sábado, 13 de noviembre de 2010

CUANTA BASURA ANTES DE ENCONTRAR LO SUBLIME

Escribe Orlando Barone

.....de Luis Bejarano, el sábado, 13 de noviembre de 2010 a las 8:28...Ojalá todos pudieran tener el optimismo de Ángel Cappa. Mientras cesaba involuntariamente en su puesto de director técnico, se hizo ánimo para decir: “Dentro de dos meses nadie se acordará de mi paso por River”. ¿Dos meses? En el fútbol es un abuso de la memoria. Lo que sí es un abuso de la comparación igualitaria es la leyenda del aviso que anunció el almuerzo entre Mirtha Legrand e Ingrid Betancourt. Decía: “Dos mujeres valientes”. Sí, no una sino dos. El creativo del aviso debe haber pensado que si Betancourt fue valiente mientras estuvo secuestrada siete años en la jungla de Colombia, Mirtha Legrand es valiente en Barrio Parque resistiendo la presión totalitaria de la barbarie populista. Un empate. Hablando de barbarie: la escritora española Rosa Montero en su visita a la Argentina como parte del jurado del Premio de novela Clarín, quiso superarse. Entonces escribió lo siguiente: “Estoy en la Argentina, país que amo, en plena resaca mortuoria por Kirchner. Desconfío de las multitudes emborrachadas de sentimientos y me asustan esos paroxismos colectivos que hacen que tu criterio individual desaparezca sumergido en la masa. Diversos experimentos científicos han demostrado que el ser humano prescinde con temible facilidad de su responsabilidad moral si se siente acaparado por la muchedumbre. De hecho, ése es el principio que desencadena los linchamientos. Además, la horda enardecida y unánime posee un atractivo venenoso al que nadie es inmune; por ejemplo, los grandiosos desfiles del nazismo eran de una belleza contagiosa, como demostró el cineasta Leni Riefenstahl. Quiero decir que, de primera, la marea necrófila que vive la Argentina me resultó inquietante.” ¡Ay Rosa! Te ganaste una invitación al programa de Mariano Grondona. Tiene razón el dramaturgo Ricardo Monti, que el Premio Clarín que había ganado por una de sus obras lo tiró a la basura. Hay muchas cosas, no sólo premios, que va llegando la hora de tirar. Aunque a lo mejor no hace falta, porque bastará el sumidero de las anécdotas para ahorrar el esfuerzo. Lean ésta aunque no vale la pena: su autor es Carlos Pagni competidor en alza de Morales Solá en La Nación. Entre ambos litigan acerca de cuál es más feroz en sus diatribas antigobierno y cuál de los dos es más dócil al patronazgo. El texto de Pagni al que me refiero sugiere un duelo opositor irreversible. Dice: “Néstor Kirchner no dejó una viuda sino dos. Además de la presidenta, hay otra dama que hoy se viste de luto: la oposición”. Ajá. A ver adónde llega en su trance funerario. A esto: “La oposición tiene pocas opciones para recuperar el activo que representaba el desprestigio de Kirchner. El más sencillo es buscar otro demonio y polarizar de nuevo el juego. Hugo Moyano se ofrece, a los gritos, para encarnar ese papel”. Cómo no iba a merecer la tapa del diario. Aunque la idea no es original y casi ya está para vieja. Si es por demonizar, también está el presupuesto oficial. Rechazándolo, negándolo, objetándolo, la oposición se desmesura en el irrealismo de querer gobernar a un país que eligió otro gobierno. Un extraño fenómeno de amasijo compacta a fuerzas antagónicas a aunarse con náuseas. Y, aun asqueados entre sí, buscan la destrucción del plan que los está derrotando. El presupuesto los “saca”: no sea cosa que el reparto y la distribución que plantea y dispone siga alentando apoyos que ellos no consiguen. Y así usen trajes de buenos políticos fallecidos, exhiban la vieja filmoteca de películas militantes, reciten en los medios más desconfiables el preámbulo de la Constitución, se exhiban junto a la foto ya amarillenta del palco de La Rural o trafiquen con nostalgia la idea de reeditar otra vez sospechas de presiones y sobornos, no llegan a la altura a que aspiran. Se paran en puntas de pie y agitan los brazos para simular masas que no convocan. Por más que las cámaras amigas los enfoquen para que parezcan más, son cada vez menos. Es que les faltan varios talles para llegar. Se acostumbraron tanto al tamaño small que la política extra- extra large les sobra por todas partes. Al que le sobra tamaño conceptual y filosófico es a León Rozitchner. En Página/12 del día miércoles 10 escribió un texto incomparable sobre género, la condición humana y la ampliación de la ciudadanía. Un texto leonino, de rey, de poder emocional con el poder de la razón. El elogio, creo, me honra. La lectura me mejora. Léanlo: ni los voy a defraudar ni él tampoco. Como tentempié este concepto casi herético sobre Cristina: “Ocupa un rango superior a Evita en la escala de Richter de la evolución femenina”. Y el León continúa: “Por eso, tantas mujeres sumisas y ahítas de alta y media clase, tan finas y delicadas ellas, no nos ahorran sus miserias cuando se muestran al desnudo al dirigirle (a la Presidenta) sus obscenas diatribas: no ven lo que muestran. Son mujeres esclavas del hombre que la ha adquirido -o ellas lo hicieron- y al que se han unido en turbias transacciones, donde el tanto por ciento y las glándulas se han fusionado en una extraña alquimia convertida en empuje que llaman “amoroso”. La envidian a Cristina desde lo más profundo de sus renunciamientos que el amor “conyugal” exige pero no consuela. Cristina las pone en evidencia a todas: se han quedado sin jeans que las ciñan, con el culo al aire. Ella tiene, teniendo lo mismo o más de lo que ellas tienen, lo que a todas juntas les falta, pero saben que tampoco podrían nunca llegar a tenerlo. Por eso ellas no la envidian: la odian como a una traidora de clase -de clase de mujeres, digo-. (…) ¿Y del odio de sus maridos? De esos machos viriles que ven en Cristina, mezclados con sus maduros atractivos femeninos que les hacen cosquillas desde el cerebro hasta sus partes pudendas, a esa mujer que un flaco feo y bizco ha conquistado, no se la tragan. Primero los humilla que sea el suyo un tipo de mujer que nunca ni siquiera pidiera posar en ellos su mirada, y que los supera en inteligencia. Segundo, y como consecuencia, ven avanzar el peligro en la amenaza de un modelo femenino que termine con la sumisión de sus mujeres en las cuales ellos han invertido tanto.” ¿Saben quién me dio a leer todo el texto que no había leído? Mi mujer. Saquen ambos sexos sus conclusiones. Mientras tanto saco las mías sobre el vasto surtido del género humano. ¿Es posible que en el recital de Paul McCartney el Eje del Mal hayan sido los “trapitos”?. ¿Es posible que decenas de colegas hayan sentido la irrefrenable pulsión de condenarlos por encima de los males del mundo? Salvo que haya información de que los “trapitos” actúen bajo la influencia de Bin Laden y de Bernard Maddoff. Presiento que la escala de Richter del criterio del periodismo hegemónico argentino es involutiva. También lo es la escala de la estafa en el ámbito de Güttemberg y de la literatura. La piratería libresca se expande. Está bien, parece de rango, y hasta luce como señal de evolución del consumo que haya ediciones piratas de los últimos libros de García Márquez y Vargas Llosa. Pero, ¿también ediciones tramposas de los últimos libros de Ari Paluch y de Luis Majul? Es como si falsificar ostras diera igual que falsificar hamburguesas truchas....

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