La Corte Suprema de la Nación sancionó al camarista Diego Sánchez con el 10% de su sueldo y ordenó apartarlo de varias causas ante las reiteradas denuncias realizadas por sus colegas de la Sala D de la Cámara Civil de Capital Federal. Ahora Sánchez se niega a entregar los expedientes en los que fue apartado.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación resolvió penalizar con el 10% de su sueldo al juez Diego Sánchez de la Sala D de la Cámara Civil de Capital Federal , en atención a las denuncias presentadas por Patricia Barbieri y Ana María Brilla de Serrat, las dos juezas que con él integran la Sala. Además lo apartaron de varios expedientes que se encontraban frenados por sus constantes licencias, varias de ellas no autorizadas.
La resolución fue firmada esta semana por los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Higthon de Nolasco, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay, en una clara respuesta a la inactividad del Consejo de la Magistratura, que no hizo nada frente a las varias denuncias que el juez Sánchez acumula en el organismo. Además de las presentaciones realizadas por las juezas Patricia Barbieri y Ana María Brilla de Serrat, unos casi veinte camaristas del fuero civil reclamaron hace poco una solución al conflicto interno que desde hace más de tres años atraviesa la Sala D.
La Corte ya se había pronunciado a favor de los agravios de las juezas una vez que Sánchez las denunció por emitir sentencias sin su firma. Tal práctica habría sido asumida por Brilla de Serrat y Barbieri con el objeto de impedir un retraso desmedido en las actuaciones de la Sala, ante la constante negativa del juez Sánchez de tomar parte en las actuaciones. El juez había adoptado esa costumbre y después pedía se declararan nulas las resoluciones que no llevaban su firma. No sólo la Corte Suprema dispuso la validez de esas sentencias, sino que además a partir de 2012 comenzó a rechazar sus pedidos de licencias “académicas”.
Durante el 2013, las juezas Brilla de Serrat y Barbieri adoptaron la práctica de certificar todas y cada una de las ausencias de Sánchez para evidenciar que varias de aquéllas coincidían con fechas en las que él hacía constar en la firma de sentencias –las pocas que se dignaba a firmar-. Según se informó a MyT, la alteración de fechas por parte de Sánchez se habría vuelto una práctica sistemática a fin de disimular lo recurrente de sus ausencias al tribunal. Así las cosas, habría en su despacho bajo llave, unos 45 expedientes que no pueden avanzar porque falta su voto [ver nota de MyT].
Sánchez fue denunciado ante el Consejo de la Magistratura hace dos años por las juezas Brilla de Serrat y Barbieri, por la Cámara Civil en pleno y su tribunal de Superintendencia, por otros camaristas, por la Corte Suprema y también por abogados de la matrícula, en cinco causas cuya suerte en el Consejo se desconoce.
Las magistradas también denunciaron los maltratos que hace tiempo reciben de parte de su colega masculino. Así, por ejemplo, en notas dirigidas a Brilla de Serrat o a la secretaria de la Cámara el juez escribe en negrita: “a la putativa presidenta de la Sala D” en referencia a Brilla de Serrat y las ilustra con dibujos de brujas junto a la frase: “que las hay las hay”.
Cuando la Corte pidió explicaciones sobre las acusaciones realizadas por sus compañeras, Sánchez se limitó recusar a todos los miembros del tribunal supremo y a Alfredo Kraut, Secretario General y de Gestión. En base a esa respuesta los jueces del máximo tribunal consideraron probados los dichos de las juezas, dado que observaron que su negativa a justificar la demora de las causas resultaba “conforme con la actitud denunciada por sus colegas”.
Sin embargo el juez aún se niega a entregar los expedientes a la funcionaria enviada por la presidenta de la Sala, como lo dispuso la Corte Suprema en su resolución. Tal circunstancia motivó la remisión de una nota de parte de la jueza Barbieri al Consejo de la Magistratura informando de lo sucedido. Otro papelito más que continuará inobservado en el Consejo de la Impunidad.
La resolución fue firmada esta semana por los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Higthon de Nolasco, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay, en una clara respuesta a la inactividad del Consejo de la Magistratura, que no hizo nada frente a las varias denuncias que el juez Sánchez acumula en el organismo. Además de las presentaciones realizadas por las juezas Patricia Barbieri y Ana María Brilla de Serrat, unos casi veinte camaristas del fuero civil reclamaron hace poco una solución al conflicto interno que desde hace más de tres años atraviesa la Sala D.
La Corte ya se había pronunciado a favor de los agravios de las juezas una vez que Sánchez las denunció por emitir sentencias sin su firma. Tal práctica habría sido asumida por Brilla de Serrat y Barbieri con el objeto de impedir un retraso desmedido en las actuaciones de la Sala, ante la constante negativa del juez Sánchez de tomar parte en las actuaciones. El juez había adoptado esa costumbre y después pedía se declararan nulas las resoluciones que no llevaban su firma. No sólo la Corte Suprema dispuso la validez de esas sentencias, sino que además a partir de 2012 comenzó a rechazar sus pedidos de licencias “académicas”.
Durante el 2013, las juezas Brilla de Serrat y Barbieri adoptaron la práctica de certificar todas y cada una de las ausencias de Sánchez para evidenciar que varias de aquéllas coincidían con fechas en las que él hacía constar en la firma de sentencias –las pocas que se dignaba a firmar-. Según se informó a MyT, la alteración de fechas por parte de Sánchez se habría vuelto una práctica sistemática a fin de disimular lo recurrente de sus ausencias al tribunal. Así las cosas, habría en su despacho bajo llave, unos 45 expedientes que no pueden avanzar porque falta su voto [ver nota de MyT].
Sánchez fue denunciado ante el Consejo de la Magistratura hace dos años por las juezas Brilla de Serrat y Barbieri, por la Cámara Civil en pleno y su tribunal de Superintendencia, por otros camaristas, por la Corte Suprema y también por abogados de la matrícula, en cinco causas cuya suerte en el Consejo se desconoce.
Las magistradas también denunciaron los maltratos que hace tiempo reciben de parte de su colega masculino. Así, por ejemplo, en notas dirigidas a Brilla de Serrat o a la secretaria de la Cámara el juez escribe en negrita: “a la putativa presidenta de la Sala D” en referencia a Brilla de Serrat y las ilustra con dibujos de brujas junto a la frase: “que las hay las hay”.
Cuando la Corte pidió explicaciones sobre las acusaciones realizadas por sus compañeras, Sánchez se limitó recusar a todos los miembros del tribunal supremo y a Alfredo Kraut, Secretario General y de Gestión. En base a esa respuesta los jueces del máximo tribunal consideraron probados los dichos de las juezas, dado que observaron que su negativa a justificar la demora de las causas resultaba “conforme con la actitud denunciada por sus colegas”.
Sin embargo el juez aún se niega a entregar los expedientes a la funcionaria enviada por la presidenta de la Sala, como lo dispuso la Corte Suprema en su resolución. Tal circunstancia motivó la remisión de una nota de parte de la jueza Barbieri al Consejo de la Magistratura informando de lo sucedido. Otro papelito más que continuará inobservado en el Consejo de la Impunidad.
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