miércoles, 7 de mayo de 2014

CRISTINA KIRCHNER:"O APOYAMOS A UN CANDIDATO NUESTRO O QUE GANE MACRI"

Necesitada de no mostrarse en un fin de ciclo, Cristina Kirchner recibe
a diputados y dirigentes fieles en la Quinta de Olivos y a todos les repite 
una frase: “O ponemos un candidato propio o que gane Mauricio Macri”,
 dice enfática, según revelaron a LPO dos de los privilegiados que
 pudieron conversar con ella de política.
Todo indica que Cristina quiere esconder cualquier señal de pérdida de
poder anticipada, en un contexto político que tiene a dos presidenciales
peronistas como Daniel Scioli y Sergio Massa, con quienes dice no sentirse
 identificada.
Antes que cualquiera de ellos, Cristina prefiere que siga subiendo Macri,
con una leve mejoría en las encuestas en los últimos meses. Es comprensible,
siempre que hubo un nuevo líder peronista en la Presidencia, el antecesor se
vio obligado a jubilarse, como corresponde a un movimiento que hizo del
poder su razón de ser.
Por eso, Cristina se deshace en elogios a Macri, copiando el plan de Carlos
Menem cuando imaginó que la sucesión de Fernando de la Rúa le iba a
 permitir regresar luego de un período. Y de hecho casi le sale, sólo que
 no imaginó que el radical perdería el gobierno en apenas un año y medio
 y su rival interno, Eduardo Duhalde se apoderaría de la Presidencia.
La idea de ser reemplazada por Macri, para volver al poder en el 2019, se
basa también en el modelo chileno. Cerca de Cristina ven en el ingeniero
 a un Sebastián Piñera y por supuesto, reservan para la Presidenta el rol
 de una espléndida Bachelet que regresa al poder con enormes índices
de popularidad, acrecentados por la floja gestión de su sucesor.
 “Es sincero. Dice lo que piensa y es bien predecible. A los otros los
manejan los diarios”, afirmó Cristina ante un diputado oficialista que
la visitó en la Casa Rosada, según pudo confirmar LPO. Clásico de final
de mandato, con su prédica intenta evitar pronunciamientos a favor de
 Scioli o fugas al massismo.
Las dudas
Claro que a la hora de analizar las opciones que plantea Cristina, advierten
 sus visitantes, el candidato propio no parece estar definido. Los intérpretes
 del kirchnerismo creen que quienes primero se mencionaron serán más
rápido en ser descartados. El entrerriano Sergio Urribarri entraría en esa lista.
En una zona gris ven a Florencio Randazzo. “Cristina no habla de él. Lo
cuida pero no le da lugares preponderantes como sí tiene Julián Domínguez.
 Capaz de representarla en el Vaticano y en una cumbre de la OEA”, dicen
 los diputados.
Domínguez camina el país por su cuenta y la semana próxima lanzará el
Grupo San Martín, un grupo de especialistas que quieren mostrar como un
potencial gobierno. Pero su performance en las encuestas es una incógnita.
Pero cuando Cristina habla en privado, evita nombres y habla de “algo propio”.
Hilando fino, un término así sólo le puede caber a los representantes de La
 Cámpora, quienes en los pasillos promueven poblar las listas de diputados
y para aguantar un "retiro" de cuatro años del corazón del poder, mientras se
 preparan para volver "con gloria" en 2019.
Los kirchneristas del Gobierno que no acuden a sus mitines se espantan
 ante estas afirmaciones. “Es una locura irse a los cuarteles de invierno”,
 les responden.
Pero el pronóstico camporista tiene sentido si se piensa en su futuro: a
último momento Cristina podría conseguir bancas para los líderes de La
Cámpora, que los proteja de un ataque judicial. Para lograrlo, tal vez deje
 de hablar mal de Scioli y de decir que si no pone el candidato ella, lo mejor
 es que sea presidente Macri. 
Nada demasiado distinto a lo que siempre terminaron haciendo los
Kirchner luego de pasarse años lijando al gobernador. Después de todo
fue Scioli quien le garantizó a Kirchner competitividad en el 2003 como
 vicepresidente, luego en el 2007 le aseguró a Cristina la Presidencia con
 su candidatura a gobernador y en el 2011 lo mismo con su reelección.
Siempre lo atacaron y siempre, al final del camino, terminaron acordando.

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