“Una Pascua Gigante” tuvo notable afluencia de público que copó el centro de la ciudad durante varias horas esperando el momento para degustar una porción de chocolate.
En la ciudad de Miramar empleados municipales y colaboradores se encargaron de ir desmontando las 500 placas de chocolate que conformaron la figura ovoide, mientras otros trozaban las aproximadamente 40.000 porciones que fueron repartidas ante una multitud que armó hasta siete cuadras de cola en triple hilera.
La gente se instaló desde el mediodía en las inmediaciones de la gran carpa colocada en avenida 26 entre 21 y 23, y realizó una larga fila que copó la zona de plazas -algunos hasta con reposeras y el mate para hacer menos densa la espera-, con el objetivo de llevarse un trozo del huevo, en especial los turistas antes de emprender el retorno a sus hogares.
La confección artesanal respetó los tiempos lógicos de un cuidadoso proceso, donde primeramente el pastelero Walter Aragonés junto a su grupo de colaboradores le dio forma a las placas en su local de Mar del Plata y posteriormente éstas fueron colocadas sobre el armazón de madera construido por operarios municipales.
El proceso de armado fue rápido y el jueves Santo ya estaba la obra culminada, lo que permitió que la gente pueda tomar fotos y llevarse un recuerdo del evento.
El moldeo de mas de 500 placas llevó unos 10 días y los tiempos de trabajo fueron cómodos para llegar sin inconvenientes al domingo de Pascuas.
“La estructura de madera estuvo hecha según el plano requerido y eso hizo que fuera seguro el ensamble de las placas ya que el peso es enorme. Necesitábamos trabajar con tranquilidad y se logró, no tuvimos ningún contratiempo porque el compromiso de la organización fue total”, destacó el responsable del Huevo Gigante.
“Siento orgullo por participar tantos años en una fiesta tan particular que ya es un clásico de Miramar. En la vida de un pastelero o chocolatero es muy difícil llegar a hacer algo tan trascendente, por eso destaco la confianza que me brindan las autoridades municipales para llevar adelante este emprendimiento. Además, si la gente puede disfrutarlo, tomarse fotos en familia y degustarlo la alegría es doble”, resaltó Aragonés.
“Es el segundo huevo de chocolate más grande del mundo y no es poco, ojalá este acontecimiento pueda seguir adelante por muchos años más”, concluyó.
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