* Paz Rodríguez Niell
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La ausencia masiva de los representantes del kirchnerismo en el Consejo de la Magistratura permitió que se abriera hoy el juicio político del juez federal de Zárate- Campana, Federico Faggionatto Márquez.
No fue un descuido ni un error. El oficialismo decidió no sostener a Faggionatto. La semana pasada, tres de los kirchneristas habían logrado imponer un dictamen de comisión que proponía mantener al juez en su cargo, pero esta mañana ninguno de los cinco se presentó.
Si todos ellos hubieran votado en contra de la acusación, el juez de Zárate-Campana se hubiera garantizado seguir en funciones. No lo hicieron. No usaron el poder de veto que les dio la reforma del Consejo y eso permitió que, con quórum estricto, radicales, jueces y abogados aprobaran la apertura del proceso ante el Jurado y la inmediata suspensión del juez. Para ellos fue una victoria inesperada.
Si antes de la reunión los detractores de Faggionatto albergaban alguna esperanza de que avance el juicio político era por Carlos Kunkel pese a la resistencia que había mostrado el oficialismo. En 2007 él firmó, junto con el radical Ernesto Sanz, una denuncia en contra del magistrado (que no es la que se votó ayer) y la semana pasada se fue antes de que la comisión aprobara el dictamen oficialista. Sin embargo, hasta el jueves pasado la suya parecía ser una posición minoritaria dentro del bloque. ¿Qué pasó desde entonces?
Sin ninguno de los oficialistas presentes, esta mañana circulaban varias hipótesis. Una era la fractura del kirchnerismo. Kunkel no iba a presentarse y su voto era imprescindible para frenar el juicio político si, tal como se preveía, todos los demás consejeros apoyaban la propuesta de acusación de Sanz. Con este escenario, no tenía sentido que los otros kirchneristas se presentaran a defender un dictamen que estaba derrotado. Para colmo, Diana Conti había estado anoche, hasta las 4 de la mañana, en la Cámara de Diputados; Héctor Masquelet volvió al trabajo hoy después de una operación; Marcelo Fuentes está en Neuquén y Nicolás Fernández, en Caleta Olivia.
Otra es que haya existido una "contraorden" del Gobierno, o al menos una decisión de no dar esa pelea. Si es que hubo tal contraorden, qué la motivó es hasta ahora un misterio. Dos consejeros oficialistas aseguraron este mediodía a LA NACION que no existió tal cosa.
Lo cierto es que hoy ni el propio Sanz (que estaba de jeans y evidentemente no esperaba las decenas de reportajes ante las cámaras) podía creer que cuando todo parecía perdido había logrado suspender a Faggionato y enfrentarlo a un Jurado de Enjuiciamiento.
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