*Eduardo Cao
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Pasaron los multitudinarios festejos del Bicentenario y afloró aquello de “la única verdad…”. La realidad indiscutible fue la gente, el pueblo entendido éste como el conjunto que conforma una sociedad y no como se pretende desde atriles y tribunas, una clase conformada por los más débiles y necesitados. A partir de la Semana de Mayo de 2010, a doscientos años de la gesta que inició la emancipación, los argentinos estamos en camino a convertirnos en ciudadanos demandantes de felicidad y bienestar, y que nos escuchen. ¿Seré muy optimista? Y bueno, es sólo una opinión.
“Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor” (Oscar Wilde, 1894/1900)“Nunca encarcelaremos a la opinión, y reprimiéndola sólo la exacerbamos” (Napoleón Bonaparte, 1769/1821)“Los que nunca varían de opinión se aman a sí mismos más que a la verdad” (Petrus “Piet” Jacobus Joubert, militar y político sudafricano, 1821/1900)“Cambiaré de opinión tantas veces y tan a menudo como adquiera conocimientos nuevos, el día que me aperciba que mi cerebro ha dejado de ser apto para esos cambios, dejaré de trabajar. Compadezco de todo corazón a todos los que después de haber adquirido y expresado una opinión, no pueden abandonarla nunca más” (Florentino Ameghino, 1854/1911)Esta vez no elegí una. Me quedé con las cuatro por ser sus autores tan disímiles en la hipotética escala de extracciones socio-culturales de distintos países y actuación histórica. La pregunta inmediata que me surgió al analizar los personajes que las expresaron fue la de ¿qué tenían en común un dramaturgo nacido en la entonces Irlanda británica perseguido no por sus valores intelectuales sino por sus inclinaciones sexuales y un general francés que forjó un imperio europeo a partir de la Revolución Francesa y sus contradicciones? Y también ¿cuáles fueron las similitudes, más allá de haber compartido algunos años de sus existencias, entre el comandante de los “boers” que combatieron el colonialismo inglés en la geografía austral del continente africano y el precursor de las ciencias naturales en tierras también australes pero de América? Las respuestas a ambas, sin necesidad de exprimir las neuronas, surgieron rápidas: sus opiniones sobre “la opinión”. No desesperarse lector, amigo o no mas siempre estimado, que no estoy tratando que coincida ni con aquellas ideas ni con las mías sobre la opinión. Apenas es un intento –por qué no, personal y, por extensión, con una muy particular visión- de que se entiendan las razones de una opinión y sus nexos con una verdad que apenas es la mía, nunca apropiándome de la suya que, con seguridad y aún en la coincidencia si la hubiera, tiene parámetros diferentes y tan encomiables como los míos.Trasladándolo a los habitantes de un país, la diversidad de opiniones y la aceptación de esas disparidades, posibilitarían –al modesto entender de quien esto escribe- el desarrollo como ciudadanos libres de acordar y disentir sí, pero de una sola Nación. No la del Gobierno de turno, ni de la oposición coyuntural, ni siquiera la de los ideologísmos con ambiciones perpetuas de “refundar”, sino por la que reclamamos millones en estas, nuestras, tierras.Y SI BIEN LEEMOS…Quizá hayan sido los festejos del Bicentenario, multitudinarios y participativos, los que nos llenen de optimismo. Aún con las reservas lógicas en cuanto a si algunos entendieron el mensaje de millones de argentinos que colmaron plazas, avenidas, muestras y recitales en todo el país, sin detenerse en el hoy y ahora de la política, sin convocatorias partidarias a asistir ni a dejar de hacerlo. Todos fueron y resultó una de las más grandes expresiones ciudadanas de las que se tienen memoria, en el centro neurálgico de la República –como lo fue porque allí nació la Revolución de Mayo hace 200 años- y en cada pueblo, sin distinción geográfica o demográfica. Al César lo que es del César: la organización fue ponderable. Y esto alcanza a todos y cada uno de los gobiernos, incluido el Nacional, que no tiñeron de partidismo la celebración popular que tuvo a la gente, por su propia determinación, como protagonista excluyente.Para profundizar en eso del optimismo, y como animal político que uno es a veces a su pesar, y en el rol de observador, me quedo con algunas imágenes que, espero, marquen el camino a recorrer, todavía extenso y arduo: los abrazos de Daniel Scioli con el intendente platense Pablo Bruera, enfrentado con el gobernador y con todo el espectro K; del macrista Federico Pinedo con Guillermo Moreno, el “duro no tan duro” (según el propio Pinedo) secretario de Comercio, y el del jefe de la bancada oficialista en Diputados, Agustín Rossi, con uno de los más acérrimos opositores, el radical Ricardo Alfonsín. ¡Como para no ser optimista!Serán, sin duda, esas expresiones de algunos actores políticos y, sobre todo las de la gente, las que quedaron en un marco. Si entran en la historia de los 25 de Mayo de aquí en adelante, será una cuestión de ellos y de nosotros, los verdaderos protagonistas.Está