domingo, 26 de mayo de 2013

CRECIMIENTO Y DISTANCIAMIENTO CON EL FMI, LOS BALUARTES ECONOMICOS DE LA ERA K

 
 

La "década ganada" alude a la "década perdida" de los '80 en América Latina, signada por la crisis de la deuda y el derrumbe de los indicadores sociales y económicos de las post dictaduras. En diez años se duplicó el PBI recuperando soberanía económica.

 
 
Por:
Jimena Segura
para diario Tiempo Argentino




Treinta años de democracia en la Argentina se cumplen este año, de los cuales la última década corresponde a la gestión kirchnerista. La celebración de los 10 años de conducción a partir de que Néstor Kirchner ganara las elecciones celebradas luego de la bancarrota del 2001, es llamada por el oficialismo como el festejo de la "década ganada". La alusiva contraposición a la llamada "década perdida" de los ’80 en América Latina por el derrumbe de los indicadores económicos y sociales, hace alusión a su recomposición en los últimos años. La cuestión de la deuda y la recuperación de la actividad económica son los ejes de esta postura por lo menos en lo que respecta a su aspecto económico.
ENDEUDADOS. Podría decirse que la historia de la deuda externa argentina forjó la propia historia del país, por lo menos en lo que respecta a las cuestiones económicas y fiscales. Historia negra si las hay, aunque con ciertos matices. No tuvo siempre el mismo peso económico y social, ni tampoco existió siempre la misma respuesta por parte de los gobiernos locales respecto de las necesidades del capital financiero internacional. Tampoco la cuestión de la deuda incumbió sólo a la última dictadura militar. La democracia también tuvo lo suyo, y es que en realidad, si miramos más de cerca, la cuestión de la deuda pública da cuenta en definitiva de la historia económica de América Latina y el mundo. Su evolución es en parte reflejo de las necesidades de movimiento y acumulación de los capitales internacionales a lo largo de los años. Con la desregulación financiera y el abandono de la convertibilidad del dólar en oro en los EEUU en los años ’70, el avance del capital financiero internacional encontró en América Latina un nicho de rentabilidad que se transformó en el histórico endeudamiento de los años ’80. Por eso, en estos 30 años, la Argentina tuvo a la deuda externa como un importante protagonista de su devenir económico y político.
Es así como en los años ’80 el endeudamiento público total prácticamente se triplicó, pasando de los 22 mil millones de dólares a 64 mil millones de dólares en 1989. En los ’90 se duplicó y alcanza años después su pico en el 2004, al rondar los 191 mil millones de dólares, para luego reducirse un 35% luego del Plan Canje (datos Museo Deuda Externa). Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Economía, la deuda pública alcanza a junio de 2012 unos 182 mil millones de dólares. Estos niveles habrían implicado para esta última década una reducción del peso de la deuda respecto de los niveles de producto local. La relación deuda pública/PBI, según los datos oficiales, pasó de ser del 166% en el 2001 al 41,8% en el 2011, alcanzando así niveles similares a los años previos a la crisis.
Como es de público conocimiento, el crecimiento del endeudamiento poco tuvo que ver con un crecimiento de capitales destinados a fines productivos. Las reestructuraciones y renegociaciones de la deuda que fueron sucediéndose a lo largo de estos años (Plan Brady, Blindaje, Megacanje), sólo tuvieron como efecto el crecimiento del costo de endeudamiento público y una

progresiva confiscación de los ingresos fiscales por parte de los acreedores, especialmente extranjeros. De conjunto llevaron a que en el 2001, fuera declarado el default por el entonces presidente Rodríguez Saá. Como dijera el ex gobernador de San Luis "esto no significa el repudio de la deuda externa". De hecho, en el 2005 el gobierno de Kirchner lanzó el canje de la deuda defaulteada años atrás, y en el 2006 se concretó un pago al FMI que significó el fin de la deuda con este organismo multilateral de crédito. El llamado proceso de "desendeudamiento" encarado por la gestión kirchnerista no implicó el fin del endeudamiento público en sí, sino su reducción en términos del PBI, luego del pico alcanzado en el año 2001, y específicamente su alejamiento del FMI pasando a ser sus principales acreedores las agencias locales del sector público (ANSES, BCRA, Banco Nación).
ACTIVIDAD. La estructura productiva y los niveles de actividad económica es otro de los balances que el oficialismo festeja por estos últimos diez años. En esta década, el PBI a precios constantes (sin inflación) se habría duplicado según datos del INDEC. Lo mismo el consumo privado, y el público creció en un 88%. Comparado con las décadas previas, entre 1983 y 1993 el PBI creció un 19,8% y entre 1993-2003 sólo un 8,2%. Por su parte, según el Estimador Mensual Industrial, en estos últimos diez años la actividad industrial habría aumentado un 55,6% como parte de la recuperación del proceso de desindustrialización y desocupación de la década previa. De hecho, según el organismo de estadísticas oficiales, la ampliación de la capacidad instalada pasó de ser negativa en el 2003, a tener un crecimiento del 4,5% en el 2012. Asimismo, la utilización de esta capacidad instalada pasó a ser del 48,2% en enero del 2002, al 71,5% en febrero del 2013. Los incrementos más significativos de la capacidad productiva para el 2012 se observaron en el sector químico, en la producción metalmecánica y en la de minerales no metálicos.
Balances y perspectivas estarán presentes desde todos los bandos en este significativo año electoral. «
 

 

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