Por Emilce Moler, Comisión Provincial
de la Memoria (Mar del Plata)
Este es el segundo juicio que se realiza por hechos sucedidos en el centro clandestino La Cueva: lugar de detención que funcionó en la Base Aérea de Mar del Plata, dentro de la estructura subterránea de un radar en desuso.
Desde el mes de junio se están desarrollando en Mar del Plata las audiencias de un nuevo juicio oral y público. Son 17 acusados que serán juzgados por 85 casos de secuestros y desapariciones ocurridos durante la última dictadura cívico-militar en esta ciudad.
Mar del Plata, como también ha ocurrido con el resto de nuestro país, se desarrolló entre contrastes. A principios del siglo pasado fue un balneario exclusivo donde las mujeres y hombres de la alta sociedad disfrutaban del esparcimiento frente al mar. En la segunda mitad de siglo XX se convirtió en el balneario popular por excelencia. Mar del Plata creció y se transformó cuando los asalariados comenzaron a poblar sus playas, disfrutando de sus merecidas vacaciones producto de sus luchas y conquistas sociales.
En ese momento comenzó a ser “La Feliz”, el lugar donde trabajadores y trabajadoras de todo el país, junto con sus familias compartían días de descanso. Las familias en la playa, jugando y divirtiéndose, era una postal de momentos alegres, la cara de una Argentina más justa.
Pero esta es sólo una de las imágenes de esta ciudad, aunque la más visible. Mar del Plata también es desarrollo económico, industria, educación, emprendimientos culturales, problemas sociales y luchas populares. Por eso, no estuvo exenta de la brutal represión desatada por la última dictadura cívico-militar.
Quienes abrazamos la lucha por los Derechos Humanos trabajamos a lo largo de estos años para hacer visible esta otra Mar del Plata. Convertimos en objetivo y actividad militante de todos los días desentrañar las historias de cada uno de los desparecidos, encarcelados, exiliados y torturados como así también identificar a los represores que actuaron en cada caso, entender los circuitos de detención y develar la cadena de mandos.
La tarea no fue sencilla, otros vientos soplaban en nuestras costas durante esos años: silencios, complicidades y falta de comprensión política eran moneda corriente en esta tarea. Diariamente nos chocábamos con la indiferencia, con el “acá no pasó nada”, reinstalándose una y otra vez la idea de “ciudad feliz”.
Variadas fueron las estrategias utilizadas tanto para lograr justicia como para instalar el tema en la sociedad marplatense. Fue en esta ciudad donde en plena temporada veraniega, allá por los años ochenta y, por más de diez años, se llevó a cabo el Festival Popular del Canto y la Música por la Vida y la Libertad que llegó a contar con la presencia de Joan Manuel Serrat y Mercedes Sosa, entre otros muchos artistas solidarios. Sin embargo, su divulgación y propaganda no era tarea simple.
En estas construcciones colectivas, a partir de 1999 se logró desarrollar el Juicio por la Verdad, que no sólo se convirtió en un invalorable antecedente para el actual Juicio, sino que permitió sacar a la luz las múltiples tramas ocultas de complicidades cívico-militares que se dieron en esta ciudad.
Muchas de estas actividades fueron consignadas por un importante trabajo realizado por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) que aportó documentos de la ex Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y de la Prefectura Naval Argentina. Se localizaron en el Centro de Documentación y Archivo de la CPM documentos donde la “burocracia del mal” dejó sus huellas y hoy sirven como pruebas irrefutables en este juicio.
EL JUICIO. El 21 de junio comenzó el juicio oral por 85 casos de secuestros y desapariciones en Mar del Plata y Necochea. Los imputados son 17 militares y policías que actuaron en cuatro centros clandestinos de detención de la zona: Leandro Edgar Marquiegui, Alfredo Manuel Arrillaga, Aldo Carlos Maspero, Eduardo Jorge Blanco, Jorge Luis Toccalino, Ernesto Alejandro Agustoni, José Carmen Beccio, Gregorio Rafael Molina, Nicolás Miguel Caffarello, Marcelino Blaustein, Ernesto Orosco, Adriano Argüello, Fortunato Valentín Rezett, Aldo José Sagasti, Héctor Carlos Cerutti, Mario Jorge Larrea y Héctor Francisco Bicarelli.
Este es el segundo juicio que se realiza por hechos sucedidos en el centro clandestino La Cueva: lugar de detención que funcionó en la Base Aérea de Mar del Plata dentro de la estructura subterránea de un radar en desuso. Se estima que pasaron por allí unos 200 detenidos. La mayor parte de ellos fueron asesinados y continúan desaparecidos.
Alfredo Manuel Arrillaga fue teniente coronel y durante el gobierno de Raúl Alfonsín estuvo a cargo de la represión al copamiento de La Tablada. Arrillaga llegó a ser vicepresidente segundo del Círculo Militar. En este juicio, deberá responder por haber sido el jefe de operaciones de la Agrupación de Artillería de Defensa Aérea (AADA) 601 y como tal responsable del diseño de todos los operativos represivos de “la patota” de La Cueva. Pero Arrillaga no fue el único militar que gozó en democracia de un reconocimiento. Jorge Luis Toccalino, un coronel que fue el responsable del circuito represivo de Necochea, presidía la Cámara de Empresas Líderes de Seguridad cuando fue detenido, en el año 2008. Entre los acusados están también los ex jefe y subjefe de la Base Aérea, el comodoro Ernesto Alejandro Agustoni y el brigadier José Beccio.
Además se juzga a un civil, Nicolás Miguel Caffarello que siendo soldado pasó a prestar servicio como personal de inteligencia y participó de algunos de los operativos que hizo “la patota” de La Cueva. Uno de los casos relevantes que se juzga es la desaparición de los abogados laboralistas que se conoce como “La Noche de las Corbatas”.
En este juicio se lograron unificar varias investigaciones que tienen como punto en común el paso de los detenidos por la Comisaría 4ª de Mar del Plata, lugar que funcionaba como centro clandestino de detención desde 1975, cuando el Ejército le asignó esa función porque era la que tenía el mayor número de calabozos. Después del golpe del ’76 siguió siendo utilizada como centro clandestino.
El Tribunal Oral está compuesto por los jueces Alfredo Ruiz Paz, Lidia Soto y Elvio Osores Soler. Se estima que durante las audiencias del juicio declararán más de 300 testigos.
La conjunción de voluntades de los militantes de Derechos Humanos y un gobierno que coloca el tema como política de Estado permite que hoy llegue a Mar del Plata la justicia.
Durante muchos años creíamos que era una quimera, dudábamos si alguna vez esta justicia iba a llegar, pero nos guiaban nuestras fuertes convicciones de luchar por lo que creíamos que era lo correcto: memoria, verdad y justicia.
Por todo esto fue altamente reconfortante ver el día de la primera audiencia a cientos de militantes, muchos de ellos jóvenes, que celebraban el inicio de tan esperado momento. Se encontraron los rostros de muchos compañeros de lucha que finalmente van a poder ser testigos en el juicio, emocionarse al llegar a la puerta del tribunal y al mirar a los nuevos militantes. Era la emoción de recordar el pasado junto a la esperanza por el futuro.
Era sentir que tantos esfuerzos no habían sido en vano: la justicia estaba llegando y el legado de esa historia está vivo.
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