La Federación Internacional de Periodistas (FIP) y la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC) expresaron su profunda preocupación por la seguridad física de los periodistas en Venezuela, tras el asesinato de Orel Sambrano, editor del semanario político ABC, vicepresidente de la estación regional Radio América 890AM y columnista del diario regional Notitarde. Sambrano fue baleado a quemarropa el pasado viernes 16 de enero en la ciudad de Valencia, estado de Carabobo, por dos hombres que lo interceptaron en una motocicleta.
"La hostil relación del gobierno venezolano, de sus partidarios y de determinados grupos afines hacia los periodistas", ha declarado Zuliana Lainez, Secretaria de Derechos Humanos de FEPALC, " ha convertido a los comunicadores sociales en objetivos. Venezuela se adentra así en la funesta lista de países con climas extremadamente adversos para el ejercicio del periodismo".
Si bien a la fecha, es confuso el móvil del asesinato, no se ha descartado que el mismo haya tenido vinculaciones con el quehacer periodístico de Sambrano. El periodista había escrito sobre casos de narcotráfico, uno de los cuales implicaba a los hermanos Abdala, Alex y Basel Makled, quienes fueron arrestados en posesión de unos 400 kilogramos de cocaína durante un allanamiento de la propiedad de la poderosa familia el 14 de noviembre.
"La FEPALC", ha afirmado su presidente Celso Schroeder, "está consternada por lo ocurrido y se reafirma en su compromiso por la defensa de la vida de los periodistas y por el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, que deben garantizar todos los estados. Nuestros afiliados del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa de Venezuela, cuentan con toda nuestra solidaridad en su lucha incesante porque se haga justicia, tanto en este caso como en el del centenar de periodistas agredidos, hostilizados y perseguidos judicialmente".
La FIP y la FEPALC exigen una investigación inmediata e independiente, que permita identificar a los responsables y condenarlos conforme a ley.
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