Por Luis D´Elía
Lo que les voy a narrar a continuación es una historia de autoritarismo y de impunidad, en la cual los argentinos parece que, de manera suicida, siempre tenemos el riesgo, la tentación de reincidir. Ya hace varios años, cierto día, mi amigo Néstor Piccone iba caminando despreocupadamente, helado en mano, con su compañera, por la avenida Independencia de la Ciudad de Mar del Plata. Cuando de pronto se le acerca un coche negro con vidrios polarizados, del que desciende un señor desconocido. Lo intercepta y le pregunta: “¿Vos sos amigo de D’ Elía?” Saca dos hojas dobladas en cuatro y le dice: “Entregale esto, es el único tipo con bolas en este país para ir al fondo con este tema”. El anónimo se titulaba “Eduardo Duhalde y el narcotráfico”.Allí básicamente se denunciaba una causa fechada en 1992, cuya carátula se denominaba “Drin según denuncia”, que se tramitaba en el Juzgado Federal Nº 1, en la Secretaria Nº 2, que llevaba el numero 1830.Este juzgado queda ubicado en la esquina de Viamonte y Bolívar de la Ciudad de Mar del Plata. El Juez de la causa era el Doctor Julio Eduardo Pettigiani, y la Secretaria que estaba a cargo de la misma era la Doctora Liliana Bustos. El expediente original fue llevado por el Doctor Pettigiani a la Ciudad de La Plata cuando el Doctor Duhalde era gobernador, y fue entregado al mismo gobernador Duhalde en forma personal.Al poco tiempo Pettigiani renunció a su cargo de magistrado, fue candidato a intendente de la ciudad de Mar del Plata, apoyado por Duhalde, fracasando rotundamente.Luego fue Ministro de Seguridad en la Provincia de Buenos Aires, destacándose por los negociados hechos con helicópteros con prohibición de volar sobre ciudades, móviles policiales y uniformes para la policía comprados a Taiwán, resultando estos ser talles para niños.Posteriormente fue nombrado, siempre por el mismo Duhalde, Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.Básicamente el anónimo me decía que se había perdido una causa que vinculaba a Duhalde con el narcotráfico, y que el juez que la perdió había tenido una meteórica carrera política y judicial como acabamos de señalar.Con el afán de buscar la verdad y la justicia, formulé la denuncia al Fiscal Paulo Starc en Comodoro Py, que rápidamente se sacó el tema de encima y habilitó a la Fiscal Rita Molina (conocida en la jerga judicial como “la manzanera del Departamento Judicial de San Isidro”).Allí formulé finalmente la denuncia e intervino el Juez Federal subrogante, Juan Manuel Culotta, en el Juzgado que había dejado vacante por sus incidentes con Ernestina Herrera de Noble (dueña del Grupo Clarín) el Juez Federal Roberto Marquevich.Independientemente del curso de la investigación judicial, es que, con el periodista Carlos Liñan de la Revista 23, resolvimos tomar la investigación en nuestras manos.Y fue así que nos fuimos a la Ciudad de Mar del Plata a entrevistar, primero, a quien ocupaba catorce años después la titularidad transitoria del Federal 1, dado que el mismo había quedado vacante. Era el Doctor Rodolfo Pradas, quien nos recibe amablemente, nos cuenta que se desempeña en esa sede judicial desde que era un joven meritorio y que recordaba perfectamente que esta causa había existido y era, lo que se denomina en la jerga popular, una “papa caliente”.Se comprometió a investigar en caso de que el Doctor Culotta se lo pidiera, cosa que este último hizo rápidamente.Grande fue la sorpresa cuando el Doctor Rodolfo Pradas y su Secretaria Federal interina, la Doctora Silvia González, le comunican al Doctor Culotta en fecha 13 de setiembre del 2005 a fojas 116 que, en realidad, la causa desaparecida no era una sino 2: la 2860 y la 10313, que en la vieja denominación judicial llevaba el número 3902, y efectivamente, como decía el anónimo, la carátula era “Drin según denuncia”. Acompañan además fotocopias del libro de movimientos del juzgado, y como si esto fuera poco, algún pelotudo se había olvidado de destruir los cassettes con las grabaciones de inteligencia realizadas por la justicia en su momento.Prada nos aclaro que enviaba dos cassettes, pero que tenía conocimiento de que en la bóveda del Tribunal Nº 2 había 60 cassettes más.Obviamente de haberse pedido todos estos materiales de inteligencia, estaríamos en una especie de “Tangentópolis Argentina”, donde varios políticos prominentes de los 90 irían presos o tendrían que haber elegido el camino del suicidio como forma de dignificarse.Estos dos cassettes fueron remitidos por el Doctor Culotta al Departamento Narcotráfico de la Prefectura Naval Argentina, quien procedió al peritaje y desgrabación correspondiente.Allí los narcos, con lenguaje encriptado, hablan entre sí y mencionan a Duhalde y a otros políticos de la Provincia de Buenos Aires, en reiteradas ocasiones, en particular en la vuelta 177 del peritaje, donde dos NN mencionan pedirle a Duhalde el robo de otra causa por narcotráfico. Sí, lo que escuchó, el robo de otra causa por narcotráfico.En la misma jornada decidimos visitar al Doctor Jorge Ferro, Vicepresidente de la Cámara Federal de Mar del Plata, quien ratificó todo lo que veníamos investigando y que, junto con otros cuatro jueces más del Departamento Judicial de Mar del Plata, fueron en su momento testigos de identidad reservada en la causa de marras.Cuando Culotta iba a procesar a Duhalde, porque tenía todos los elementos, fue relevado del cargo, reemplazándolo la Doctora Sandra Arroyo Salgado (esposa de mi querido amigo Alberto Nisman, fiscal especial de la Causa AMIA).La Doctora Arroyo Salgado durante 2 años, aproximadamente, se negó a sobreseer a Eduardo Duhalde.Recién cuando ella pidió licencia por maternidad, un fiscal de apellido Passero (recuerde este apellido: Passero), pariente de quien fuera el Jefe de Policía de Duhalde, actuando como subrogante y desconociendo todas las pruebas que había en el expediente, decide sobreseer al bañero y ex Presidente, vecino histórico de Lomas de Zamora.Lo que sigue es historia conocida: Duhalde me querella por calumnias e injurias en el Juzgado de Servini de Cubría, y en la audiencia conciliatoria yo ratifico todos mis dichos, con la clara intención de transformar el juicio civil contra Luis D’ Elía en nuestro Nuremberg contra la droga y Eduardo Alberto Duhalde.De Narváez es el candidato de Duhalde, el pueblo de la Provincia de Buenos Aires debe saber que De Narváez es el mascarón de proa de Duhalde.Cuando hoy vemos la provincia asolada por el narcotráfico y a miles de jóvenes destruidos por la droga, por el paco; cuando constatamos los triángulos mafiosos compuestos por la política, la policía y la justicia, de las cuales no podemos desembarazarnos, debemos tener bien claro este nombre, en un país propenso a la amnesia y a la anestesia: Eduardo Alberto Duhalde.Posdata: De Narváez es igual a Duhalde. Con no olvidar, suficiente.Esta investigación provocó que balearan mi casa dos veces. La última vez, cinco balazos de calibre 45 en el portón de mi casa a la altura de la cintura.
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