sábado, 5 de febrero de 2011

PREOCUPACION DE MONSEÑOR JUAN ALBERTO PUIGGARI POR EL AUGE DE LA DROGA Y LA PROSTITUCION EN MAR DEL PLATA

por Miguel Angel Rubini para el Diario
La Capital de Mar del Plata

Para monseñor Juan Alberto Puiggari, ex obispo de Mar del Plata y actual administrador apostólico de la Diócesis, transcurren días de intensa actividad pastoral. El 22 de este mes, luego de haber permanecido casi siete años y medio al frente de la grey católica local, se despedirá de la misma en el transcurso de una Misa que oficiará a las 20 en la Iglesia Catedral; no obstante se quedará en la ciudad unos días más ya que su asunción como arzobispo de Paraná recién se concretará el 7 de marzo.
Una vez que se produzca su alejamiento de Mar del Plata y hasta que se conozca el nombre de su sucesor, la Diócesis quedará a cargo de un sacerdote que se desempeñará como administrador de la misma y que surgirá de un consejo de consultores. Ayer, en diálogo con LA CAPITAL, Puiggari analizó su gestión y abordó diversos temas que tienen que ver con preocupaciones de la Iglesia Católica.
- ¿Qué significó para usted este tiempo de labor pastoral en Mar del Plata?
- Algo muy importante; nunca pensé que iba a venir a esta ciudad como obispo, agradezco a Dios la posibilidad que me dio de pastorear una Diócesis que tiene tantas inquietudes, por lo hecho con los sacerdotes, consagrados y laicos, fue una experiencia muy rica. En todos estos años se trabajó mucho en temas fundamentales de la Pastoral orgánica: la santidad y el servicio, la familia y la defensa de la vida; mi reconocimiento a la comunidad en general ya que todos, incluidos los no católicos, me trataron siempre con un enorme respeto y cordialidad.
- ¿Le quedaron proyectos pendientes?
- Me hubiera gustado crear nuevas Parroquias y darle más impulso a cuestiones solidarias; también tener mayor presencia en los barrios a través de Cáritas, son cosas que, en razón de mi alejamiento, no voy a poder realizar. En lo social, si bien estamos más tranquilos que en 2003, no podemos dejar de preocuparnos por las personas que siguen marginadas y no viven dignamente, adonde haya pobreza y sufrimiento, la Iglesia tiene que estar presente, estoy seguro de que mi sucesor se va a encargar de instrumentar iniciativas que serán beneficiosas para la Diócesis, creo que hay que prepararse para contener y dar mayor protección a los drogadictos ya que, estimo, van a ser los pobres del mañana.
- ¿Son muchos los turistas que se acercan a la Iglesia durante las vacaciones?
- Muchísimos; si bien cuando vine a Mar del Plata pensaba que los veraneantes sólo iban a pensar en divertirse me encontré con una realidad muy distinta, comprobé que en esta ciudad se da un turismo fundamentalmente familiar y que hay muchas personas que aprovechan su descanso para encontrarse con Dios; basta con ver lo que ocurre en las diez misas dominicales que se celebran en la Iglesia Catedral y con lo que pasa diariamente hasta la medianoche. Lo mismo ocurre en otras localidades de la costa que forman parte de la Diócesis, es como que la gente se da cuenta de que, para lograr un verdadero descanso, tiene que encontrarse con Dios, que es quien reconforta el alma.
- ¿Alcanza la cantidad de sacerdotes que hay en la Diócesis de Mar del Plata?
- La escasez es un tema preocupante ya que hay alrededor de un millón de habitantes, de todos modos, se suple con el enorme trabajo de los que tenemos; agradecemos a Dios el hecho de que en estos momentos haya una veintena de seminaristas marplatenses, todos ellos muy comprometidos, y que dentro de unos pocos días vayan a ordenarse tres diáconos, son circunstancias que nos dan esperanza y nos ilusionan.
- ¿Cómo ve el crecimiento de las iglesias evangélicas?
- Como un fenómeno notable hay que admitir que, comparándolas con las de la Iglesia Católica, tienen otras estructuras y compromisos que hacen que, últimamente, mucha gente se haya acercado a ellas; de todos modos, con el transcurrir del tiempo, comprobamos que hay muchos fieles que, seguramente por su devoción a la Virgen, vuelven al catolicismo.
- ¿Qué opina sobre la prostitución, el matrimonio igualitario y la iniciativa de legalizar el aborto?
- Mar del Plata se caracteriza por tener un turismo familiar y me preocupa que, por un afán de lucro inmediato, pueda llegar a convertirse en una ciudad con turismo sexual, con las consecuencias que ello conllevaría. Acerca del aborto, la postura del Episcopado es defender la vida desde la concepción. En cuanto al matrimonio igualitario, sin discriminar, la Iglesia está convencida de que no es bueno, de que en lugar de fortalecerla, daña a la familia, creemos que cada niño tiene derecho a vivir la experiencia del amor que le pueden brindar una madre y un padre.
- ¿Qué cree que hay que hacer con las familias?
- Robustecerlas ya que, si no tenemos una juventud sana, nos espera un futuro peligroso. La droga, el alcohol y la violencia destruyen el tejido social, en horas de la madrugada es muy triste ver lo que pasa en Alem y Constitución, sobre todo con las chicas, la droga es un flagelo que va a requerir de un gran trabajo preventivo, hay que buscar que los jóvenes se den cuenta de que es un camino sin retorno, Dios quiera que las autoridades adviertan que, para encontrar una solución, hace falta que el Estado adopte medidas concretas.
- ¿Cómo recibió el anuncio de la próxima beatificación del Papa Juan Pablo II?
- Con una enorme alegría, fue algo providencial que nos va a permitir vivir con un aire nuevo ya que la noticia se conoció cuando, debido a algunos escándalos, la Iglesia estaba viviendo un año muy difícil. Para los sacerdotes, como modelo de pastor, misionero y servidor, su figura es emblemática, también para los no cristianos ya que, con la intención de abrir puentes de diálogo con todas las religiones y culturas, dedicó su Pontificado a recorrer el mundo.
- ¿Los escándalos por pedofilia en virtud de los cuales el Papa Benedicto XVI pidió perdón públicamente dañaron mucho a la Iglesia Católica?
- Creo que sí ya que, como dice el propio Santo Padre, lo que más perjudica a la Iglesia no son los ataques que recibe desde afuera, que la fortalecen, sino los pecados que sus hijos cometen desde adentro, de todos modos, Dios, en su infinita bondad, nos hace sacar bien del mal, es por eso que nos está ayudando a darnos cuenta de que tenemos que purificarnos y vivir mucho más seriamente la vocación sacerdotal.-

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