El fiscal federal Guillermo Marijuán presentó una denuncia por amenazas, según adelantaron fuentes judiciales a Infobae. De acuerdo a la presentación, el representante del Ministerio Público indicó que recibió llamadas telefónicas intimidantes.
"Vamos a secuestrar a tus hijas y las vamos a matar", fue uno de los mensajes que recibió Marijuán en las últimas horas.
Ayer, el abogado Andrés Rabinovich había adelantado que el fiscal había recibido amenazas por escrito, pero no se había radicado ninguna denuncia formal. Hoy, tras los últimos mensajes telefónicos, Marijuán decidió pedir que se abra una investigación.
Marijuán es el funcionario judicial que pidió que se amplíe la denuncia por lavado de dinero contra el empresario Lázaro Báez, su hijo Martín, Fabián Rossi y el contador Daniel Pérez Gadín.
Además, por el fuero en el que trabaja, se desempeña en otras causas sensibles como la impulsada por el radical Mario Cimadevilla contra la nominación masiva de fiscales.
Pese a ello, en las últimas horas la procuradora Alejandra Gils Carbó pidió que se le asigne custodia especial a Marijuán para resguardar su seguridad y la de su familia.
FATALA SE BURLA DEL FISCAL
El subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Abel Fatala, se burló de las amenazas de muerte contra el fiscal Guillermo Marijuán, que hoy volvió a recibir presiones por su accionar en la causa que investiga la ruta del dinero K y salpica al empresario oficialista Lázaro Báez.
"Marijuán no hace denuncias 'para no asustar a la familia' (?) pero se lo cuenta a Magneto para la tapa del diario de la corpo. ¡¡Ja!!", se rió Fatala, funcionario del riñón de Julio De Vido.
< div class="bd"> FATALA SE BURLA DEL FISCAL
El subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Abel Fatala, se burló de las amenazas de muerte contra el fiscal Guillermo Marijuán, que hoy volvió a recibir presiones por su accionar en la causa que investiga la ruta del dinero K y salpica al empresario oficialista Lázaro Báez.
"Marijuán no hace denuncias 'para no asustar a la familia' (?) pero se lo cuenta a Magneto para la tapa del diario de la corpo. ¡¡Ja!!", se rió Fatala, funcionario del riñón de Julio De Vido.
EL 7 DE MAYO DE 1919 NACIO EVA PERON,LLAMA REVOLUCIONARIA DEL JUSTICIALISMO
POR QUE SOY PERONISTA
Escribe Eva Perón
Escribe Eva Perón
El peronismo no se aprende ni se proclama, se comprende y se siente, ha dicho Perón. Por eso es convicción y es fe.
Es convicción porque nace y se nutre en el análisis de los hechos, en la razón de sus causas y de sus consecuencias. Tiene el empuje y la dinámica de la historia en marcha.
Es la conciencia hecha justicia que reclama la humanidad de nuestros días. Es trabajo, es sacrificio y es amor, amor al prójimo.
Es la fe popular hecha partido en torno a una causa de esperanza que faltaba en la Patria y que hoy proclama el pueblo en mil voces distintas en procura de una libertad efectiva nunca alcanzada, a pesar del dolor y del esfuerzo de este glorioso pueblo de descamisados.
¿Cómo las mujeres argentinas podrían desertar de esta causa de todos? En la lucha todos tenemos un puesto y ésta es una lucha abierta por el ser o no ser de la Argentina. Luchamos por la independencia y la soberanía de la Patria, por la dignidad de nuestros hijos y de nuestros padres, por el honor de una bandera y por la felicidad de un pueblo escarnecido y sacrificado en aras de una avaricia y un egoísmo que no nos han traído sino dolores y luchas estériles y destructivas.
Si el pueblo fuera feliz y la Patria grande, ser peronista sería un derecho; en nuestros días, ser peronista es un deber. Por eso soy peronista.
Soy peronista entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por concepción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo, vivificado y actuante otra vez por el renacimiento de sus valores espirituales y la capacidad realizadora de su jefe: el General Perón. Mi dignidad de argentina y mi conciencia ciudadana se sublevó ante una Patria vendida, vilipendiada, mendigante ante los mercaderes del templo de las soberanías y entregada año tras año, gobierno tras gobierno, a los apetitos foráneos del capitalismo sin patria y sin bandera.
Mi solidaridad con el pueblo, cuya callada epopeya he sentido en mi carne y he sufrido en mi sensibilidad, reafirma mi peronismo. Porque he vivido los problemas del movimiento, su difícil gestación, su desenvolvimiento y la victoria final de la Revolución y porque he pulsado el amor apasionado que el General perón alienta por su pueblo y por sus vanguardias descamisadas, es que me he convertido en un soldado humilde de esta causa del pueblo, con una fe inquebrantable en el éxito y con un deseo irrefrenable de quemar la vida para alumbrar el camino de la liberación popular.
