Escribe Daniel Filmus (*)
En cada conmemoración del "Día del Veterano y de los Caídos en la guerra en Malvinas" recuerdo con angustia aquella guerra irresponsable que emprendió la última dictadura. La guerra llevada adelante frente a Inglaterra constituyó una prolongación de la guerra instalada desde el Estado contra su propio pueblo desde 1976.
Está claro que la soberanía argentina sobre las islas Malvinas es absolutamente irrenunciable e indiscutible, pero esto no es así porque a los argentinos nos asista la fuerza como sustento de nuestros reclamos.
Nuestra soberanía sobre las islas es indiscutible porque la Democracia argentina se dio a la tarea de reafirmar nuestros derechos sobre el archipiélago, como un ejercicio propio de nuestra cotidianeidad.
La convicción sobre la soberanía de las Islas nos resulta tan universal que se convierte en un elemento de cohesión que nos involucra integralmente. Es uno de los pocos puntos de encuentro en que todos los argentinos coincidimos, no sólo desde el punto de vista racional sino también sentimental.
Hoy las islas Malvinas forman parte de nuestro territorio aunque estén usurpadas por la presencia británica, porque las islas son "recuperadas" día a día en actos escolares, en debates públicos, en el reconocimiento y reparación de asociaciones de ex combatientes y también en las manifestaciones que realizamos frente a los organismos internacionales.
Hoy por hoy, las Naciones Unidas no deja de reclamar año tras año que Inglaterra reanude el proceso de negociaciones sobre la soberanía argentina sobre las islas y que cese en su empeño colonialista, resabio de su conducta imperial decimonónica.
Por añadidura, nuestros pueblos hermanos de Latinoamérica acompañan siempre nuestro reclamo. Como reafirmó en su oportunidad el embajador uruguayo ante las Naciones Unidas, José Luis Cancela: "Esta rémora colonial que ofende a la Argentina ofende también a toda la América Latina."
Es imprescindible avanzar hacia un nuevo orden mundial donde se discutan pacíficamente las diferencias y se acuerden normas que todos cumplan. No queremos un mundo, como dijo nuestra Presidenta, donde algunos son más iguales que otros. El Bicentenario es el momento para que todos los sectores políticos antepongan esta causa común sobre las diferencias y fortalecer nuestro reclamo como una sólida política de estado.
Debemos continuar concurriendo a todos aquellos foros e instancias internacionales donde reafirmemos los derechos soberanos irrenunciables e imprescriptibles de la Argentina sobre las Islas Malvinas.
La Argentina ha demostrado que la única vía posible para reclamar nuestros derechos es la diplomática. Es posible que algunos crean que ello significará una perpetua negativa británica. Pero nosotros sabemos que la constante presión internacional hará imposible la consolidación del colonialismo británico en nuestras Islas.
Hoy, las Malvinas están integradas a nuestro ser nacional, gracias a la Democracia, al recuerdo constante de cientos de jóvenes que ofrendaron su vida y de los veteranos que aún sufren las consecuencias de la guerra.
Frente al pensamiento arcaico, que echó mano a la cuestión de la soberanía como un intento desesperado de sostener un régimen vetusto y criminal, la Democracia apela a la legitimidad, a la persuasión y a la verdad. Frente a la muerte, la Democracia apuesta a la vida. La Democracia es, por definición y por ejercicio, contraria a la sinrazón de la guerra.
El 2 de abril vuelve a enseñarnos que nuestro ejercicio permanente de reafirmación de los derechos sobre las Malvinas nos involucra a todos, nos identifica y nos compromete con este sistema de vida que defendemos para nosotros y nuestros hijos.
Como bien ha dicho Alfredo Zitarrosa "no hay nada más sin apuro que un pueblo haciendo la historia". Ninguna dominación colonial duró para siempre. Tendremos la perseverancia y la paciencia necesaria para continuar con nuestra justa demanda y también cumpliremos con el deber de mantener la causa Malvinas en el centro de nuestra identidad como argentinos hasta que retorne nuestra "hermana perdida".
(*): Presidente de la Comisión de Relaciones exterior del Senado. Senador por el Frente para la Victoria.
1 comentario:
Desde España solo cabe decir. ¡Malvinas Argentina! ¡Fuera lo Ingleses de Gibraltar! ¡Gibraltar Español!
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