* Eduardo Cao
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Un mundo de sensaciones, como dice la canción. En ese mundo estamos inmersos los argentinos y como sensaciones que son, tienen un principio, el hoy, y un final que es imposible establecer. Cuando esto nos ocurre intentamos mirar a nuestro alrededor, como buscando ayuda. Más tarde o más temprano nos sucede al enfrentar situaciones que conmocionan. Alegría o tristeza, odio o amor, temor o coraje, después de todo, son apenas estados de ánimo, y, por eso, tan variables como la conducta humana.
“No miréis hacia atrás con ira, ni hacia adelante con miedo, sino alrededor con atención” (J.Thurker)
Las “sensaciones”, esas a las que somos tan afectos en esta parte del planeta, de tanto en tanto nos invaden a punto tal que damos por descontado que forman parte de la realidad cotidiana cuando, en verdad, apenas son signos. Signos de nuestro estado de ánimo, muchas veces dictados por las emociones y no por la lógica elaborada a partir de la mente.
Estamos viviendo la etapa de las sensaciones luego de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner. Las están atravesando los políticos, oficialistas y opositores por igual, y nosotros, cada uno en la(s) vereda(s) que hayamos elegido para transitar.
Aunque no lo percibamos, en este estado, siempre coyuntural, nunca definitivo, nos hallamos los argentinos.
A contrapelo de la frase del ignoto –para mí- Thurker, nos empeñamos en mirar atrás, más con reservas que con esperanzas. Al mismo tiempo, ya que forma parte de nuestra esencia, encaramos el futuro con miedo… ¿a equivocarnos, aunque sea en el diagnóstico?
De otra forma no se explicaría la explosión mediática, que traduce aquellos estados de ánimo, de encuestas actuales que contradicen a las que apenas veinte días señalaban todo lo contrario. Ni una, las de ahora, ni las apenas pretéritas, alcanzan a explicar las contradicciones de la sociedad. Ni siquiera es la permanente atracción que ejercen los muertos, siempre mejores y más buenos que nosotros, los vivos imperfectos. No cometemos el pecado social de recordar que esos mismos muertos antes estuvieron vivos, tan humanos como imperfectos. De eso se trata.
“MIRAR ALREDEDOR”
Sin caer en la tentación ni en el preconcepto sobre el vaivén ciudadano y sobre todo en aquellas simplezas como las que hablan de la raíz cultural y los humores, propongo detenernos en la tercera parte de la sentencia: “…mirar alrededor con atención”. Sí, con atención.
La política es la base del ejercicio propuesto; después de todo, el fallecido diputado y ex jefe de Estado fue el conductor de una expresión política ungida por el voto popular para gobernar el país desde 2003 a la fecha, incluido en ese lapso el traspaso a su esposa de la banda presidencial.
Entre el dolor indiscutible por la pérdida y aquellos vaivenes de la opinión pública que hoy la elevan en la consideración de la gente (quizá producto una de otra), la Presidente atraviesa momentos en que sus decisiones serán observadas a través del filtro social.
Una de esas definiciones ha sido explicitada en público por la propia Cristina Fernández: no habrá cambios en el llamado “modelo”. Claro que no estará Néstor, el constructor, el que resolvía cómo aplicar los resortes del poder y que a partir de su muerte para el oficialismo, ha pasado a la para muchos exagerada categoría de miembro del Olimpo de los elegidos.
Mantener el “modelo” podría significar, por ejemplo, profundizar métodos confrontativos para, al final, conseguir la meta: la Presidencia de la Nación en 2011. Ya sin el ideólogo y a la vez pretendiente de la sucesión, al kirchnerismo la cuestión le aparece al menos como compleja, máxime cuando hay en juego intereses, políticos y de los otros.
De allí que aparezca el nombre de una Cristina Fernández de Kirchner como única alternativa. A muy pocos, en el elenco propio, les da la talla para colocarse la banda dentro de un año. Y los que sí estarían en condiciones, por caso Daniel Scioli, son mirados con recelo.
El gobernador de Buenos Aires se apresuró en dar muestra de lealtad a CFK: reunió a intendentes peronistas y afines que dieron fe de que están en el mismo lado del mostrador. Sin embargo, algunas grietas afloraron: pocos, escasos, jefes territoriales del temido e impredecible conurbano, aceptan el rol de Hugo Moyano como jefe del PJ bonaerense.
El líder de la CGT provoca más rechazos que adhesiones y una muestra fue el vaciamiento de la última reunión de la mesa directiva partidaria, la que no tuvo quórum por decisión de los adversarios internos. Faltó hasta el quilmeño Aníbal Fernández. Las quejas de Moyano a Néstor Kirchner habría sido el último contacto telefónico del el ex presidente en El Calafate, donde moriría horas más tarde. La reunión frustrada entonces tiene nueva fecha: el 29 de este mes. Creen, desde el entorno de Cristina, que para esa fecha tendrán “limadas”, no desaparecidas, las diferencias.
A propósito del jefe cegetista, estaba en Alemania donde recibió dos malas noticias: la Justicia le negaba un recurso de invalidez de peritajes vinculados con irregularidades en recetas médicas halladas en el gremio de los camioneros en el marco de la causa denominada “mafia de los medicamentos”, y se investigaba la dudosa muerte de la ex esposa de uno de sus principales e íntimos colaboradores en el Sindicato.
Volviendo a las internas partidarias del oficialismo, se “intentará aprovechar el efecto luna de miel con la sociedad que tendrá el Gobierno tras la pérdida del líder", escribía Mariano Obarrio en el diario LA NACION citando a “una alta fuente oficial”. Se refería el columnista a “operativos de seducción” a supuestos dialoguistas que forman parte del Peronismo Federal.
Rápido de reflejos, Eduardo Duhalde anunció el lanzamiento oficial de su precandidatura para diciembre próximo. “Nunca dejó de pensar en su candidatura presidencial. No tienen ningún asidero las versiones que indican que en algún momento habría evaluado bajarse de la competencia electoral”, dijeron sus voceros.
El bonaerense marcó la cancha dentro del espacio que integra junto a Alberto Rodríguez Sáa, Felipe Solá, Mario Das Neves, Carlos Reutemann, Ramón Puerta, Jorge Busti y Francisco De Narváez.
Como la Cristina Fernández dispuesta a tomar las riendas del PJ, con ayuda de una “mesa chica”, Duhalde también “miró alrededor con atención”.
No se trata de comparar, que quede en claro. Pero sí de plantear algunos interrogantes a futuro: ¿Habrá internas abiertas y simultáneas, como lo marca la ley vigente pero sin reglamentar? Algunos deben conocer la respuesta; otros la sospechan.
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