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miércoles, 23 de noviembre de 2011
CRISTINA KIRCHNER VERSUS HUGO MOYANO: UNA GUERRA FRIA QUE CONVIENE A AMBOS
Por Carlos Tórtora
para el Informador Público
CFK eligió ayer el cónclave de la UIA para reflotar su confrontación política con Hugo Moyano y ponerle punto final al proyecto de ley de participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas, propiciado por éste. Para la presidente, reinstalar en el imaginario colectivo la polarización con el líder camionero puede tener varias ventajas. Para empezar, con su discurso de defensa ante el avance sindical, Cristina le presenta a la clase media la opción entre un ajuste racional liderado por ella o el desborde gremial con la consecuente espiralización de la inflación. Un miembro del entorno cristinista reconoció días atrás que “planteando la pelea contra el sindicalismo vamos a ganar siempre, porque Moyano está último en cualquier encuesta”. Y agregó: “Macri está copiando nuestra receta y se lanzó contra los docentes, porque sabe que en esa polarización él crece”.
Esta elección del enemigo (la decisión más importante de la política, según Carl Schmidt) también le sirve a CFK para desviar la atención pública de los dos factores más inquietantes de las últimas semanas: el incesante retiro de los depósitos en dólares y la evidencia de que el equipo económico hace agua y que sólo Guillermo Moreno, usando métodos del lejano Oeste, consigue ciertos resultados. La supuesta batalla contra Moyano sirve entonces también para cohesionar a las distintas tribus cristinistas a las que sólo une su actual cohabitación en el poder.
Un equilibrio conveniente
Coincidentemente, en esta especie de guerra fría, Moyano estaría obteniendo no menos réditos políticos que la presidente. Con su reciente ultimátum a la Casa Rosada acerca de la participación en las ganancias empresarias y la elevación del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, el jefe de la CGT reasumió plenamente la representación de todo el arco gremial. Como rúbrica, exigió una bonificación de 2500 pesos a fin de año para su gremio. Y, además, la inminencia de una ofensiva cristinista para ponerle un tope a los aumentos de salarios por debajo de la inflación estaría convenciendo a Luis Barrionuevo y a los gordos de que no es el momento más indicado para moverle el piso a Moyano, sobre todo cuando el tarifazo que se inicia reducirá la capacidad adquisitiva de los salarios y empujará la inflación.
Así las cosas, la guerra fría entre este último y CFK les asegura a ambos consolidar sus respectivas esferas de poder. Si, en cambio, ambos se abrazaran hoy firmando grandes coincidencias, correrían el riesgo de quedar descolocados. Los adversarios sindicales de Moyano dirían que éste se está entregando a la política de ajuste del gobierno. Y la presidente podría, por su parte, transmitir una imagen de debilidad al necesitar de un costoso apoyo gremial. Por último, este equilibrio tan conveniente para ambas partes incluye la existencia de amenazas recíprocas que probablemente jamás se concreten en los hechos. Sobre Moyano pende la espada de Damocles de la causa de la mafia de los medicamentos y la investigación suiza sobre sus cuentas en el exterior. Y Cristina está a tiro de una escalada de medidas de fuerza que podrían paralizar al país.
La Cámpora 1- De Vido 0
En la crisis autoprovocada de Aerolíneas Argentinas, ayer La Cámpora le ganó un combate nada menos que a Julio De Vido. Ayer, el Ministerio de Planificación comunicó que los criterios de rentabilidad mencionados ayer “sólo se aplicarán para la revisión de las rutas internacionales de Aerolíneas Argentinas, pero en ningún caso se utilizará esa lógica para los vuelos de cabotaje”. Es decir que De Vido se desdijo de su anterior anuncio sobre la anulación de rutas deficitarias en general. La razón habría sido que La Cámpora, a través de su vocero, el subgerente general de Aerolíneas Argentinas, Axel Kicillof, se opuso fuertemente a la reducción de las rutas, sobre todo las de cabotaje.
“No es nuestra vocación cerrar las rutas”, sostuvo, y agregó que “aunque Aerolíneas pierda (dinero), si trae turistas que pueden gastar mucha plata en Argentina y ganan otros sectores, bienvenida esa pérdida”.
El episodio sirvió como muestra de que la puja interna de poder en el gobierno sería en realidad bastante más intensa de lo que aparece en los medios.
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