El 17 por ciento de los niños y adolescentes argentinos de entre 5 y 17 años que viven en ámbitos urbanos trabajan, según un informe divulgado ayer por la Universidad Católica Argentina (UCA).
Se trata de chicos y jóvenes que realizan actividades domésticas de modo intensivo, que trabajan ayudando a su padres en un empleo por su cuenta para ganar dinero o que hacen trabajos como empleados o aprendices.
De acuerdo al informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, que elabora la UCA, alrededor del 6,9% de los menores de 17 años ejecuta labores domésticas como cuidar hermanos, hacer la comida y atender diferentes aspectos del hogar. En tanto, un 8,7% realiza trabajos no domésticos y un 1,4% de la población analizada hace labores domésticas y tareas fuera de su hogar.
Según el informe, a medida que desciende el estrato socioeconómico, aumenta la tendencia a realizar trabajo doméstico intensivo y trabajo no doméstico. Por ejemplo, entre los niños de 5 a 13 años más pobres, el 6% hace trabajo doméstico y el 5%, trabajo no doméstico; mientras que dicha tendencia en el estrato medio alto es del 2 y el 3%, respectivamente.
"Existe consenso en torno a que el trabajo en la niñez y adolescencia crea condiciones que vulneran el derecho a la salud, la educación y los procesos de crianza y socialización de niños, niñas y adolescentes, reproduciendo condiciones de desigualdad social en los procesos de inclusión social y en las oportunidades de bienestar inmediatas y futuras", afirma el informe.
Los datos del barómetro se refieren a la población infantil urbana, pero el estudio recoge estadísticas que indican que en el ámbito rural trabajan el 8% de los niños de 5 a 13 años y el 35,5% de los adolescentes de hasta 17 años.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, la dimensión del fenómeno del trabajo infantil en América Latina afecta a una población de 14 millones de personas de entre 5 y 17 años.
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