Nota realizada por el Portal de Noticias de
de Mar del Plata El Retrato de Hoy
El Obispo Juan Alberto Puíggari habló con “el Retrato…” a poco menos de dos meses de irse a la Diócesis de Paraná. Ahí mencionó su preocupación por las drogas, la prostitución, algunos de los inconvenientes que tiene el país. Sobre esta última dijo que Mar del Plata es hermosa y uno ve que en el verano llegan muchas familias. Entonces me da lástima que se hipoteque eso por insistir tanto en un turismo de prostitución y de juego. Cuando hay eso las familias buscan otros lugares. Cuando uno piensa en las pobres mujeres sabemos que en el fondo ellas son las explotadas”.El Obispo Juan Alberto Puíggari se está yendo hacia la diócesis de Paraná a ocupar su nuevo lugar de trabajo, dejando atrás su tarea en Mar del Plata. En diálogo con “el Retrato…” habló de todos los temas que tocan de cerca a la sociedad. Las drogas, la prostitución, y al final dejó un mensaje hacia los marplatenses.
A fines de febrero, principios de marzo, se estaría yendo hacia su ciudad de origen para tomar la nueva posición que le ha dado el santo padre. “Mar del Plata es un lugar que quiero mucho y la voy a extrañar. Todavía no está el nombramiento para ver quién me va a suceder acá. Supongo que para marzo o abril estará todo listo”, contó.
Las metas a cumplir a veces pueden quedar en el tintero por una u otra razón. En ese contexto, consultado sobre si había cumplido o no todos sus objetivos, dijo que “siempre quedan cosas pendientes. Uno siempre tiene proyectos que a veces no pueden ser desarrollados. Es cuestión de tiempo a veces. Dios nos enseña que somos instrumentos, no somos imprescindibles. Luego vendrá otro y hará lo que tenga que hacer. Estoy sumamente contento con lo logrado”.
Y siguiendo esa línea agregó que “justo a fin de año habíamos nombrado el Secretariado de la Familia para que durante este año diéramos un fuerte curso hacia ellos. Porque estoy convencido que los problemas de la Argentina parten desde la propia familia. Que está muy golpeada y sufrida. Cuando nosotros pensábamos en la marginalidad, en la pobreza, en la delincuencia siempre detrás hay familias que sufren. Seguramente el Obispo lo seguirá haciendo.
En base a su visión de Mar del Plata, de cómo ve la ciudad, declaró que “es una ciudad con enorme potencial. Incluso porque se está haciendo un pequeño clisó de razas de tantas provincias argentinas, como también de otros europeos y latinoamericanos. Aunque hay peligros serios y hay uno en principal, que me preocupa mucho, que es la droga, porque avanzó mucho en los últimos años”.
En cuanto a la prostitución, que fue un tema donde dejó su parecer y dio a conocer sus apreciaciones, dijo que “todos sabemos que es tan vieja como el hombre. Mar del Plata es hermosa y uno ve que en el verano llegan muchas familias. Entonces me da lástima que se hipoteque eso por insistir tanto en un turismo de prostitución y de juego. Cuando hay eso las familias buscan otros lugares. Cuando uno piensa en las pobres mujeres sabemos que en el fondo ellas son las explotadas”.
Del juego dijo que “me preocupan los bingos y los tragamonedas, porque éste último, algunos dicen, que es el impuesto a los pobres. Vemos como los trabajadores salen contando las moneditas del supermercado y en ese deseo de salir de la pobreza apuesta algo que no tiene”. Ahora se va a una diócesis que también tiene potenciado el juego, y al respecto mencionó que “es un mal del país lamentablemente. En la Iglesia estamos formando autoayuda de los ludopáticos, que pierden lo que no tienen”.
A modo de despedida, le habló a la sociedad marplatense: “Hay que cuidar la ciudad. Mar del Plata tiene que dar mensajes de tranquilidad hacia el turismo. De respeto, de solidaridad hacia ellos. Cuando el turista regrese a su casa debe hacerlo muy contento y con ganas de regresar”.
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