jueves, 9 de febrero de 2012

SPINETTA Y LA BANDA ETERNA


Por Marcelo Gantman
para el Diario La Nacion

Murió Spinetta , que era de River , y ese tal vez sea el dato número uno en el ranking para quienes son de River. Pero encapsular a Luis Alberto Spinetta en el guiño futbolero es perder su dimensión artística, aunque desde un medio deportivo sea casi obligación encontrar ese tipo de enlace. Spinetta no era de River, sino de River Plate, con nombre completo, y así lo ha mencionado hasta en una canción como El Anillo del Capitán Beto que no es por el Beto Alonso y Alonso bien lo sabe. Pero eso importa poco ahora.
Spinetta cultivó amistades con personas vinculadas al deporte, pero lo hizo porque encontraba inquietudes por fuera de sus profesiones. En 1980 decidió emprender una aventura musical en Estados Unidos y grabó un disco en inglés (Only Love Can Sustain) que contenía una letra escrita por Guillermo Vilas (Children of the Bells). Su relación con el mejor tenista argentino siempre era cercana y muy intensa. Ese trabajo fue hecho con grandes músicos y lo mejor en el mercado en materia de técnicas de grabación, pero Spinetta jamás quedó conforme con esa producción. Otro personaje vinculado al tenis también formó parte del universo de Spinetta: Tito Vazquez, el ex capitán argentino de la Copa Davis. Vázquez fue productor de Madre en Años Luz (1984) y eso queda como dato biográfico, pero Tito tenía una relación casi cotidiana con Spinetta donde la sensibilidad por las letras, los pensamientos, el sentido de la existencia y el arte en todas sus formas los ponía en la misma sintonía fina.
Spinetta era amigo de Vilas y Vázquez porque compartían intereses y experiencias, que fueran tenistas era circunstancial. Tan circunstancial como que parte de la vuelta de Almendra, el 29 y el 30 de diciembre de 1979, tuvo como insólito escenario el court central del Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Ya consumada la derrota contra España en la final de la Copa Davis, en una charla de lobby de hotel, Tito Vazquez lamentaba cuan afectada estaba la salud de su amigo Spinetta. Contaba que lo había puesto feliz que Spinetta lo hubiera llamado un día antes de viajar para desearle buena suerte. Valoraba el gesto porque sabía que en esas circunstancias para el músico, apenas un llamado, significaba un esfuerzo extra y por fuera de su agenda médica.
Spinetta no fue un artista popular que precisara ser legitimado por las masas futboleras. Habitaba una galaxia paralela pero con una delicada conexión con esa otra parte de la cultura popular. La Bengala Perdida (Téster de Violencia, 1988) fue una canción inspirada en la muerte de Roberto Basile, un hincha de Racing, por una bengala que cruzó toda la cancha de Boca en agosto de 1983 en un partido entre los dos equipos. Eso era Spinetta: transformó en belleza insolente un hecho desgraciado. Su legado superó a la propia dinámica del fútbol que luego encontró otras formas para matar.
Spinetta era en sí mismo un eficaz antídoto contra la violencia. En una entrevista en el programa de radio ¿Cuál Es?, cuando había editado su disco Un Mañana (2008), pidió no hablar de esa obra y dedicar todo el tiempo del reportaje a generar conciencia por las muertes que se producían en accidentes viales. Su cuerpo entero había abrazado la causa de los familiares y amigos de los estudiantes solidarios del Colegio Ecos que murieron en un choque con un camión cuando volvían de Chaco el 8 de octubre de 2006. Spinetta habló de lo importante que era cuidar la vida y dejó para otro momento la promoción de su disco. En un momento, fuera del aire, quisimos con Eduardo de la Puente contrastar con el propio Spinetta una sensación que compartíamos: que la frase "Barrilete cósmico, de que planeta viniste.." en el relato de Víctor Hugo Morales del segundo gol de Diego Maradona a los ingleses en México 86, parecía un texto spinetteano. "Ni en pedo, no..." contestó Spinetta y dejó todo ahí, en el plano de una broma. Luego nos comentó que su amor por River Plate seguía inalterable. "Pero ya no soy tan fana...", agregó. Que haya dicho "fana" ya es toda una definición de cuanto hacía que Spinetta no hacía del fútbol su interés principal. Alejándose de la maldad.

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