*Eduardo Cao
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Pocos seres humanos resisten uno de los sentidos comunes más habituales: el de hablar menos y escuchar más. A los argentinos – bueno, en verdad, a muchos, no a todos- nos ataca esa adicción a la cháchara, venga del aparato de televisión, de un atril o de una tribuna. Sí, cháchara, la del palabrerío sin puntos ni comas, vaciado de contenido y enemigo declarado del buen gusto. Todo sea para reescribir la historia.
“Muchos habladores pasan por listos, cuando en realidad no son sino cabezas descansadas. Su cháchara brilla y molesta como rayo de sol reflejado en caldero vacío” (Santiago Ramón y Cajal, 1852/1934, Premio Nobel de Medicina en 1906)¡Qué adicción a la cháchara la nuestra, la de los argentinos! Más unos que otros. Mejor dicho, más los que ocupan con demasiada frecuencia la tribuna y menos, muchos menos, quienes nos devanamos los sesos intentando captar el mensaje y las intenciones. Una tarea nada fácil, convengamos, en esta Argentina del palabrerío, del etiquetado acusador disfrazado de ideología.Convengamos: hablamos de argentinos, pero no todos los habitantes de la geografía social y cultural del país se distinguen por esa manía de hablar por hablar, sin respetar los silencios propios ni los de nuestros circunstanciales oyentes. José María Chiaramonte, a propósito del Bicentenario, escribía en el diario “El País” de España: “Hacia 1810, y durante mucho tiempo después, el término "argentino" designaba solo a los habitantes de Buenos Aires, si bien ya cerca de 1830 comenzó a usarse para denominar a la mayoría de las entidades que hasta entonces respondían a la inicial denominación de "Provincias Unidas del Río de la Plata". Desde el punto de vista personal y a partir del indeclinable afán revisionista, al menos nos asaltan ciertas dudas sobre la verdadera conformación de nuestro declamado federalismo: ¿nos habremos quedado en 1810? El investigador español lo desliza en su artículo. No es cuestión de así como así darle la razón a Chiaramonte, pero como mínimo habría que otorgarle cierto crédito, siempre y cuando hayamos recorrido unos cuantos kilómetros en el “interior profundo” al que se refiere el hoy precandidato presidencial Eduardo Duhalde cuando habla de la Argentina en general y de la provincia de Buenos Aires en particular. En ese “interior profundo” la gente escucha más de lo que habla. Y habla cuando entiende que no alcanza con los silencios para mostrarse tal como es y qué piensa.Por cierto, el extenso introito –“pecado” periodístico que asumo-, puede servir para definir nuestras diferentes reacciones ante determinadas circunstancias. Hay varios ejemplos, todos originados en la “mecánica fundacional” que mueve a nuestros gobernantes. De uno de ellos, me desayuné en ocasión de una visita a Salta. En abril, la Presidente anunció la entrega de una netbook (la pequeña computadora portátil) a cada alumno de la educación media, en el programa “Conectar igualdad”. La primera remesa estaba por llegar en estos días de setiembre, cinco meses después. Del otro programa, para escuelas técnicas y denominado “Uno por uno”, entre julio y agosto llegaron 2.900. Todas, las que están en los establecimientos y las que deben sumarse, no se pueden o no podrán ser utilizadas, hasta que esas escuelas públicas no cuenten con un gabinete especial para recargar las baterías y alguien, designado por los gobiernos nacional o provincial (éste a manos de Juan Manuel Urtubey, hoy “poco confiable” para los K), las ponga en la red. Todo indicaría que hasta el próximo ciclo lectivo, el avance tecnológico que significa la computadora personal estará vedado a los estudiantes de “La Linda”, que sí lo es.Ocurre en Salta, como también podría suceder en otra provincia o ciudad del “interior profundo” alejado de la Buenos Aires del poder central que parece hacer un culto de la cháchara.LOS GRITOS DEL SILENCIOLejos de la línea argumental de la excelente película de 1984 dirigida por Roland Joffé, en nuestras tierras también hay gritos y silencios, más aquellos que éstos.Porque fue un grito, un reto, el del verborrágico Néstor K al gobernador Daniel Scioli cuando, ante un público adicto y aplaudidor de cualquier improperio del patagónico, lo desafió a que dijera quién le “ata las manos” en la lucha contra la inseguridad en el territorio bonaerense. El mismo Néstor que alienta candidaturas de sus más fieles (su hermana, Alicia, Moyano y sigue la lista) en la Provincia para enfrentar al ex motonauta, intenta modificar una realidad que marca que Scioli tiene buena imagen positiva en las encuestas si encabezara una lista peronista sin el contrapeso que significaría el apellido Kirchner. O tal vez quiso “poner en vereda” al mandatario por las versiones que hablan de reuniones con el “enemigo público número 1” de Olivos, Eduardo Duhalde. Quizá haya tenido que ver la prudente distancia tomada por el gobernador bonaerense de las distintas “cruzadas” que libra el oficialismo contra los “infieles” que