancial, nada. Y no es el único que se hunde en aguas procelosas: Tránsito ya no hace operativos de alcoholemia por razones no explicitadas; la estrella de las acciones públicas del municipio ha caído en el ostracismo. Las versiones varían: los alcoholímetros caducaron y no hay reposición; el personal calificado para operarlos no hace tareas nocturnas, o sencillamente se ha decidido liberar la calle ante los constantes reclamos de amigos del poder actual, quejosos porque, sometidos a los controles, se sienten limitados en su idea de lo que es disfrutar la noche.
En virtud de ello, 9 personas han perdido la vida en hechos recientes de tránsito, en todos los casos circulando alcoholizados. La funcionaria a cargo del área, la patinadora Claudia Rodríguez, consultada al respecto, manifestó: “No podemos poner un agente de tránsito al lado de cada conductor”. Incluida la propia Claudia, que comete faltas a tropel que no paga y no duda en estacionar su propio vehículo a contramano y sobre la vereda en la puerta de su casa (ver N&P digital, sección Fotos de la gente).
Como todo es un mamarracho, en la misma semana en que se realizó un acto homenaje al tren “El Marplatense”, descarriló una formación TALGO. Fue un mega accidente con inmensa suerte, porque nadie salió herido. Viajaban 90 pasajeros, menos de 10 por cada vagón. Hacer circular cada formación debe ser más costoso que hacer volar un avión de Aerolíneas. Mientras tanto, la ciudad se desangra, y los funcionarios corren felices al cajero del Bapro cada mes a abultarse los bolsillos con la plata de nuestros impuestos y sin devolver en servicio público lo que perciben por estar, ya que no ejercen sus cargos. Una total falta de respeto, qué más se puede decir.
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