Soy peronista porque veo al General Perón levantarse al amanecer y agotar su salud en interminables jornadas para proveer al bienestar de su pueblo; soy peronista porque gradúo con su fatiga la felicidad de su espíritu por llevar alegría y dignidad a los trabajadores argentinos; soy peronista porque me ha sido concedida la felicidad de compartir sus luchas, de sufrir sus dolores, de vivir sus alegrías y de alimentar sus esperanzas en un futuro mejor para todos los que trabajan y para todos los desvalidos, de quienes nadie se acordó hasta que él llamó al pueblo a la realidad de nuestra Patria. Soy peronista, en fin, por convicción y por sentimiento, por confianza en la bondad y en los esfuerzos de los descamisados, en esta lucha por la total independencia económica de la Patria, por nuestra completa liberación y por nuestra absoluta y limpia soberanía.
Este peronismo mío se ha retemplado en la lucha, se alimenta de ella y se afirma en la fe. Tiene la fuerza incontenible de las causas justas. Se ha forjado en la dignificación del trabajo, en la humanización del capital, en la protección al desvalido, en la prodigiosa multiplicación de escuelas y hospitales, en la potencialidad de las fábricas levantadas por la Revolución, en las mejoras al obrero del campo. Este peronismo mío se ha forjado y se afirma en este mismo lenguaje que uso para definirlo, que es el lenguaje de pueblo y que choca y desagrada a los que usan el lenguaje de la mentira coligada. En este mismo lenguaje, como lo hago ahora, seguiré hablando a los descamisados de mi Patria, desde las columnas de“Democracia”.
Es convicción porque nace y se nutre en el análisis de los hechos, en la razón de sus causas y de sus consecuencias. Tiene el empuje y la dinámica de la historia en marcha.
Es la conciencia hecha justicia que reclama la humanidad de nuestros días. Es trabajo, es sacrificio y es amor, amor al prójimo.
Es la fe popular hecha partido en torno a una causa de esperanza que faltaba en la Patria y que hoy proclama el pueblo en mil voces distintas en procura de una libertad efectiva nunca alcanzada, a pesar del dolor y del esfuerzo de este glorioso pueblo de descamisados.
¿Cómo las mujeres argentinas podrían desertar de esta causa de todos? En la lucha todos tenemos un puesto y ésta es una lucha abierta por el ser o no ser de la Argentina. Luchamos por la independencia y la soberanía de la Patria, por la dignidad de nuestros hijos y de nuestros padres, por el honor de una bandera y por la felicidad de un pueblo escarnecido y sacrificado en aras de una avaricia y un egoísmo que no nos han traído sino dolores y luchas estériles y destructivas.
Si el pueblo fuera feliz y la Patria grande, ser peronista sería un derecho; en nuestros días, ser peronista es un deber. Por eso soy peronista.
Soy peronista entonces, por conciencia nacional, por procedencia popular, por concepción personal y por apasionada solidaridad y gratitud a mi pueblo, vivificado y actuante otra vez por el renacimiento de sus valores espirituales y la capacidad realizadora de su jefe: el General Perón. Mi dignidad de argentina y mi conciencia ciudadana se sublevó ante una Patria vendida, vilipendiada, mendigante ante los mercaderes del templo de las soberanías y entregada año tras año, gobierno tras gobierno, a los apetitos foráneos del capitalismo sin patria y sin bandera.
Mi solidaridad con el pueblo, cuya callada epopeya he sentido en mi carne y he sufrido en mi sensibilidad, reafirma mi peronismo. Porque he vivido los problemas del movimiento, su difícil gestación, su desenvolvimiento y la victoria final de la Revolución y porque he pulsado el amor apasionado que el General perón alienta por su pueblo y por sus vanguardias descamisadas, es que me he convertido en un soldado humilde de esta causa del pueblo, con una fe inquebrantable en el éxito y con un deseo irrefrenable de quemar la vida para alumbrar el camino de la liberación popular.
Soy peronista porque veo al General Perón levantarse al amanecer y agotar su salud en interminables jornadas para proveer al bienestar de su pueblo; soy peronista porque gradúo con su fatiga la felicidad de su espíritu por llevar alegría y dignidad a los trabajadores argentinos; soy peronista porque me ha sido concedida la felicidad de compartir sus luchas, de sufrir sus dolores, de vivir sus alegrías y de alimentar sus esperanzas en un futuro mejor para todos los que trabajan y para todos los desvalidos, de quienes nadie se acordó hasta que él llamó al pueblo a la realidad de nuestra Patria. Soy peronista, en fin, por convicción y por sentimiento, por confianza en la bondad y en los esfuerzos de los descamisados, en esta lucha por la total independencia económica de la Patria, por nuestra completa liberación y por nuestra absoluta y limpia soberanía.
Este peronismo mío se ha retemplado en la lucha, se alimenta de ella y se afirma en la fe. Tiene la fuerza incontenible de las causas justas. Se ha forjado en la dignificación del trabajo, en la humanización del capital, en la protección al desvalido, en la prodigiosa multiplicación de escuelas y hospitales, en la potencialidad de las fábricas levantadas por la Revolución, en las mejoras al obrero del campo. Este peronismo mío se ha forjado y se afirma en este mismo lenguaje que uso para definirlo, que es el lenguaje de pueblo y que choca y desagrada a los que usan el lenguaje de la mentira coligada. En este mismo lenguaje, como lo hago ahora, seguiré hablando a los descamisados de mi Patria, desde las columnas de“Democracia”.