La mejor cura para la hipocresía , desde el inicio de la historia, sigue siendo la exposición de la realidad tal cual se concreta, sin aditamentos conceptuales interesados, ni explicaciones cómplices de la falsedad.-
En el aspecto sustancial nada ha cambiado.-
Donde se produce una variación trascendental es en los medios de que se vale la “terapia” contra esa actitud perniciosa.-
Hoy, gracias a los adelantos tecnológicos resultan menos duraderas- por fortuna- la efectividad de las falsedades y artimañas de las que la hipocresía hecha mano para concretar su despreciable designio. Y esto no es casualidad, por el contrario es un logro del raciocinio sobre los “tabúes” y de la historia sobre la leyenda. –
“Estás dotado de razón ¿Porque entonces no la usas?”. Esta inquietante pregunta del emperador romano Marco Aurelio que, con fundamento, perturbo a los oscurantistas por siglos ha sido respondida afirmativamente por esta generación contemporánea.- Ello , a su vez , se completa con el convencimiento cultural sobre lo insuperable que es el estado de derecho, dando- como resultado lógico - el actual proceso de veracidad que vivimos.-
Fundamental resulta, además, comprender que por revestir este camino en sí, una génesis a la solución de los problemas que agobian a nuestra sociedad puede ser, y seguramente lo es, doloroso. –
Ello lejos de resultar un síntoma negativo es una demostración de palmaria positividad.- El dolor que provoca esta realidad es un signo vital. Lo inerte, lo que está muerto, no contiene, siquiera, la posibilidad de experimentar dolor alguno.-
Tenemos que agradecer a nuestra madurez como sociedad, seguramente forjada más por los desengaños que por la prevención racional, que hoy un elevado porcentaje de argentinos considere al exceso de poder y a la corrupción como unos de los males que la posterga.-
Ello lleva al convencimiento de que el primer paso, para erradicarla, sea exponerla públicamente en su verdadera dimensión y , a continuación, conocer con nombre y apellido a los responsables de su factura.-
Del mismo modo debe considerarse la reacción ciudadana frente a la voracidad fiscal del “estado corsario” que al adquirir porcentajes absurdos y confiscatorios, en el tema de las retenciones agrarias, produjo un reclamo activo popular como pocas se vió en la Argentina después del 17 de Octubre de 1945
Esta sociedad, que parecía indiferente frente a los desbordes antirrepublicanos del Poder Ejecutivo Nacional, reaccionó precisamente desde la defensa del sistema republicano reclamando su vigencia y forzando al autoritarismo del gobierno central al tratamiento por el Congreso de lo que durante cien dramáticos días sostenían, sin base constitucional alguna, eran prerrogativas propias del Poder Ejecutivo
Así, aparece como algo recurrente en nuestra historia la necesidad de contestar a los llamados que, bajo diferentes formas, hicieran diversos notables en coincidencia con el pensamiento básico sintetizado por Marco Aurelio y que hoy, quizás, estamos en condiciones de responder favorablemente.-
Aludo a que no ha sido fruto de la casualidad ni mucho menos de una jactancia literaria el grito de protesta de José Hernández en el Martín Fierro, como no lo ha sido que Arturo Jauretche se haya visto en la necesidad de escribir un “Manual de Zonceras“ que según él –con razón- viciaban la formación cultural de los argentinos.-
Tampoco seriamente puede atribuirse a una arbitraria observación de la realidad la falta de sociabilidad y solidaridad que Scalibrini Ortiz plasmara en el “ Hombre Que Esta Solo y Espera”.-
El Poder Ejecutivo, que otrora (durante otra gestión) comprara leyes hoy se encuentra, en la encrucijada de volver a repetir aquella corrupción institucional o respetar el mecanismo republicano y acatar su resultado.-
El gobierno de los Kirchner se encuentra ante la opción de elegir entre el deseo autoritario y centralista expresado en el pedido de ratificación de la confiscatoria Resolución 125 y el deber republicano de respetar no solo la decisión del Congreso sino de no emplear mecanismos de corrupción para lograr votos espurios que ofenden a la Nación.-
Esta necesidad de saber la verdad sobre el respeto y vigencia plena de la Republica se identifica, como se anticipó, con la lucha contra la corrupción y los corruptos, que se observa en la mayoría de la sociedad frente al estado corsario.- Ello determina la necesidad de tener espejos abominables para quienes son los autores materiales y responsables políticos de esta desvirtuación republicana.-
En este punto debemos afirmar que esta función de constituirse en “espejos abominables” para quienes lucran con la mentira, la apariencia engañosa y la concupiscencia la esta llevando a cabo con variada suerte, el periodismo. No todo, sino aquel que no subordina su función, de crónica de la verdad, a las pautas publicitarias (privadas o estatales) que, no por casualidad, tienen la misma sigla que la prisión preventiva (P.P).-
Para ello debe diferenciarse al periodismo de las operaciones de prensa que, en la gran mayoría de los casos, frente la contundencia de los hechos y la multiplicidad de medios informáticos, resultan ineficientes y muestran, por el contrario, hasta que punto la corrupción se ha extendido asociando a sus antisociales fines a algunos sujetos que deberían ejercer el control republicano que, la Democracia y la Constitución, le han reservado al periodismo.-
DR. GUSTAVO DEMARCHI
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