jueves, 10 de junio de 2010

LAS EUFORIAS DURAN POCO. AHORA VIENE EL MUNDIAL

*Abel Cacho Ayala
http://www.elretratodehoy.com.ar/


Los festejos del Bicentenario dieron lugar para las más insospechadas interpretaciones, al punto tal que mis colegas que le dan mas importancia a la billetera que a la ciencia, a las 24 horas de terminados los eventos, con el ceño fruncido dieron explicaciones del fenómeno y pretendieron asociar la concurrencia a los distintos actos con niveles de adhesión política. Vergonzoso, pero cierto.
No solo vivimos en una sociedad de una labilidad exacerbada, sino que pretenden confundir la conducta común del pueblo con los mezquinos intereses de los dirigentes y nada más lejos de la verdad que esto.Ya han pasado escasas dos semanas de los festejos del bicentenario y la gala del Colón y el desfile de la avenida 9 de Julio, para lo político han entrado en el túnel del recuerdo. No podría ser de otra forma, cuando en un boca de urna uno se encuentra a la salida de las escuelas con los electores y cuando le pregunta: Cuánto hace que decidió su voto?, uno se encuentra con que más del 25% contesta que lo hizo entre el viernes, el sábado y el mismo día de la elección, como podemos correlacionar a tan largo plazo un festejo con una intención de voto?. O será que nos estamos colombianizando?Pareciera ser que se olvidan que el verdadero pueblo tiene problemas cotidianos que cada día son más difíciles de resolver. No solo tiene que salir a ganarse el sustento para el pan, los medicamentos, la educación y todo lo que exige la vida cotidiana, sino que ahora también tiene que juntar dinero para enrejar la casa, pagar una empresa de seguridad u organizar una cadena solidaria entre vecinos para cubrir su llegada a la noche.El pueblo ya dio una oportunidad en octubre de 1983, cuando por ideales concretos puso más de dos millones de habitantes en la avenida 9 de Julio en sendos actos políticos. Ahí si que había correlación en serio entre la concurrencia y la política.Pero se olvidan que en diciembre del 2001, aunque fácticamente equivocado, la ciudadanía expresó el tan recordado “que se vayan todos”, al cual los políticos no quisieron oír. Se olvidan que en el país en el 2002 se organizaron cientos de asambleas barriales con pretensiones participativas desde abajo y que pretendieron ser copadas y al no poder hacerlo se las dejó morir. No vaya a ser cosa que.Y contra los que muchos piensan, el pueblo, la ciudadanía, por ser espontáneo cofunde, pero no se crean que padece de amnesia selectiva, como aquellos que fogonearon el corte de un puente y después le pide a otros que se hagan responsables del levantamiento del mismo.El “que se vayan todos” ya no existe como enunciado taxativo, pero si existe una traducción al nuevo idioma que podría enunciarse como el “de esto no queremos más”.Pensar que un pueblo no pretende honestidad es absurdo, porque de no existir la misma el único perjudicado es él, porque sabe que lo que se llevan otros malhabidamente no les llega a ellos.Por eso confundir espontaneidad ciudadana frente a los festejos de un acontecimiento patrio con posición política, puede obedecer a ingenuidad o mala intención política.Lo cierto es que la fiesta del bicentenario ya pasó y día a día se extinguen las cenizas de sus festejos y con ellas las especulaciones.Ahora vamos por el fútbol y nuevamente los interesados de siempre llámese políticos, medios o grupos de interés, está al acecho de los resultados para ver si puede hacer metamorfosis con la espontaneidad del pueblo, tal como lo hizo el proceso militar en 1978.Que Maradona, que Messi, que Grondona, que Bilardo, que las Hinchadas Unidas Asociadas, que los barrabravas y que …., y que …., y que….., ya están en plena época de fogoneo. No vaya a ser cosa que el equipo argentino gane el mundial y no le saquemos rédito.Claro que si gana argentina, la bonomía del pueblo va a hacer que la gente salga a festejar a la calle y para vivir una alegría diga “ganamos”, cuando realmente los que ganan son los que están adentro de la cancha. Pero esto sería lo normal.Si esto ocurriera seguramente nos vamos a tener que bancar el triste espectáculo del día después, cuando tengamos que escuchar las asociaciones del éxito futbolístico con los posicionamientos políticos y cuando muchos de mis colegas especulen entre la asociación del resultado del campeonato con la intención de voto.Habrá que esperar el final del campeonato y tener la esperanza que si ocurriera lo peor, o sea que el equipo argentino sea dejado afuera rápidamente, los compradores permanentes de éxito inviten a los 23 jugadores a la Casa de Gobierno y al Congreso para agradecerles el esfuerzo realizado. Mientras tanto y sin hacerle daño a nadie, una parte del pueblo discutirá los errores tácticos, las diferencias de gestiones, hasta que llegue el día después.Siempre sepamos diferenciar entre el pan y el circo, a tal punto que el pan es el que pretende tener cotidianamente la gente, mientras que el circo se ha transferido a la política, al punto tal que hoy la mayoría de los actos se hacen en carpas porque ya no pueden llenar una cancha de primera y menos una avenida 9 de Julio.

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