sábado, 27 de marzo de 2010

ARROPADOS

* José Luis Jacobo
http://www.noticiasyprotagonistas,com/


Arropados se sienten los que ejercen una cuota de poder en Mar del Plata. Se cubren las huellas, tapan sus incorrectas acciones, y se festejan entre ellos mismos como si burlarse de la sociedad fuera parte de lo políticamente aceptado.Hace dos semanas, en la columna de Malas Lenguas poníamos en foco la denuncia presentada por Rubén Alberto Alday, quien actuaba como funcionario notificador en el Juzgado Federal de Dolores, contra el juez de Cámaras Jorge Ferro. Alday reveló en su acción que Ferro había accedido a un crédito del Banco Hipotecario de manera irregular, porque el crédito estaba destinado a vivienda única, y al momento de acceder, el magistrado era propietario de una casa en Quintana 354 y otro inmueble en Catamarca 723.
La propiedad adquirida mediante crédito del BH está ubicada en Tierra del Fuego 579, y al momento de la denuncia de Alday, ese departamento estaba alquilado, lo cual viola expresamente la operatoria del Banco Hipotecario.Cualquier persona mínimamente entendida advertirá que hay cuando menos un conjunto de objeciones cargosas sobre la conducta de Ferro, y aunque es más extensa de lo que aquí se menciona, no llegó a establecerse el exacto tenor del enriquecimiento ilícito.Ahora bien, en otra denuncia que el propio Ferro presentó contra el ex titular del COMFER en esta ciudad Daniel Fanjul por calumnias e injurias, Ferro da precisiones de por qué la denuncia en su contra no prosperó y fue sobreseída. Relata allí que al momento en que fue denunciado, actuó en primera instancia el juez Robbio, hoy en la justicia federal en Tierra del Fuego. Robbio, pese a los elementos de prueba que tenía, como multiplicidad de propiedades y gastos muy por encima de los ingresos de Ferro y su concubina, decidió archivar la causa. Pareciera que para Robbio los elementos sumados por Alday no alcanzaban. Pero no fue suficiente. A Jorge Ferro no le alcanzaba con el archivo de la causa: necesitaba ser sobreseído, lo que da inicio al arropamiento del sistema. Para tratar el “incordio” se forma tribunal con el juez de primera instancia Jorge Sirochinsky más Daniel Vázquez, actuando ambos como magistrados subrogantes. Recordemos que Vázquez llegó a la ciudad con el antecedente de haber sido secretario del juzgado de Daniel Piotti en San Isidro, y al renunciar al cargo de juez en Mar del Plata dejó 12.000 causas sin resolver. No obstante ese tránsito por la justicia dio frutos, tal como describe Ferro en su escrito acusatorio a Fanjul: “Si bien por entonces (al momento de actuar Vázquez como subrogante) sólo tenía con el nombrado un trato correcto propio de la función, tiempo después se transformó en una franca amistad que sigo manteniendo”. Es decir, que quien resultara luego letrado patrocinante y amigo, fue el juez subrogante que lo dejó a Ferro sobreseído, con una verónica judicial de la misma factura que aquella con la que Norberto Oyarbide cerró la causa por enriquecimiento ilícito de los Kirchner. Son esos casos en los que el sello de cosa juzgada ofrece el hilarante escalofrío de una risa de cómic. De la mano de Ferro, Daniel Vázquez ha sido abogado de pesqueras, abogado querellante de Portela y Falcone, y de Florencio Aldrey Iglesias y el multimedios La Capital. Una foto que circula en la red permite ver junto al cónsul de España en Mar del Plata a Ferro, Aldrey y González Fraga juntos. Ropajes, decía, con los que se cubre el poder.

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