lo enfrentan a campo abierto. Además, Scioli no escapa a los programas de radio o televisión que critican el Gobierno nacional.Después de la destemplada actitud, no hubo titubeos al lanzar combustible al fuego: para Aníbal Fernández (¿quién otro que el tablonero vocero oficial?) las ataduras a que se refería Scioli las anudaba la Justicia, con su inacción. Y fue desde los mismos mismos despachos presididos por la estatua de la señora con los ojos vendados que llegó, rápida, la devolución del sayo. Estaban esperando en los Tribunales algo así: en la semana, el mismo jefe de Gabinete había apuntado sus cañones al fiscal en el juicio a las juntas militares, Julio César Strassera, acusándolo de haber maltratado a los Papaleo cuando estaban detenidos durante los primeros años del Proceso. Después de todo, don Aníbal no ocultaba el propósito de acreditar la retahíla de CFK al dar una nueva versión de lo ocurrido en los 70, donde todos los buenos estaban de un lado y los malos, aunque hubieran sido buenos antes y durante los 80, estaban del otro. ¿Qué lugar ocupaban los K en esas décadas? Un secreto a voces que alguna vez la historia, la verdadera historia despojada de fanatismos, develará.Volvamos a la batalla, que de eso se trata, entre Néstor y Daniel, por enésima vez humillado en público por un miembro de la familia Kirchner.“Tiene las puertas abiertas en el Peronismo Federal”, invitó Eduardo Duhalde a Scioli, tras la reunión demostrativa de la unidad del justicialismo antikirchnerista y de la que participaron los precandidatos (Mario Das Neves, Felipe Solá, Alberto Rodríguez Sáa y el propio Duhalde), Carlos Reutemann, Juan Carlos Romero, Ramón Puerta, las senadoras Adriana Bortolozzi, Liliana Negre de Alonso y Chiche Duhalde, y las principales espadas del PF en el Congreso y en las organizaciones intermedias.No se manifestaron sólo en ese ámbito las expresiones de repudio a la reprimenda de Kirchner a Scioli. La brecha entre intendentes del Conurbano y el que hasta hace poco era su jefe, Néstor Kirchner, se profundizaron. “Eso que hizo Kirchner no es de peronista; rompió todos los códigos”, cita Mariano Obarrio, columnista de “La Nación”, a propósito de ciertas reuniones reservadas de los jefes comunales que estiman que Scioli se constituye en “el único” reaseguro de un triunfo electoral en 2011.Otro dato no menor para los intendentes díscolos, es la intención manifestada en su círculo más intimo por el propio NK, de habilitar a través de su esposa, la Presidente, las listas colectoras para todas lleven el nombre del ex presidente como candidato. Esto, dicen, provocarían una diáspora de votos que perjudicarían a Scioli, si, como se presume, hay varios candidatos al gobernador impulsados por el oficialismo y otros tantos postulantes a las intendencias, con lo que las jefaturas locales se debilitarían aún ganando.Quiere, el mandamás de Olivos, que en agosto y octubre de 2011, se elija entre el “modelo” (¿) kirchnerista y “los otros”, dejando de lado las gestiones locales. Menos Buenos Aires, al que Kirchner considera vital para sus aspiraciones sobre todo porque no confía en la promesa “pre- reto” de Scioli de no desdoblarlas, el resto está en la mira del ex Presidente. Catamarca, Chubut y Salta elegirán sus autoridades en marzo y, estiman en la propia Casa Rosada, serán derrotas del oficialismo nacional, incluso en los pagos del salteño Urtubey, que habría perdido los favores de Olivos por mostrar “cierta independencia” de las decisiones que emanan de Buenos Aires. En julio irán a las urnas santafesinos y cordobeses, como siempre dispuestos a propinarle alguno que otro golpe al poder central. En Córdoba, por caso, NK está ultimo en los sondeos de opinión para las presidenciales de octubre del año próximo, en un ranking que encabeza, muy alejado de los que lo siguen, el radical Ricardo Alfonsin.Y ya que estamos con el hijo del recordado primer Presidente de la democracia reinstaurada en 1983, si bien su aceptación pública supera a la del correligionario Julio Cobos en la mayor parte del país, sus principales colaboradores siguen haciendo cuentas en la Provincia de Buenos Aires: si logra la candidatura presidencial en las internas abiertas de agosto, la gobernación bonaerense podría quedar en manos del peronismo. Si es el Federal, hay posibilidades de acuerdo, pero si es el kirchnerismo… saben que tendrán serios escollos en la gestión nacional.Por ahora, todo es política ficción. No hay quien pueda asegurar que los unos estarán de un lado y los otros de otro lado. Salvo para los Kirchner, otra vez en retroceso en las encuestas de imagen: para ellos, el bien está a su lado y el mal en la vereda de enfrente, acechándolos. Pura cháchara, diría don Vicente Leonidas.
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1 comentario:
Me dijeron que fito se presenta en ocutubre en Bs As!!!! necesito conseguir hoteles baratos en Buenos Aires para ese momento QUIERO IRR
alguna recomendacion?
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