martes, 16 de noviembre de 2010

RIVER, DESDE EL FONDO DEL ALMA

por Vito Amalfitano
vito@lacapitalmdq.com.ar
Enviado especial del diario La Capital de Mar del Plata


Bienaventurados los que están en el fondo del pozo, porque solo cabe ir mejorando. Lo canta Serrat. Lo jugó River. El equipo de Núñez, acuciado por los promedios y su situación apremiante, en un Monumental más "caliente" que nunca, encaró y ganó el Superclásico del fútbol argentino como una final, 1 a 0 sobre un Boca tan inexpresivo como en todo el campeonato, sin Riquelme también ayer, en este caso por un problema físico que no lo dejó gravitar en el primer tiempo y que lo obligó a dejar su lugar para el complemento.
River empezó a ganarlo en las tribunas, con un clima y un ambiente solo comparable a las grandes finales, para desmentir el mito de "frialdad" de este estadio.
River empezó a ganarlo también en la cancha. Con una postura sorprendente y decidida desde el vamos, ante un Boca errático, confuso y sin brújula.
Tanto se habló del esquema de Boca, y al final que salió diferente fue River, con el adelantamiento de Paulo Ferrari por derecha, y con Walter Acevedo partiendo de "8" pero cerrándose para colaborar y armar un "doble cinco" con Matías Almeyda, y empezar a ganar el Superclásico desde los extremos, también con Roberto Pereyra por izquierda.
No fue un dominio sostenido el de River en el primer tiempo, pero siempre tuvo el gobierno de la situación. No tanto por sus propios méritos, que igualmente los tuvo, sino por la confusión de Boca en el armado de una improvisada línea de cuatro después de todo un campeonato de haber jugado con línea de tres en el fondo, en lo que se constituyó casi en ?la madre de todos los problemas? del equipo de Claudio Borghi.
El movimiento de Clemente Rodríguez determinó todo el cambio de postura en Boca, pero dio la sensación que ni Juan Insaurralde ni Matías Giménez, al menos, se sintieron cómodos con la posición del ex lateral de Estudiantes, chocando con él en el sector izquierdo de la defensa del equipo de La Ribera.
No fue casual entonces que River encarara el partido basándose en la presión sobre los endebles extremos de la retaguardia de Boca. Por ese problema en la izquierda con Clemente y cía, y por un evidente problema físico de Christian Cellay en el otro extremo.
Así River presionó y ganó de arranque con las proyecciones de Pereyra por izquierda y las apariciones de Ferrari por derecha, y de Ariel Ortega, claro, tratandose de meter como cuña por ese sector, con Erik Lamela por momentos enganchando. Pero esa presión de River nació en los anticipos y el gobierno de la mitad de la cancha por parte de Walter Acevedo y Matías Almeyda en su retorno.
Paradojica y justamente fue Almeyda al penetrar por el centro quien generó la primera situación a favor de River. Tanta preocupación por los extremos y Almeyda que se metió con mucha decisión y campo libre por el callejón central y dejó en clara posición de gol a Mariano Pavone, quien desvió apenas el remate final.
Boca contestó con una sutileza de Jesús Méndez quien hizo "jueguito" con la pelota y metió un pase de aire para Pablo Mouche, quien se paró mal y se demoró, con lo cuál no aprovechó la posición de gol.
Fue casi lo único de Boca en el primer tiempo. Casi, porque también hubo un penal no sancionado por empujón evidente de Adalberto Román a Martín Palermo.
Pero River, sin un dominio consistente y continuo, pero con el control permanente del partido, sin perder el control nunca, generó varias situaciones más como para ponerse en ventaja. Un remate de Lamela que pasó muy cerca a los 16?; un disparo que Ferrari elevó demasiado casi desde el punto del penal después de ser habilitado muy bien por Pereyra, tras un desborde por izquierda; un tiro libre desde afuera de Acevedo a los 29? que neutralizó con mucho esfuerzo Javier García;y enseguida otra vez la intervención providencial del arquero de Boca para tapar un mano a mano sobre Ortega, tras buen pase de Lamela.
Nunca Juan Román Riquelme, con evidentes problemas físicos, pudo adueñarse de la conducción de su equipo que, como consecuencia, y ante la ausencia de un plan concreto, anduvo a la deriva durante toda la etapa inicial.
Riquelme no pudo más y para el complemento ingresó Christian Chávez. Nunca, de todos modos, pudo Boca hacer pie en el partido. Y, por el contrario, River se afirmó en su decisión, en su enjundia, y en su plan. Así no extrañó que a los 8? el equipo de Nuñez se pusiera en ventaja, aunque lo hizo a través de una jugada con pelota detenida. Córner ejecutado por Acevedo y cabezazo pleno y preciso de Jonatan Maidana para doblegar a García contra un palo. Uno a cero. Maidana firme atrás. Y para resolver el clásico en el área de enfrente. No hay peor cuña que la del mismo palo.
Boca ni ensayó una reacción. Y River siguió jugando el Superclásico como si fuera una final. Pudo haber aumentado con un disparo de Pereyra que se fue apenas desviado y con un tiro libre de Lamela que neutralizó con lo justo por arriba García. El arquero de Boca fue una de las figuras, y ese es uno de los datos que demuestra como fue el encuentro.
También hubo una mano evidente de Caruzzo en el área y otro empujón de Román a Palermo. Más penales que no vio Baldassi.
Boca no había llegado nunca pero sí lo hizo al final. Palermo bajó muy bien una pelota tras un pelotazo en las puertas del área y quedó Chávez para definir de volea pero su disparo se fue arriba.
Hubiera sido absolutamente injusto. Lo de Boca fue un papelón. Lo de Borghi, triste, solitario y final. Y en un Monumental que estuvo menos frío que nunca, River sacó lo que no tenía desde el fondo del alma y ganó el Superclásico que más necesitaba para recomponer su rica historia. Síntesis:
River (1): Juan Pablo Carrizo (6); Paulo Ferrari (6), Jonatan Maidana (7), Alexis Ferrero (6) y Adalberto Román (6); Walter Acevedo (7), Matías Almeyda (7) y Roberto Pereyra (6); Erik Lamela (7); Ariel Ortega (5); Mariano Pavone (7). DT: Juan José López.
Boca (0): Javier García (7); Christian Cellay (3), Matías Caruzzo (3), Juan Manuel Insaurralde (2) y Clemente Rodríguez (4); Jesús Méndez (4), Sebastián Battaglia (4), Matías Giménez (3); Juan Román Riquelme (4); Pablo Mouche (3) y Martín Palermo (4). DT: Claudio Borghi.
Gol: en el segundo tiempo, 8? Jonatan Maidana.
Cambios: en el segundo tiempo, en el inicio, Christian Chávez (4) por Juan Román Riquelme; 18' Fabián Monzón por Jesús Méndez y Lucas Viatri por Pablo Mouche; 21' Carlos Arano por Roberto Pereyra, 26' Diego Buonanotte por Ariel Ortega y 37' Funes Mori por Mariano Pavone.
Cancha: de River (buena)
Arbitro: Héctor Baldassi.

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