domingo, 2 de mayo de 2010

LEY DE MEDIOS Y LAS FRONTERAS IDEOLOGICAS

*Jose Luis Ponsico

En 1979 el inolvidable Juan Carlos Altavista en un recordado sketch bajo el rol del cronista "Minguito" Tinguitella, cuando era desbordado por su interlocutor en el ciclo "Polémica en el bar", inspirado por Gerardo Sofovich, decía: "Viejo, a mí no me podés tocar. Soy el La semana que pasó fue signada por nuevos cruces entre el gobierno nacional y buena parte del staff periodístico de los grupos monopólicos de la Prensa. Antes, en la Capital Federal había aparecido una serie de afiches, anónimos, con retratos de periodistas fa-
mosos con leyendas sobre cada pasado. "Clarín", Canal 13 y "TN" destinatarios.
El caso produjo distintas reacciones de los esta-mentos que nuclean a los foros del periodismo nacional e internacional y el ámbito de "libertad de expresión". Parte del Uno de los invitados, el periodista Joaquín Morales Solá, curiosamente de los “des-
pedidos" de "Clarín" en una de las "purgas" célebre del matutino, allá por 1990, re-produjo al resto con un discurso que impactó: "Si lo que el gobierno busca con la intimidación, es causar una víctima (sugería "la muerte") que sepa que seguiremos con esta defensa", dijo
A Morales Solá le respondió Eduardo Aliverti, periodista de Radio Nacional y muy cerca, hoy, de las posiciones del gobierno nacional, diciendo: "Llama la atención que Joaquín (por Morales Solá) diga esto, cuando fue él quién estuvo en el´77 cerca del general (Antonio Domingo) Bussi, en Tucumán, pleno En la Feria del Libro, Magdalena Ruiz Guiñazú recibió algunas muestras de repudio en la presentación de su libro y antes un grupo de hinchas de Nueva Chicago, para la mayoría de los Medios metropolitanos, atacó al periodista Gustavo Noriega por el suyo.
El texto de Noriega, crítico de cine, giraba en torno al INDEC Instituto Nacional de Estadística y Censo con críticas a la gestión de los allegados al polémico Se-cretario de Comercio, Guillermo Moreno. El libro no era, precisamente, favorable a la actual conducción del organismo.
Un tal Nahuel Ochoa, hijo del titular del gremio que nuclea al personal del Mercado Central quedó involucrado en el ataque. Vinculado a los "barras" de Nueva Chicago, el joven es amigo de Guillermo Moreno y aparece en distintas fotografías. Con el fun-cionario y en el escrache.
Antes, la marcha del 15 de abril de los sectores sociales que apoyan la Ley de Medios, también produjo repercusiones en el propio ámbito periodístico. La movilización masiva ante los Tribunales -para que la Justicia destrabe la decisión que impide la aplicación de la legislación aprobada- trajo otros cruces entre intelectuales y periodistas.
El escritor Rodolfo Fogwill en un suplemento cultural de la semana anterior tradujo "antes" y "después" de varios periodistas y escritor que "hoy están en el staff del diario de la señora (Ernestina) de Noble y en el´79 trabajaban en el diario "Convicción" del almirante (Emilio) Massera", evocó.
Morales Solá, a su vez, no pudo responder a otros ataques con impresiones callejeras. Su "pasado" como columnista del diario "Clarín" (sus editoriales no iban fir-mados) llevaban el sello de "reuniones en Por su parte, otro famoso como Víctor Hugo Morales, ahora coincidiendo con el gobierno desde que el Estado "tomó" la posesión del "Fútbol para todos" en la televisación masiva, invitado por legisladores bonaerenses para disertar, redobló sus críticas contra los monopolios de la Prensa
En el Teatro Argentino de La Plata, Víctor Hugo -hace dos semanas- recalcó que "el gobierno de Cristina Fernández tuvo la valentía que no han tenido otros gobiernos; todos siempre supieron del manejo y negociados enormes en torno a los cerrojos de la Prensa y el control del cable en todo el territorio nacional", dijo.
Si alguna “interna” faltaba surgieron “disidencias” entre los grupos de defensa
de los Derechos Humanos y las críticas a los Medios. Mientras la titular de “Madres
de Plaza de Mayo”, Hebe Bonafini, reiteró antiguas consignas en torno al “compor-
tamiento de muchos periodistas en tiempos de la dictadura genocida”, sentenció.
Durante dos décadas Estela de Carlotto, a su vez, evitó pronunciarse sobre los
“hijos de desaparecidos” que se imputan a la viuda de Roberto Noble, como parte
e una “apropiación indebida” en 1977. En el medio, la diputada Elisa Carrió hi-
zo la defensa de la conducta de Ernestina viuda de Noble.
Los escraches van y vienen. Ahora, después de tres décadas, es “todos con-
tra todos” sin dar ni pedir cuartel, como se decía hace mucho. El tema de los hi-
jos adoptivos de Ernestina de Noble lo hizo público el extinto Guillermo Patricio
Kelly hace dos décadas y nadie le hizo caso.
El debate es fuertemente ideológico y se alude a un pseudo-gorilismo anti K .

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