claro que no es el final y sí apenas el principio de la ilusión.PROPUESTA DE UNIDADSeis años. Ese será el lapso reclamado en la “Propuesta Patriótica de Unidad” que presentaron Eduardo Duhalde y Rodolfo Terragno, luego de adelantar algunas ideas en un periplo que abarcó cientos de ciudades del país y otras tantas jornadas de análisis y estudios de equipos profesionales y políticos.El plan dado a conocer ahora en sus detalles particulares, sostiene a ese período de seis años poniendo como ejemplo que ese lapso bastó, hace dos siglos, “para que nuestros antepasados edificaran una Nación”.Quien piense que Terragno y Duhalde, radical uno peronista el otro, estén esbozando una alianza electoral, se equivoca. Lo dejaron bien explicitado: “ni partido único, ni bipartidismo forzado, ni coalición, ni otra transversalidad” sino que un gobierno que, elegido por el voto, lleve adelante, mediante un factor imprescindible como es el diálogo abierto entre los partidos políticos, “un acuerdo multipartidario mínimo, orientado al definitivo desarrollo económico y social”. En pocas palabras, lograr mediante el consenso –aún en la diversidad de opiniones (otra vez el concepto originario de esta columna)- ponerse de acuerdo en cuatro o cinco puntos sustanciales que conformarían las tantas veces esgrimidas “cuestiones de Estado”. Primer paso, “dejar de lado las rémoras y los prejuicios que se arrastran desde el siglo XX (y desde antes para este escriba) e ingresar e el siglo XXI… que nos presenta modos de producción, firmas de organización social y relaciones internacionales, muy diferentes”Y hablando de Duhalde y Terragno, empecinados en la búsqueda de coincidencias para, afirman, dejar de “ventear” la energía social argentina.El ex Presidente sigue apareciendo como uno de los principales contendientes de Néstor Kirchner, a punto tal que el reconocido colega Alfredo Leuco habla de una “fórmula peronista del peronismo” con el propio Duhalde y Roberto Lavanga integrándola. O de otro renombrado y respetado colega, Roberto Di Sandro –decano de los periodistas de la Casa Rosada- quien escribió como elogio y desde el mismo reducto del Gobierno K, que “al lado de Duhalde se recuestan peronistas de la primera hora”. Mientras, Francisco De Narváez intenta de nuevo ser habilitado para una lejana candidatura presidencial, el chubutense Mario Das Neves continúa su campaña nacional, Carlos Reutemann sigue sin decir palabra alguna sobre el futuro que sueña para 2011 y Felipe Solá descree de las intenciones del esposo de la Presidenta de transparentar las internas del PJ y anunció que irá por afuera del partido. Una advertencia: tomar todo lo escrito en este párrafo como lo que es, el aquí y ahora de un justicialismo amenazado con la diáspora por su formal conducción actual.En cuanto a Terragno, las disputas en el radicalismo –del cual no está retirado ni por asomo- lo hacen aparecer como el mediador irreemplazable. Es probable que ese rol lo cumpla, o lo esté cumpliendo, ante las discusiones públicas y publicadas entre Ricardo Alfonsín y Federico Storani sobre qué es mejor para la UCR, con el agregado de los intereses electorales de otras espadas partidarias y extrapartidarias, léase Julio Cobos, Lilita Carrió y sigue la lista…LO DICHO, DICHO ESTÁ"No organizamos una kermés o un parque de diversiones, sino un festejo con nuestros claros y nuestros oscuros, con nuestras victorias y nuestras derrotas… Estoy absolutamente convencida de que toda la sociedad, los de uniforme y los que no llevamos uniforme, hemos aprendido y hemos entendido" (Cristina Fernández de Kirchner sobre los festejos del Bicentenario, al presidir el acto de los 200 años del Ejército Argentino)"No estamos especulando con sacar rédito de los festejos del Bicentenario, como ya algunos están pensando. Se trató de una fiesta con conciencia, memoria, identidad y justicia. El pueblo argentino fue el gran protagonista" (Néstor Kirchner al inaugurar una nueva sede del PJ en Tucumán, donde presidió la reunión del Consejo Nacional partidario)"Mujica recibió en los últimos días una llamada de un alto funcionario de la Presidencia argentina, en la que le recordó las diferencias del Ejecutivo de ese país con Mauricio Macri, a cargo de la organización del acto. Con delicadeza, le solicitaron incluso que no concurriera al evento” (del semanario montevideano “Búsqueda” respecto de la invitación al presidente del Uruguay para la reinauguración del Teatro Colón, a la que concurrió)"Yo estoy con todos y no voy a arreglar los líos que tienen... Son los lujos de un pueblo rico... se matan en lugar de quererse" (adjudicado a José “Pepe” Mujica, luego de que recordara el Presidente uruguayo que asistía al Colón con su padre “proletario” en la década del 40)"Así como dicen que algunos empresarios aumentan los precios antes de que se vengan los aumentos (salariales), a veces los sindicatos se curan en salud y piden más de lo que deberían pedir" (Héctor Méndez, presidente de la UIA, en declaraciones por radio)
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