Por Eduardo Cao para
El Retrato de Hoy
Llegó el momento de la parodia explicativa, una habitualidad en los alrededores del poder K. “Los socialistas perdieron 10 por ciento de los votos con respecto a 2007”, Florencio Randazzo dixit. “El pueblo de Santa Fe mostró descontento con Binner”, apuntó Amado Boudou. “(Miguel Del Sel) ha generado una empatía y una simpatía con los santafesinos que los llevó a votarlo, sin pensar tal vez de manera muy profunda si ese conocimiento previo lo habilitaba a gobernar", según María Eugenia Bielsa, ganadora, ella sí, de las legislativas por el FPV.
Al conocerse la magnitud de los resultados del comicio en Santa Fe, recordé, con un dejo de vanidad (lo admito), los varios artículos que escribí dudando de la invencibilidad electoral de Cristina Fernández de Kirchner.
También me acordé de ciertas dificultades que, traducidas en etiquetas de las “livianas” y las “pesadas”, se me endilgaron. Eso, sólo por pensar y escribir que las cosas pueden terminar no siendo como nos las presentan y que el norte de todo aquel que se sienta capacitado para analizar las acciones y reacciones humanas –como debería ser en el caso de la profesión periodística- es el de hablar, escuchar y observar con y a la gente.
Retomo el caso Santa Fe, paradigmático en este año electoral, como lo fue hace días la Ciudad de Buenos Aires, seguramente lo será el balotaje en ese distrito y, siete días más tarde, la elección cordobesa.
Los santafesinos –como los porteños antes- eligieron y rechazaron. Sí, eligieron y rechazaron. Eligieron la moderación, el diálogo y hasta la alegría de ser actores protagónicos en una de las manifestaciones de la democracia. Rechazaron la crispación, el agravio, la injuria, la difamación y, sobre todo, la soberbia.
El socialista Antonio Bonfatti (heredero del presidenciable Hermes Binner) y el sorprendente Miguel Del Sel (impulsado por Mauricio Macri), cada uno con sus características, se encargaron de sepultar en los pagos de Estanislao López, aquellos números hegemónicos con los que nos apabullan las encuestas de un tiempo a esta parte.
Sólo para hacer un ejercicio de memoria, ésa que nos suele jugar malas pasadas a los argentinos: en Buenos Aires hubo un sólo sondeo de opinión que se acercó, apenas se acercó, a la diferencia que Mauricio Macri le sacó a Daniel Filmus; en Santa Fe, ni una predijo la debacle de Agustín Rossi, el representante kirchnerista-cristinista en la provincia. Ambos, Filmus y Rossi, terminaron sus respectivos domingos, en el más absoluto de los abandonos por parte de las principales espadas del Gobierno nacional.
Las cifras finales: Bonfatti, 38,7%, Del Sel, 35,2% y Rossi 22,2%. Para “6,7,8”, el candidato del FPV estaba por debajo “por un poquito” (algo así como 15 puntos a las 10 de la noche) de los dos que realmente disputaban la gobernación. “Cosas escuchares”, don Pancho…
¿Y AHORA, QUÉ…?
En reunión cafeteril del lunes posterior a las elecciones santafesinas, uno de mis contertulios esbozaba una teoría que al principio me pareció descabellada: “Cristina logra más votos que nadie en las internas del 14 de agosto”.
“¿Cómo…?, casi se escandalizó uno de los “cafeteros”, con el aval tácito de quienes lo rodeábamos.
Imperturbable, el hombre que alguna vez simpatizó con el “modelo K”, siguió con su hipótesis: “El 14 de agosto no se definen nada más que las candidaturas para octubre. El kirchnerismo seguirá gobernando y utilizando las mismas herramientas extorsivas que usó hasta ahora para sumar votos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde, teniendo en cuenta lo que sucedió en Buenos Aires y Santa Fe, más lo que se prevé en Córdoba y las heridas abiertas en Mendoza, Tucumán, Salta, La Pampa y Chubut, tendría que ganar con el 50% de los votos”
¿Y…? “Pues que entre agosto y octubre hay casi 70 días y en ese lapso ningún intendente, sobre todo del conurbano bonaerense que siguen enrolados a regañadientes en el llamado “modelo”, hipotecará su liderazgo ni cerrará las puertas a los dineros que le envía Cristina. Harán los deberes que les impone la Rosada. Pero en octubre será otro cantar: cuando se cuenten los votos el 23 a la noche, la situación será irreversible. Si hay continuismo, ellos “caerán parados” y si no, también, incluso ante la posibilidad de una segunda vuelta”.
Me quedé pensando. Si bien la conjetura del amigo del café, no pasa de ser eso, una conjetura, no debería descartarse. Sabedores de los puntos que calzan los denostados “barones” que forman parte de un peronismo que pretende ser devaluado por la invasión setentista del poder K, nada se puede descartar.
Mientras, la oposición hace cuentas y, por fin, más allá de los íntimos deseos de Alfonsín, Duhalde, Rodríguez Sáa, Carrió y el mismo Binner, se da cuenta de que la imbatibilidad de CFK y su corte es apenas un mito creado por vaya a saber uno qué intereses (aunque sospeche su origen).
De aquí en más, se juega otro partido, cuyo resultado es incógnita.
caoelretrato@live.com.ar
El Retrato de Hoy
Llegó el momento de la parodia explicativa, una habitualidad en los alrededores del poder K. “Los socialistas perdieron 10 por ciento de los votos con respecto a 2007”, Florencio Randazzo dixit. “El pueblo de Santa Fe mostró descontento con Binner”, apuntó Amado Boudou. “(Miguel Del Sel) ha generado una empatía y una simpatía con los santafesinos que los llevó a votarlo, sin pensar tal vez de manera muy profunda si ese conocimiento previo lo habilitaba a gobernar", según María Eugenia Bielsa, ganadora, ella sí, de las legislativas por el FPV.
Al conocerse la magnitud de los resultados del comicio en Santa Fe, recordé, con un dejo de vanidad (lo admito), los varios artículos que escribí dudando de la invencibilidad electoral de Cristina Fernández de Kirchner.
También me acordé de ciertas dificultades que, traducidas en etiquetas de las “livianas” y las “pesadas”, se me endilgaron. Eso, sólo por pensar y escribir que las cosas pueden terminar no siendo como nos las presentan y que el norte de todo aquel que se sienta capacitado para analizar las acciones y reacciones humanas –como debería ser en el caso de la profesión periodística- es el de hablar, escuchar y observar con y a la gente.
Retomo el caso Santa Fe, paradigmático en este año electoral, como lo fue hace días la Ciudad de Buenos Aires, seguramente lo será el balotaje en ese distrito y, siete días más tarde, la elección cordobesa.
Los santafesinos –como los porteños antes- eligieron y rechazaron. Sí, eligieron y rechazaron. Eligieron la moderación, el diálogo y hasta la alegría de ser actores protagónicos en una de las manifestaciones de la democracia. Rechazaron la crispación, el agravio, la injuria, la difamación y, sobre todo, la soberbia.
El socialista Antonio Bonfatti (heredero del presidenciable Hermes Binner) y el sorprendente Miguel Del Sel (impulsado por Mauricio Macri), cada uno con sus características, se encargaron de sepultar en los pagos de Estanislao López, aquellos números hegemónicos con los que nos apabullan las encuestas de un tiempo a esta parte.
Sólo para hacer un ejercicio de memoria, ésa que nos suele jugar malas pasadas a los argentinos: en Buenos Aires hubo un sólo sondeo de opinión que se acercó, apenas se acercó, a la diferencia que Mauricio Macri le sacó a Daniel Filmus; en Santa Fe, ni una predijo la debacle de Agustín Rossi, el representante kirchnerista-cristinista en la provincia. Ambos, Filmus y Rossi, terminaron sus respectivos domingos, en el más absoluto de los abandonos por parte de las principales espadas del Gobierno nacional.
Las cifras finales: Bonfatti, 38,7%, Del Sel, 35,2% y Rossi 22,2%. Para “6,7,8”, el candidato del FPV estaba por debajo “por un poquito” (algo así como 15 puntos a las 10 de la noche) de los dos que realmente disputaban la gobernación. “Cosas escuchares”, don Pancho…
¿Y AHORA, QUÉ…?
En reunión cafeteril del lunes posterior a las elecciones santafesinas, uno de mis contertulios esbozaba una teoría que al principio me pareció descabellada: “Cristina logra más votos que nadie en las internas del 14 de agosto”.
“¿Cómo…?, casi se escandalizó uno de los “cafeteros”, con el aval tácito de quienes lo rodeábamos.
Imperturbable, el hombre que alguna vez simpatizó con el “modelo K”, siguió con su hipótesis: “El 14 de agosto no se definen nada más que las candidaturas para octubre. El kirchnerismo seguirá gobernando y utilizando las mismas herramientas extorsivas que usó hasta ahora para sumar votos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde, teniendo en cuenta lo que sucedió en Buenos Aires y Santa Fe, más lo que se prevé en Córdoba y las heridas abiertas en Mendoza, Tucumán, Salta, La Pampa y Chubut, tendría que ganar con el 50% de los votos”
¿Y…? “Pues que entre agosto y octubre hay casi 70 días y en ese lapso ningún intendente, sobre todo del conurbano bonaerense que siguen enrolados a regañadientes en el llamado “modelo”, hipotecará su liderazgo ni cerrará las puertas a los dineros que le envía Cristina. Harán los deberes que les impone la Rosada. Pero en octubre será otro cantar: cuando se cuenten los votos el 23 a la noche, la situación será irreversible. Si hay continuismo, ellos “caerán parados” y si no, también, incluso ante la posibilidad de una segunda vuelta”.
Me quedé pensando. Si bien la conjetura del amigo del café, no pasa de ser eso, una conjetura, no debería descartarse. Sabedores de los puntos que calzan los denostados “barones” que forman parte de un peronismo que pretende ser devaluado por la invasión setentista del poder K, nada se puede descartar.
Mientras, la oposición hace cuentas y, por fin, más allá de los íntimos deseos de Alfonsín, Duhalde, Rodríguez Sáa, Carrió y el mismo Binner, se da cuenta de que la imbatibilidad de CFK y su corte es apenas un mito creado por vaya a saber uno qué intereses (aunque sospeche su origen).
De aquí en más, se juega otro partido, cuyo resultado es incógnita.
caoelretrato@live.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario