El intendente Gustavo Pulti debe hacerse cargo de los errores que ha cometido o su credibilidad seguirá en baja.
 
Promediando la semana seguimos analizando el lamentable hecho político/mediático generado por el Intendente Pulti en relación a la creación de una fuerza policial comunal. Hecho que fue promovido por sus defensores desde el comienzo como la solución única y definitiva, la cura “revolucionaria” a la ola creciente de inseguridad en nuestra ciudad.
Sinteticemos la acotada cronología. Todo comienza con el anuncio mediático del propio intendente en medio de una serie de hechos de inseguridad. Más adelante, un segundo anuncio donde presenta a los especialistas que elaborarían el proyecto (prueba contundente de que anunció antes de tener un proyecto). A estas alturas, nuestra fuerza política ya advertía la ilegalidad de crear un cuerpo en el contexto de la legislación provincial vigente. Advertencia que, en lugar de oír, el intendente descalifica y comienza su discurso de autovictimización.
Un mes más tarde decreta una consulta popular con una única pregunta cerrada que podríamos reformular así ¿pagar o no pagar más tasas? porque la respuesta a querer más seguridad se cae de madura. En fin, para realizar la consulta designa una junta electoral a la que vacía de herramientas para poder trabajar y, el hecho más reciente, el corolario de su victimización, la suspensión de la Consulta Popular.
Ahora resulta que los que advertimos que esto no llegaría a buen puerto, con o sin consulta, somos violentos. Somos violentos porque denunciamos que no había debate suficiente. Somos violentos porque denunciamos que el intendente no busca consenso. Parece un chiste.
Hay una gran hipocresía fundamental entre las palabras y la acción del intendente, hipocresía a la que ya nos tiene acostumbrados el Frente para la Victoria: el gobierno se asume únicamente lo bueno y nunca reconoce un error. Por el contrario, en caso que el error sea demasiado evidente como para taparlo, le echa la culpa a otro, costumbre que ya el genial Tato Bores visualizaba y describía tan bien en uno de sus monólogos.
Ya estamos cansados de que se ponga le “carro delante del caballo”, el proceso debe ser otro. Primero hay que discutir seriamente la seguridad de los marplatenses y tener un cronograma decente de debates entorno a cuáles deben ser las medidas. Luego, elaborarse un proyecto que tenga el consenso de las fuerzas políticas e instituciones de la ciudad. Es un paso posterior a esto que se debe definir cómo generamos la participación de todos los marplatenses, con cuantas preguntas en caso de concluir que la forma sea una consulta popular.
Solo intentamos ser coherentes con lo que hemos expresado en su momento, que es lo que también piensan muchos ciudadanos que nos han acompañado con su voto en las elecciones anteriores y lo que piensan muchos que no lo han hecho.
 
 (*)  Sec. General GEN Mar del Plata