REALIDAD Y DISTRACCION

* Jose Luis Jacobo
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Quién puede ignorar que la ciudad está en estado de abandono; las gacetillas de prensa municipal no son suficientes para tapar la realidad. La construcción del relato oficial -“Pulti enciende luminarias, Pulti visualiza nuevas obras de agua corriente, Pulti y el gobernador Scioli, bla, bla, bla”- no puede engañar al vecino, que ve las calles destrozadas, la suciedad urbana y una inocultable incapacidad de gestión real en donde se requise.
Esta semana, haciendo “como que”, Adrián Alveolite lanzó un comunicado que señala: “la Municipalidad ha sancionado al partido político que lidera Pablo Bruera, intendente de La Plata, por la publicidad desplegada en la ciudad sin pagar el canon vigente”. Un auténtico papelón, en una ciudad que fue tomada por asalto e invadida por cuanta campaña política se decidió por estas costas galanas como plataforma de explicitación preelectoral.
Radicales de ambos bandos -Alfonsín/Sanz-; Pino Solanas; las variantes “K” buscando protagonismo ante su interna, incluida la agrupación “El General”, que cuenta con los curules de Acción Marplatense Leandro Laserna y Martín Aiello; el nonato grupo que impulsa la candidatura a Intendente de Diego Garciarena, todos deberían ser sancionados. Sancionar a Bruera y promocionarlo es una auténtica zoncera. Tomar por débil mental al ciudadano que ve que los que tienen mayores responsabilidades republicanas hacen tabla rasa con el andamiaje institucional es imperdonable.
En estos días, 60 milímetros de lluvia cayeron sobre Mar del Plata. A diferencia de otros eventos climáticos del mismo tenor, las consecuencias fueron mínimas: años de inversión y obras complejas, muchas veces molestas, por fin funcionaron, y los ámbitos habituales de la cobertura periodística de la ciudad ya no funcionan. Eso provoca que se adviertan otras cuestiones, como la del paraje del basurero municipal, la colina más alta de General Pueyrredon: la lluvia colapsó los caminos, la flota íntegra de Transportes 9 de Julio quedó paralizada luego de efectuar el primer recorrido, no se podía ingresar ni descargar los camiones, así que el 80% de la ciudad quedó sin recolección.
Nadie se tomó la molestia de hacer conocer esta situación potencialmente negativa. Nadie comunicó nada a la población, ningún aviso estilo “estimado vecino: por razones de fuerza mayor se suspende la recolección hasta mañana”. Digo, algo que represente desde el sentido común preocupación por lo que ocurre.
No es que en Mar del Plata no se haga nada, pero está claro que no se atienden cuestiones básicas y se juega con abalorios. Tal ha sido el caso del arribo frustrado del crucero Aida Cara: en vez de explicar tremendo fracaso, se armó una operación de prensa para anunciar nuevas escolleras en el puerto y la ampliación de la avenida Vértiz. Consulté sobre el primer punto a Oscar Fortunato, de CEPA, que lejos del estilo afirmativo de las gacetillas del sector público, me dijo que se trataba de estudios a realizarse para ver la factibilidad de las inversiones. En paisano: todavía nada, pura cháchara.
Vecinos de distintos barrios reclaman por el agua que no surge de las canillas, por las arboledas profusas que tapan las luminarias y no cumplen su función. Uno de ellos recuerda: “el Intendente dijo que harían un seguimiento preciso de las arboledas para que no tapen la luz de vía pública”. Y agrega, decepcionado: “se ve que no se acuerda”.
Esta semana corrieron como reguero de pólvora algunos emails que señalan que la Provincia pagó un millón doscientos mil dólares a Florencio Aldrey Iglesias por la utilización del playón de Las Toscas para los cuestionados recitales del verano. Y otra vez se elige la técnica de imponer el relato a como dé lugar, así que para distraer, Daniel Scioli salió a pedir que se quite una línea de carpas de la playa para liberar espacio público. Solícito, el aspirante a dirigente Manino Iriart apuntó en el mismo sentido. Los fuegos artificiales montados para la distracción general están garantizados.