Por Carolina Perin
Noche de sábado.
Un fin de semana como tantos en los que en familia salimos a cenar.
Cuando llegamos a casa decidimos - mi marido, mí hija de 22 años y yo -encender el televisor y comenzar a recorrer los canales para ver si había algo interesante.
De pronto nos quedamos atónitos frente a las imágenes que se reproducían sin ningún tipo de censura ni advertencia en una pantalla abierta a la que puede acceder cualquier menor. Justamente por ser sábado y saber todos, que muchas veces son ellos los que ese día se duermen más tarde.
Se trataba, creo, porque el programa ya había comenzado (eran aproximadamente las 23.15 hs) de una despedida de soltero.
De la exhibición para homenajear a quien se casaba participaban dos jóvenes desnudas en una pileta de lona ensayando con una mezcla que se asemejaba a una pasta resbaladiza, todas las poses y acciones eróticas que uno puede encontrar en una revista que decida comprar o ver en un canal de esas características.
Repito, todo esto era en un canal abierto que nos pertenece a todos los ciudadanos y que el Estado, a través de sus mecanismos legales, otorga la licencia, previa propuesta, a quienes se presenten y ganen esa la licitación.
A continuación lo acarrearon, ésa es la palabra, al protagonista de la jornada a la pileta. Se sumó otra mujer, también desnuda, y las tres desvistieron al hombre que era sujetado de su pelo para que su cara se posara en los lugares del cuerpo que ellas elegían ya sea boca arriba o abajo.
Utilizan luego un artefacto que introducen en el individuo y dejo el relato aquí porque aún hoy después de dos días estoy en shock.
Quiero aclarar que defiendo la libertad individual de cada persona a ejercer su goce en privado como lo crea conveniente.
Pero también defiendo el mío a no ser sorprendida en un canal sin codificar y en compañía de mi familia, bajo el amparo de la muy limitada libertad de expresión que tenemos.
Luego de este bloque el corte de espacio publicitario, las marcas que participaron del mismo eran de las denominadas de primer nivel.
Como sólo tengo compromiso con la verdad paso el listado de quienes eran algunas de ellas: Claro Telefonía, La Serenísima, Dove, Exposición del Pensamiento Argentino en el Palais de Glace, Fútbol para todos, Lan líneas aéreas, Glade, ALA.Mr. Músculo, Clear, Skipe Intelligent.
Sé que cualquier colega me diría:” lo que pasa es que esos avisos son rotativos”.
Yo creo que tengo la obligación de explicarle a Ud. que a lo mejor está leyendo esta nota y que no es del medio que pautar en horarios rotativos hace que el aviso pueda salir en cualquier horario en el canal que se pauta.
Dos reflexiones a propósito de esto:
1. Las marcas deberían retomar la responsabilidad de pautar en aquellos programas que sean afines a su liderazgo y uso en la sociedad que los consume.
2. Debería terminarse con el perverso mecanismo de que algunos canales se desentiendan de la venta individual y dejen de manejarse con mayoristas que a vil precio y por adelantado compran espacios publicitarios que luego revenden con este mecanismo en donde una línea aérea como Lan, sólo por mencionar uno de los auspiciantes, terminan promoviendo espectáculos eróticos que no son los que eligen para el entretenimiento de sus pasajeros en vuelo.
Se preguntará Ud. tal vez ¿Cuál es el interés que me mueve a comentar todo esto? Se lo voy a explicar.
Cuando un periodista, sea yo o cualquiera de mis colegas, se autogestiona, tiene que vender su propia publicidad para poder pagar la señal en la que se emite su programa y el estudio en donde graba como así también a sus productores para los contenidos.
Las marcas pautadas por mayoristas en general no pautan en el cable salvo que el periodista tenga tanto peso masivo en sus expresiones que una forma de premiarlo es pautarle, pero repito, son la excepción.
La vulgaridad puede ser masiva y en general es lo que se ofrece, mientras que un reportaje con Julián Marías o Cortázar o Borges puede ser minoría.
El tema es qué elijo promocionar con mi producto.
¿Qué deseo que vean mis hijos?
El límite de media hora de programa sólo permite tres minutos de publicidad.
Esto lo hace tan exiguo que hay que construir mensajes especiales para poder lograr tener tres o cuatro auspicios que se puedan emitir en ese tiempo.
¿Nos comprende ahora?
Caro, difícil y lejos del poder del dinero, ese es el límite de la libertad de expresión.
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