domingo, 27 de junio de 2010

PASADO/PRESENTE


*José Luis Jacobo
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No estaba en los planes de nadie, simplemente surgió. Así suele suceder con el pasado, que se presenta sin invitación, con impúdica actitud. Y todo comenzó con un approach de Gustavo Arnaldo Pulti buscando una diversión mediática que alejara la atención del vecino del desastre de su desadministración de las cuentas públicas. En el centro del escándalo está un concejal de la UCR, Nicolás Maiorano, al que por “boconear” le armaron un escándalo por un expediente que el oficialismo impulsa para condonar deudas de empresas ubicadas en el puerto marplatense.
El tema venía de la intendencia de Víctor Daniel Katz Jora, quien había motorizado primariamente el cobro de una tasa a las empresas dedicadas a la actividad del proceso de pescado, para luego cambiar a un acuerdo de reducción de la carga a cambio de un monto que se destinaría a pagar los costos de materiales para reparar las calzadas principales de la zona portuense. La escasa atención que Katz le prestó a sus responsabilidades como intendente en sus últimos meses de gestión dejaron la mesa tendida para que GAP retomara el tema y buscara cerrar el acuerdo con un grupo de empresarios que siempre es útil tener en buena consideración, en su mayoría aportantes significativos a las campañas políticas en la ciudad. Hacia allí marchaba Acción Marplatense cuando concejales de distintas bancadas se cruzaron en el camino de este trasiego y comenzaron a señalar que el acuerdo implica daño al erario público. Uno de esos concejales, Maiorano, habría dicho en una reunión: “este expediente me lo voy a llevar y lo voy a quemar”. Quizá bastó esa tontería verbal para que GAP pergeñara una de sus acostumbradas maniobras espectaculares. El expediente desapareció y los concejales de Acción Marplatense, liderados por su nuevo jefe de bloque Diego Monti, salieron a decir que Maiorano se lo había robado. Pero Maiorano no se calló, muy por el contrario, redobló la apuesta: forzó la presentación de una denuncia penal y gestó un día de furia en el Concejo Deliberante, que llevó a una sesión de algo más de nueve horas. El descargo de Maiorano, que asegura no tener nada que ver con la desaparición del expediente, estuvo seguida por un formidable mandoble a la honra de Gustavo Arnaldo Pulti, revelando algunas zonas grises que el actual lord mayor se ha empeñado por años en mantener ocultas.Corría mayo de 1983, Pulti tenía 22 años, vivía en Mar del Plata y en esa oportunidad fue detenido y sometido a proceso penal por violentar una alcancía de un teléfono público ubicado en avenida Colón y Corrientes. El robo de cospeles era en ese momento una plaga que acosaba a Entel, la cual incluso había ofrecido a las autoridades policiales de la época un premio especial por localizar y detener a quienes desvalijaban los teléfonos públicos en Mar del Plata. Las actuaciones que surgen de la cita en el expediente revelan que el juez Eduardo Julio Pettigiani decide caracterizar el hecho como “robo”, y de allí en más se corre un tiempo en el que la causa tramita con alegaciones de distinto tono. En marzo de 1984, la Cámara Federal integrada por Carlos Herrera, Juan M. Garro y Luis Guerrello señala: “los elementos de juicio aportados en la presente causa constituyen la semiplena prueba de la materialidad del investigado y su responsabilidad criminal en los términos del artículo 366 del Código de Procedimientos”. Finalmente, Pettigiani resuelve sobreseer a Pulti, aduciendo una curiosa teoría de la propiedad, aunque señala puntualmente la existencia cierta de todos los elementos de acción delictual en contra del imputado que evidencia el procedimiento legal. Era una historia vieja, pero insisto en que el pasado suele resistirse a quedarse arrumbado en un lugar intocable. A veces, un golpe de suerte para unos, mala fortuna para otros, lo vuelve presente. Y ya no puede ser escondido.

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