En el origen de una familia humilde del pueblo bonaerense de Los Toldos, nació hace 92 años, el 7 de mayo de 1919, María Eva Duarte, quien en su corta pero intensa vida se convirtió en una de las mujeres más influyentes de la actividad política de Argentina y es hoy un símbolo en la historia del peronismo.
Evita, en apenas ocho años de vida política, fue pieza clave de la transformación social que impulsó Juan Domingo Perón desde su llegada al gobierno en 1946, meses después del nacimiento del justicialismo, el 17 de octubre de 1945.
Con su férreo impulso y decisión, Eva Perón construyó una sociedad de pasión con las clases más humildes y desde su tarea de asistencia social llevó el legado del gobierno peronista por todo el país, además de convertirse en una embajadora de este proyecto político en el exterior.
En un momento clave de la historia de Europa, que recién rearmaba la vida desde las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, Evita visitó España, El Vaticano y Suiza, para fortalecer la imagen de “la nueva Argentina” que impulsaba el gobierno peronista.
Incansable, peleó por sostener todas aquellas medidas consideradas revolucionarias para la época: la recomposición social a los trabajadores que impulsó su esposo desde el Gobierno, así como la instauración del voto femenino, que llegó en 1951.
Se ganó amores y odios con el mismo nivel de intensidad y recibió así la pasión de sus seguidores, que se multiplicaron por millones, a la actitud hiriente y vengativa de los sectores opositores, una situación que ella misma tomó como una guerra personal. Sin embargo, el peso de la misma historia y de esas pasiones ya desinfladas hacen que Evita sea hoy una figura política que supera ya cualquier antinomia.
Su prematura muerte, el 26 de julio de 1952, víctima de un cáncer, fue un punto de inflexión en el gobierno peronista, que ingresó en años de duras internas que desembocaron en la Revolución Libertadora de 1955 y el exilio de Perón por 17 años.
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