Agustín Rossi aseguró que se "deben tomar todas las precauciones del caso" para evitar posibles reclamos judiciales; Redrado, que trabaja normalmente en el Banco Central, evitó opinar sobre una potencial reacción de acreedores, pero reconoció que el tema es delicado
El oficialismo admitió hoy su preocupación ante la posibilidad de que los acreedores en el exterior embarguen las reservas del Banco Central que pretenden ser utilizadas para pagar deuda pública.
El encargado de expresar la voz oficial fue el titular del bloque kirchnerista en Diputados, Agustín Rossi, quien advirtió que "se deben tomar "todas las precauciones del caso" para evitar "una situación de embargo".
"Obviamente que hay que tomar todas las precauciones del caso para evitar situaciones que no queremos que se generen, como abrir algún resquicio jurídico, de tal manera que puedan avanzar en una situación de embargo", afirmó a radio Continental.
Sin embargo, el legislador advirtió que "con la actual estructura jurídica, se puede evitar" este tipo de intervenciones judiciales sobre los activos del país.
Riesgo y alternativas. En las últimas 48 horas, Cristina Kirchner fue convencida de que los acreedores internacionales podrían embargar las reservas del Banco Central destinadas a esa caja.
Según pudo saber de altas fuentes del BCRA y del Gobierno, en el banco y en el Ministerio de Economía se estudian alternativas más seguras para financiar el gigantesco gasto público. En las últimas horas prevalecía la idea de que, cualquiera que sea su presidente, el Central no depositará en una cuenta del ministerio los 6500 millones de dólares previstos en el decreto de necesidad y urgencia (DNU) Nº 2010.
Este cambio permitió ayer a oficialistas y opositores explorar un tímido acuerdo parlamentario. Los más solícitos son los radicales: ya hubo una conversación telefónica entre el jefe de la bancada de diputados de la UCR, Oscar Aguad, y el presidente de la Cámara baja, Eduardo Fellner, en la que se habló de la posibilidad de aprobar el DNU con un par de condiciones: que se constituya sólo un fondo de garantía y que no se destinen reservas a aumentar el gasto corriente.
Otra vía. Mario Brodersohn, muy gravitante entre los radicales, propone que, en vez de crear un fondo, el BCRA vaya transfiriendo al Tesoro, a través de letras, los dólares remanentes del superávit comercial. Serían, en sus cálculos, mil millones por mes. El nivel de reservas, en este caso, quedaría intacto.
El ex diputado radical Raúl Baglini, principal asesor de Julio Cobos, estudiaba ayer un procedimiento similar. Brodersohn y Baglini tienen una antigua relación con el vicepresidente del Central, Miguel Pesce, un radical de origen mendocino que se incorporó al kirchnerismo con el vicepresidente. Si la Justicia confirmara el desplazamiento de Redrado, Pesce quedaría al frente del banco. La candidatura de Mario Blejer se debilitó junto con su padrino, Amado Boudou.
Pesce y los directores encolumnados con él estudian un mecanismo para girar las reservas a medida que se presenten vencimientos. Los más importantes serán en agosto próximo. Hasta ese entonces, tal vez se adopten otros procedimientos, como los sugeridos por la UCR.
Compromiso. En este contexto, Martín Redrado volvió a destacar su "compromiso" con la protección de esos fondos y evitó opinar sobre posibles embargos, aunque advirtió que el tema es delicado.
"Con la fuerza de mis convicciones vamos a continuar cuidando las reservas que son los ahorros de todos los argentinos. Contamos con las herramientas para dar solidez, tranquilidad monetaria, estabilidad financiera y previsibilidad cambiaria", planteó el presidente del BCRA apenas salió de su casa en Belgrano rumbo a la sede de la entidad en Reconquista al 200, donde esta mañana desarrollaba sus actividades con normalidad.
Cuando fue consultado sobre la posibilidad de que el pago de los vencimientos de la deuda pública con reservas del BCRA pueda generar reclamos de los bonistas en el exterior y eventuales embargos, fue tajante. "Es un tema de absoluto cuidado que afecta a la Argentina y corresponde a sus más altos intereses del que no voy a opinar. Cualquier opinión podría afectar los intereses del país", advirtió.
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