*Belen Cano
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Los números de desocupación en la ciudad son alarmantes. Decir que hay un 14,4% de desempleo significa que más de 45 mil ciudadanos no tienen trabajo ni perspectiva de vida, son familias que no tienen dinero para comer, niños que no se nutren. A ellos se suman casi 26 mil subocupados y unas 15 mil personas que reciben un plan social de 150 pesos y están incluidos dentro de los trabajadores formales. El número indica que más de 86 mil marplatenses están excluidos del sistema económico formal de la ciudad.
En tres meses se perdieron 13 mil puestos de trabajo. Para el gobierno de Pulti se debió a la llegada de familias de provincias argentinas y países vecinos; culpó a la crisis y a unas vacaciones invernales para el olvido.
Pero es necesario analizar la política que desarrolla la gestión para comprender por qué 13 mil vecinos se cayeron del sistema laboral en apenas 90 días. Se fomenta y se trabaja para los grandes eventos que se desarrollan en los hoteles de siempre, con los beneficiarios de siempre.
No se atiende el puerto. El sector clave de la economía marplatense es atendido por funcionarios – empresarios. La contradicción queda en evidencia. Es cuanto menos desprolijo que sus intereses privados tengan estrecha relación con sus roles como funcionarios públicos. Mariano Retrivi, acusado de pescar corvina de manera ilegal, es delegado del Puerto, dueño de una empresa armadora y gerente de la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera. Horacio Tettamanti, secretario de Producción de la Comuna, es propietario del astillero más importante de la ciudad. Además, al frente del Consorcio Regional del Puerto está Eduardo Pezzati, hombre de Acción Marplatense y referente de la Bolsa de Comercio.
Desde el gremio del pescado, con total desparpajo, aseguran que no se perdieron fuentes laborales en el sector, aunque la contradicción surge al afirmar que el llamado para changas en distintas fábricas disminuyó más del 50% en los últimos meses. Hasta los obreros registrados de Barillari deben esperar cada noche el llamado a través de la radio. Tal vez entiendan que juntar cartones y plástico en el basural equivale a cortar pescado y, por lo tanto, ese hombre o esa mujer siguen empleados.
Se torna imprescindible terminar con los privilegios de la ciudad ‘chica’. El circuito turístico es acotado. Y en el puerto no hay una política clara para promover el empleo. Nunca existió la intención de registrar a los obreros en negro o pseudo cooperativizados. Ahora la caída de los desembarques y la crisis internacional es excusa suficiente para ayudar al empresariado y olvidarse de los trabajadores.
Los datos que sacó a relucir el Municipio para argumentar los 4,1 puntos de incremento en la desocupación rozaron el sinsentido. Se tomaron datos del lapso de un año: dijeron que el aumento de la población económicamente activa fue de 24 mil personas y que se crearon 8 mil puestos de trabajo. Allí, sostuvieron, está la diferencia. Pero los datos del polémico INDEC se refieren al último trimestre.
Es importante contemplar que dentro de los puestos laborales creados, de los que se jacta el Gobierno, se incluyen planes sociales, subsidios y dinero otorgado a cambio de capacitaciones. Creer y hacer creer que esos son trabajos equivale a pensar que el Estado promueve y avala la precariedad laboral.
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