Por Gustavo Demarchi
La que hacen, estimo, los argentinos incluyendo a miles de decepcionados kirchneristas es la misma: ¿Hasta cuando? Como bien se comprende, esta pregunta gira en torno a la esperada y apremiante necesidad de que se derrumbe el desastroso régimen impuesto por los Kirchner.
El interrogante va más allá del 10 de diciembre de 2015, pues resulta arriesgado, hoy, asegurar que no se extienda más allá de ese plazo, no sólo si es sucedido tanto por Scioli o Massa en operación electoral que significará por un lado una mera cosmética al gobierno saliente pero integrante de un mismo régimen por parte del entrante.
Esta inquietud de continuismo en lo sustancial, con retoque en lo formal, se extiende a todos los funcionarios que, de a miles ha nombrado el gobierno K con plazo casi vencido. Su francotiradora en el aérea del Ministerio Público, Gils Carbó, ha dado una demostración de ello efectuando numerosas designaciones “ in extremis ” para intentar garantizarle a los secuaces del “sistema” la impunidad respecto de sus atracos, negociados y latrocinios concretados durante la “cleptocracia” imperante y que no serán alcanzados con la inmunidad que pretenden se confiera a los que logren ser elegidos, en el ignoto “parlasur”, acompañando a la jefa de la banda, la viuda del “abrazador de cajas fuertes ajenas” Cristina Fernández.
Por estas razones es que surge, inquietante, la segunda pregunta ¿Para adonde vamos? Nadie lo sabe con certeza, desde luego que el vacuo Daniel Scioli intenta hacernos creer en la inocencia de los pajaritos y las bellezas de la esperanza pero sin dar razones que sustenten esas vaguedades, lanzadas cada vez que se le ocurre hablar sin decir nada que no sea exhibir su falta de orgullo ante los desprecios que le “sacuden” desde la misma Presidente hasta el más intrascendente “kirchnerista duro”.- Él sigue como Chance Gardiner en “Detrás del Jardín”, de Jerzy Kosinsky, caminado sobre el agua .
De no ser el predicador que no deja de recordarnos que no solo le falta un brazo sino, también, un pequeño ramillete de ideas, se nos aparece en un oscuro horizonte el ex UCEDE Sergio Massa, con su oportunismo de superficie pero consolidando el mantenimiento de las aberraciones jurídicas que posibilitaron la realización de los juicios de venganza.
Massa se esmera en lanzar al olvido que fue un alto colaborador de este régimen perverso, gestor, junto al irreductible malandra de Amado Boudou, del despojo a los jubilados de sus ahorros en la confiscación de las AFJP y que, hoy, prolonga esa “pertenencia” teniendo como coautor y mentor de sus propuestas a Alberto Fernández, Jefe de Gabinete de Kirchner, quien instaló la Política de Estado” basada en la violación del principio de legalidad y en la aplicación retroactiva de la ley penal, sustento del encarcelamiento de miles de argentinos “en contra de las normas funda mentales del derecho internacional” que constituye uno de las tipicidades del Delito de Lesa Humanidad (art. 7.1 “e” Tratado de Roma).
Tanto la Presidente como su despreciado delfín electoral, Daniel Scioli y, como su supuesto opositor Sergio Massa, se destacan por la falta de rigor en la administración pública, por haber desperdiciado, cada uno en ámbito del poder, de la bonanza que nos ofrecía la situación económica internacional necesitada de comodities y cuyos resultados hubieran podido invertirse en obras de infraestructura, salud, educación, ciencia , tecnología y defensa. En vez de ello, este trío para el olvido, se esmeró en el aumento del gasto público, en la concreción de prebendas, aumento de la burocracia, en la realización de contratos en favor de socios o amigos de sus gobiernos sin olvidar la compra de votos que convirtió a gran sector del electorado en desgraciados clientes de un régimen que explotaba sus necesidades en lugar de satisfacerlas, legándonos cifras records de indigencia y pobreza, mientras tanto la corrupción adquiría, también, una Política de Estado.
Ello se hizo en base a una presión tributaria descomunal que arrojó fatales consecuencias como que espantó la inversión local e internacional, desalentó la producción, violentó el comercio, promovió el trabajo en negro y la explotación de personas de países limítrofes en “trabajos” bajas condiciones inhumanas.
Por desprecio a todo lo que significara seguridad se posibilitó el aumento desmedido y alarmante del narcotráfico y, en no pocos casos, funcionarios del régimen K aparecen vinculados con este siniestro negocio, cuestión que puede explicar el porque en la Argentina no has “cartels” privados como los de “Medellin”, “ Cali” o “Sinaloa”: sencillamente por que el “cartel”, acá, es el estado que por acción u omisión esta asociado al este turbio negocio.
Massa debería explicar el porqué, de no pocos capos narcotraficantes, residen plácidamente en su territorio político, del mismo modo que Scioli podría darnos una clase sobre las causas que determinaron que Mar del Plata sea el principal puerto marítimo de exportación de drogas prohibidas a Europa, en especial España.
Frente a esta situación solo nos queda una apelación a la realidad política, de aferrarnos electoralmente a lo que hay, que nos asegure mínimamente que “lo que venga” no esté contaminado de las variantes que nos ofrece el kirchnerismo ensuciando, ya no nuestro lamentable presente, sino también nuestro futuro. Aunque para beneplácito de este país hay periodistas independientes y valientes que denuncian las atrocidades cometidas durante esta década siniestra que ponen en valor el valeroso accionar del Mayor del Ejército Ernesto Barreiro.
Así las cosas no queda, estimo, otra opción electoral que la que nos puede ofrecer el PRO de Mauricio Macri quien últimamente realizó importantes declaraciones en contra de los juicios de venganza y del populismo estatizante, con la sumatoria de otros políticos que puedan mostrarse sin la “vergüenza de haber sido” y sin descartar lo que hoy representa la Dra. Elisa Carrió en su denuncia y lucha contra la corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario