sábado, 7 de febrero de 2009

EN LOS 90 SE FUERON JOVENES Y VINO MUCHA GENTE "GRANDE"

+ Por Jose Luis Ponsico


En 1970, el escritor y ensayista, Juan José Sebrelli, por entonces "marxista", escribió uno de los mejores libros que, desde lo sociológicoo, interpretó quizá como nadie el fenómeno marplatense y su valor como ciudad turística. El libro -un clásico- "Mar del Plata, el ocio represivo" tuvo numerosas ediciones. Se agotaron to-das.

Lo que nunca pudo imaginar Sebreli, ahora con 78 años, es que un cuarto de siglo más tarde, Mar del Plata ofrecería una contradicción aún no resuelta: se fueron miles de jóvenes al exterior -una de las causas, la falta de pers-pectiva laboral, aquí- y llegaron otras tantas personas, de la Tercera Edad, en una cifra parecida al éxodo.

En tono peyorativo, a veces jocoso, el marplatense medio define esa etapa de la vida local como "los años que se fueron nuestros jóvenes y la ciudad se llenó de viejos", si tomamos los meses de la población estable. Desde "lo sociológico" para Sebreli -autor en 1964 de otro clásico: "Buenos Aires, vida cotidiana y alienación"- hubiera dado para otro ensayo.

Un trabajo elaborado por Télam Mar del Plata a mediados de los´90, en el segundo mandato de Carlos Menem y cuando los índices de desocupación en la ciudad habían trepado al 25% de su población actividad -unos 580 mil habitantes de acuerdo al censo del´90- "más de 25 mil jóvenes emigraron al extranjero".

El informe redactado por Oscar Ortiz, actual director de "El Atlántico", aludía a un segmento "absolutamente motriz; la generacion del futuro", decía. El trabajo periodístico remitía a jóvenes de entre 19 y 26 años; en su mayoría universitarios, muchos graduados otros no; también trabajadores de oficio y manualidades" añadía.

Más del 70% de "esa juventud maravillo-sa" si se toman pala-bras del extinto general (Juan) Perón cuando volvió de su exilio el 17 de noviembre del´72, se radicó en España. Y de esa cifra, se estima que más de 5 mil jóvenes marplatenses aún permanece en Palma de Mallorca. Allá, ocupan "mano de obra" turística entre mayo y agosto.

Otros ponen el "foco" en natural plano afectivo. Especialmente, los padres de los jóvenes formados en la Universidad local y la cul-tura marplatense -el barrio, la escuela, el club, los afectos costum-bristas; amigos, compañeros, novios, novias- que vivieron (viven) la angustia de la nostalgia, el recuerdo y la renovada secuela de la comunicacion por Internet.

Algunas estimaciones, actuales, dan cuenta que de los 25 mil -cifra imprecisa; sin estadísticas oficiales sobre el mayor éxodo que recuerde Mar del Plata- un 30 por ciento emprendió el regreso a partir de 2003. Con balance "positivo" en muchos casos. En otros
"no tanto".

El 10 se festeja el 135 aniversario de la fundación por Patricio Peralta Ramos. Algún saldo no es, precisamente, alentador. Se cuen-ta que un conocido empresario marplatense -del rubro de las heladerías- falleció de un sín-cope cardíaco hace unos años cuando vió par-tir a dos hijos a la Madre Patria. Quizá, no el mismo día.

Desde el fondo de la historia -como Par-
tido de General Pueyrredón desde el 10 de febrero de 1874- se estima que en 1519 Fernando de Magallanes quedó impactado por la belleza geográfica de lo que hoy es Cabo Corrientes, aunque Mar del Plata siem-pre ofreció imagénes contrapuestas.

A la innegable belleza de la Costa Galana -según el testimonio atribuído a otro célebre navegante europeo como Juan de Garay, que tocó la Costa Atlántica en 1581- las ponderaciones se le sumaron distintos enfoques a par-tir del siglo XX. Un balneario "elitista" en los años ´30, con notables transformaciones sociales a partir de mediados de los´40

La reforma a la Ley de Propiedad Hori-zontal en los´50, dejó atrás la idea de un balneario "agreste" para situarlo en una pequeña "Nueva York" con la playa Bristol como una to-rre de Babel y más de 20 mil personas, veraneantes -atestadas en "la Popular" además de la Bristol, todos los días- en los años dorados hace medio siglo atrás.

Los hijos de esos marplatenses que vivían "el aluvión" turístico de los´50 crecieron en "otra" Mar del Plata, ya en los´60 y 70, década signada por la tragedia Política y los años "del plomo". Con casi 300 jóvenes asesinados por el genocidio que produjo la dictadura militar a partir de 1976.

El éxodo de los´90 naturalmente no tuvo "la causa heróica" del mítico "éxodo jujeño" a instancias de la dramática solicitud del general Manuel Belgrano al pueblo de San Salvador de Jujuy para integrarse a las tropas de la épica del Ejército de Norte, emprendido hacia Tucu-mán en agosto de 1812. Pero la necesidad tu-vo "cara de hereje".

Curiosamente, a mediados de los años
´60, con el advenimiento de las Universidades locales -estatal y privada- otro éxodo, vecino, fue determinante para una entrañable ciudad serrana. Los hijos e hijas de Balcarce emigra-ron a Mar del Plata, para estudiar. Con el bautismo de "La Feliz" cientos de balcarceños vinierony muchos, quedaron.

No hay muchas información oficial sobre cifras y precisiones de marplatense, nativos, radicados en los últimos 15 años en el exterior. Los distintos consulados de países como Es-paña -el mayor residente de hijos de la Ciudad- tienen algunos registros de la salida -casi una "estampida"- de jóvenes locales entre 1995 y 1996- para Europa.

Un académico de la Universidad de las Islas Baleares produjo una investigación sobre el fuerte crecimiento poblacional a fines de los´90 en la España que transitaba el fenó-meno del gran turismo europeo en los años de Felipe González. Según el profesor Pere A. Salvá Tomás, la Argentina (Mar del Plata) marchaba al frente en número de residentes en las Baleares. Se acrecentó en la crisis de 2001.

Desde los´80, en una contramano socio-lógica si se supone el curso del crecimiento de una ciudad turística, pero con notoria influencia de las industrias pesquera, de la construcción y la indumentaria (la
Entre Buenos Aires, hoy Ciudad Autónoma y el conurbano bonaerense, cohabitan más de 12 millones de habitantes. Todos los estudios poblacionales indican que el 70% que emigra de los vastos centros urbanos -y el cli-ma porteño- eligen Mar del Plata, como "ciudad soñada" desde la lógica de un (una) sexagenario (ria).

Dos de los más ilustres marplatenses, el músico Astor Piazzolla y el tenista Guillermo Vilas, alcanzaron su real dimensión lejos de Mar del Plata. Dos de los más célebres entre los notables. El primero, fallecido; el "gran Willy" con domicilio en Montecarlo. Hoy, el
ídolo más popular (Juan Curuchet) vive aquí.

No obstante, los hombres más importantes o influyentes- no nacieron en la Ciudad balnearia. El empresario Florencio Aldrey Iglesias llegó al mundo en los años´30 en La Coruña, España; el jefe Comunal, Gustavo Pulti, nació en Dolores veinte años después Lo dicho: Mar del Plata, bella y difícil. A veces, más para propios que extraños.

No hay comentarios: