lunes, 11 de julio de 2011

LA DEL DEDO MAGICO, UNA FRUSTRANTE EXPERIENCIA PARA LA INVENCIBILIDAD

Por Eduardo Cao para
El Retrato de Hoy

Ahora, la consigna es despegarse lo más rápido posible. Y no es para menos: la derrota en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue tan clara que no alcanzan los argumentos esgrimidos por el relato kirchnerista para esconder la realidad. Esa realidad irreal (permítaseme esta contradicción paradojal) a que nos tiene acostumbrados el oficialismo y, sobre todo, su numen digital, Cristina Fernández de Kirchner.El pobre, pero políticamente valioso, Daniel Filmus recibirá, de aquí en más, los cachetazos más dolorosos por parte de Olivos y la Casa Rosada: lo dejarán solo, solito con su alma. Le sacaron el banquito, diría el ocurrente y simpático filósofo luchador Ringo Bonavena.
No es tanto el problema el Mauricio Macri triunfador (el que no ganó, según el locuaz e irritante Anibal Fernández), sino lo que representa: una centro-derecha (derecha sin centro, dirían en el seno del pseudo progresismo oficialista) que se constituye, por decisión del electorado porteño, en uno de los principales escollos para la continuidad del “modelo” K. Al menos, estiman desde el domingo 10 a la noche, para la ambición de continuidad en 2015. ¿Cómo harán ahora para promover una reforma constitucional que habilite a CFK para otro mandato más? Está destinada al seguro fracaso, más allá de las dudas renovadas sobre la reelección que auguraban ciertas encuestas el 23 de octubre de este año.
¿Todo esto surge de la elección del jefe de Gobierno porteño? Sí y no, respondo. Si bien la CABA es uno de los distritos más importantes en caudal de votos, el triunfo de Macri habla de humores y rechazos sociales. Que no son siempre los mismos, claro. El 14 de agosto será la primera prueba abarcativa, entonces con más traspiés anunciados para el kirchnerismo: Santa Fe, balotaje en Capital Federal y Córdoba. Los tres con importancia nacional y cada uno con sus propias características.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es la de mayor consumo del país y, en general, con una clase media de un nivel salarial superior al del resto del país. Se ve “bendecida” también por los subsidios que el propio gobierno nacional dispuso para el transporte, la electricidad, el gas y los combustibles. En todos estos casos, el porteño paga menos que el habitante del resto del país.
Ni eso alcanzó. Como tampoco bastó la “inundación” de prefectos y gendarmes en el sur capitalino dispuesta por la ministra Nilda Garré, denunciante de una supuesta desprotección macrista con su Policía Metropolitana y de la siempre sospechada y periódicamente descabezada Policía Federal. En las comunas de esa zona, y de todas las circunscripciones porteñas, se impuso el PRO con holgura y mayoría absoluta en algunas y con ventajas apreciables en el resto.
En apariencia –por ahora sólo en apariencia- el electorado de la Ciudad de Buenos Aires, no dejó pasar ni los escándalos Schoklender- Madres de Plaza de Mayo e INADI, una de cuyas protagonistas era parte de la lista del FpV que encabezaba Filmus, ni la responsabilidad de las autoridades nacionales en los graves disturbios y saqueos tras el partido en el que River bajó de categoría, como tampoco el sonsonete apabullante de CFK por la cadena nacional para destacar lo mucho que se haría en el distrito si ganaba “el modelo”.
Pero no ganó. El único que no se sorprendió parece ser vocinglero Aníbal Fernández: "A mí no me llama la atención que la ciudad de Buenos Aires se parezca a Macri: yo no vi nunca nadie a quien le importara tan poco el gobierno".

UN DEDO Y LOS DEMÁS

Aunque sólo se trate de un análisis muy personal, hubo el domingo pasado un aspecto que precipitó al menos la bajada del pedestal oficialista y que pareció constituirse en un dato más del comicio, pero que pudo resultar decisivo a la hora del conteo de votos: el fracaso absoluto de la lista pergeñada e impuesta por el tándem Cristina-Zanini.
Basta mencionar un dato: Juan Cabandié, erigido “a dedo” en Olivos y abanderado de La Cámpora, obtuvo un poco más de la mitad de los votos de Filmus y 30 puntos debajo de su rival del PRO, el rabino Sergio Bergman.
Si no hubiera sido por la “ayuda” de las colectoras oficialistas de Anibal Ibarra y Gabriela Cerruti, hoy estaríamos hablando de debacle legislativa del kirchnerismo.
A propósito de Cabandié, Ibarra y Cerruti, los muchachos de La Cámpora protagonizaron el único incidente en el comicio, cuando casi se trompean con fiscales del ex jefe de Gobierno y de la legisladora de Nuevo Encuentro, por la eterna discusión: “no me escondas la boleta, porque te r….. a trompadas”. Fueron amenazas, no más…
La portadora del “dedo mágico” decidió no involucrarse en la segunda vuelta porteña. Con una rabieta, le alcanzó. Y con las otras dos que se avecinan (Santa Fe y Córdoba) la capacidad de absorción de golpes, estará colmada. Ni los disfraces de “la mejor elección histórica” o “no había candidato presidencial en juego”, alcanzarán.
En Santa Fe, la próxima contienda, el kirchnerismo sufrió una considerable sangría a raíz de aquel “dedo” que hizo desertar a dirigentes políticos y sindicales de las listas del, por el momento, fiel Agustín Rossi. Allí se presume el triunfo de Antonio Bonfatti, discípulo del socialista Binner. A lo sumo, Rossi disputaría el segundo puesto con el “Midachi” Miguel Del Sel, eufórico en el escenario capitalismo del PRO triunfante.
El peronismo cordobés es un caso singular. Alineado con el kirchnerismo, De la Sota se presentaría para la gobernación, mediante un acuerdo con Juan Schiaretti, el actual mandatario. Hasta que Olivos metió mano –para no reiterar tanto lo del dedo-, hizo una lista a su gusto y placer (de ellos y de La Cámpora), y se rompió el acuerdo. El oficialismo nacional será, en Córdoba, espectador de la pelea De la Sota- Juez- Aguad. Y no podrá adjudicarse mérito alguno, cualquiera sea el resultado.
Otro antiguo aliado, el pampeano Carlos Alberto Verna, también rompió con el armado K y renunció a su candidatura a gobernador. Aliado de la Casa Rosada, leyó la lista que le mandaron de Olivos y dio el portazo: habían tachado varios nombres del PJ de la Provincia para reemplazarlos (¡otra vez!) por militantes de La Cámpora, incluida una futura familiar política de Máximo Kirchner.
Ah! Juan Manuel Urtubey en Salta y Fabiana Ríos en Tierra del Fuego, por distintas razones (falta de gas en la provincia norteña productora del fluido y creación de una oponente K en la tierra austral), están más cerca del adiós que del ¡Hola Cristina!
Así las cosas, Daniel Scioli tiene motivos valederos para sus noches en vela: Filmus derrotado, De la Sota y Verna que no aceptaron a los cuadros impuestos por el aparato K y el cordobés con posibilidades de triunfo por y a pesar de eso, Rossi con incierto futuro y él mismo que tiene que lidiar con la imposición de un vicegobernador no deseado. Es mucho para el mandatario bonaerense, aún cuando siga confiando en exceso de la capacidad de su cintura y en que las los díscolos intendentes del conurbano, al final, serán domados. No por él, sino por el arbitrario sistema K de premios y castigos.
La oposición, a su turno, puede encontrarse con un camino más fértil hacia octubre. Sin embargo, ni Duhalde, ni Alfonsín, ni Binner, ni Carrió, dispondrán de “tiempo muerto”. Es cierto que las elecciones de la CABA, les permite ver el futuro desde otra óptica, pero no hay nada definitivo en los vaivenes del humor social. Creer que la derrota del kirchnerismo en Capital y las futuras que se vaticinan llegarán en otros distritos importantes, significará un triunfo propio en octubre, sería un suicidio. Y lo más importante: que los argentinos no intuyan que el triunfalismo cristinista pasó, apenas por un resultado electoral, tan circunstancial como particular, al campo adversario.

caoelretrato@live.com.ar

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